Álvaro Michelin Salomón / ALC.- La Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata (IEVRP) se reúne en Asamblea Sinodal cada mes de febrero. En esta ocasió sercelebra en el Parque XVII de febrero, Playa Fomento, del 3 al 6 de febrero, bajo el lema del libro de los Hechos: “Perseverando en comunión en el templo y en las casas, Comiendo juntos con alegría.”
Participan los delegados/as de las comunidades, los obreros/as, estudiantes de teología, delegados fraternales de otras iglesias y organismos ecuménicos del Río de la Plata y de otros países, y miembros de iglesia que se interesan por la marcha institucional de la IEVRP.
El Sínodo es la máxima asamblea valdense y está en estrecha comunión con el Sínodo de la Iglesia Evangélica Valdense y Metodista de Italia. De hecho, este año asistirá nuevamente, como el año pasado, la vicemoderadora italiana Daniela Manfrini.
Asimismo se espera la llegada de delegados fraternales de los organismos ecuménicos en los cuales la IEVRP tiene participación, tanto en Uruguay como en Argentina (por ejemplo de la FAIE: Federación Argentina de Iglesias Evangélicas), así como a nivel continental (CLAI, Consejo Latinoamericano de Iglesias), y a nivel de iglesias y organismos europeos.
El temario sinodal es muy amplio y para tratar los asuntos con cierta profundidad el Sínodo trabaja en plenarios y en áreas temáticas. Previamente se ha reunido la llamada Comisión de examen, compuesta cada año por personas distintas, la cual realiza una exhaustiva investigación y evaluación del trabajo de las comisiones sinodales, incluida la Mesa Valdense. Este análisis institucional se acota al último año o ejercicio administrativo transcurrido.
Los temas que se abordan son muy diversos, como por ejemplo: Trabajo pastoral, Funcionamiento administrativo, Finanzas, Presbiterios (trabajo regional), Jóvenes, Mujeres, Diaconía, Educación cristiana, Ecumenismo, Página web de la IEVRP, etc.
Durante la noche, después de la cena, se realizan actos públicos de interés religioso y/o cultural. El Sínodo comienza con un culto, termina con otro culto y por la mañana, al comenzar las sesiones, se tienen momentos devocionales.
Antes de la Asamblea Sinodal se reúnen, por un lado el Cuerpo Pastoral de la IEVRP, y por el otro la Asamblea de la Federación Femenina Evangélica Valdense.
El Sínodo elige diversas comisiones de trabajo para el año en curso, por ejemplo la Mesa Valdense que es la comisión administrativa general de la IEVRP. El actual Moderador es el pastor Marcelo Nicolau Genre-Bert, quien comparte su ministerio entre la Mesa Valdense y las Iglesias de Paysandú y Arroyo Negro en Uruguay.
Las actividades sinodales no son dirigidas por la Mesa Valdense sino por otra comisión elegida especialmente para dicha tarea.
...
Historia valdense en Uruguay y Argentina
PES.- La Iglesia Valdense, de la cual forma parte de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, celebró y recordó en el año 2008 150 años de vida en estas tierras de Uruguay y Argentina. En 1858 llegaron procedentes del Piamonte (Italia) a la zona de La Paz, departamento de Colonia, las primeras familias miembros de la Iglesia Evangélica Valdense. Desde este comienzo la inmigración se acrecentó, y en una segunda etapa se diseminó por distintos puntos del Uruguay y Argentina.
Los valdenses, seguidores de Pedro Valdo, surgen en el siglo XII en el sur de Francia como movimiento cristiano buscando la autenticidad del Evangelio a través de la predicación itinerante, lo que les cuesta la separación de la Iglesia Católica Romana. Se diseminan por Europa, siendo duramente perseguidos en Francia e Italia y se instalan con mayor concentración en los valles alpinos del Piamonte en Italia.
Tildados de "secta herética", en realidad los valdenses no eran otra cosa que laicos católicos que reivindicaban el derecho a predicar el Evangelio sin ser sacerdotes. Por ello serán excomulgados hacía el año 1184; comenzando a partir de allí un tiempo de persecución, robos, torturas, juicios, ejecuciones y masacres. Para escapar de un exterminio total se refugiaron en una zona montañosa de los Alpes (norte de Italia), conocida hasta hoy como “valles Valdenses”.
Se adhieren a la Reforma Protestante en una asamblea -"Sínodo"- en 1532 y dejan de ser movimiento para transformarse en Iglesia Valdense, construyendo templos y capacitándose más en teología, sin dejar de sufrir persecuciones. Esta situación perdura hasta 1848, fecha de la proclamación del edicto de Emancipación del rey por el cual los valdenses acceden a los mismos derechos civiles y políticos de sus conciudadanos. Esta nueva situación permite, entre otros hechos importantes, la posibilidad de emigrar, considerando las dificultades económicas por la superpoblación de los valles y años de malas cosechas.
En estas condiciones llegan al Río de la Plata, en grupos, a partir de 1858, con el deseo de trabajo pero también con la voluntad de mantener y estimular la formación cultural en un nuevo medio. Pronto vienen pastores y maestros para las nuevas generaciones que son numerosas.
Entre las principales características de su vida de fe sobresale la Biblia -"La Palabra"- como fundamento. La Biblia como Palabra de Dios es traída por los migrantes, entre las escasas pertenencias, leída y estudiada en familia y en los encuentros comunitarios.
La proclamación libre de la Palabra de Dios, sin condicionamientos, la llevan a cabo hoy en cultos, estudios bíblicos, devocionales, escuelas bíblicas para niños y niñas y cursos de capacitación. "La Palabra", sostienen, "nos enseña, nos interpela, y todos somos protagonistas, tanto en la lectura como en la interpretación y su puesta en práctica."
Destaca también entre los aldenses el apego a la tierra y su vinculo con ella como espacio para la vida. "Ella" [la tierra] "es sentida como don de Dios, por ello todavía en muchas comunidades se celebra la fiesta de gratitud o de la cosecha. Ese sentir nos compromete en el esfuerzo por respetarla y cuidarla como espacio de vida. También defendemos el arraigo a la tierra y el derecho a vivir en ella y de su producción. Su cuidado es en tanto don de Dios, que debe permitir nuestra vida y la de quienes vengan después de nosotros y nosotras."
Siglos de persecuciones han forjado al pueblo valdense como amante y respetuoso de la libertad. "Esa larga lucha por la libertad negada, nos hace respetuosos de la libertad de los demás. Por ello nunca pretendemos imponer ni proclamar nuestros pensamientos con la pretensión de verdaderos o exclusivos."
La Iglesia Valdense destaca también por su compromiso y defensa de la diversidad, que entiende "como un don de Dios y una posibilidad de enriquecimiento mutuo". Tiene también una clara vocación ecuménica de buscar "el encuentro con otros y otras".
La prioridad de la educación es otro signo distintivo d elos valdenses. Desde la instalación de las primeras familias valdenses crearon escuelas en los templos. Estos emprendimientos fueron pasado a manos del Estado. Desde entonces, los valdenses se han preocupado por brindar actividades formativas, para niños, adolescentes, jóvenes, en pro de propiciar un protagonismo social, promoviendo actividades recreativas, deportivas, culturales, encuentros sobre temas de interés, campamentos. "El objetivo ha sido y es, la formación en valores como el respeto, la solidaridad, la búsqueda de la justicia, una cultura de paz y compromiso activo en la vida social."
El largo tiempo de sufrimiento y pobreza vivido por sus antepasados les da un perfil de austeridad, pero también de una búsqueda constante de la fraternidad humana como forma de llegar a situaciones de mayor justicia. Es así que se han propiciado emprendimientos cooperativos, espacios de ayuda mutua, como también el ejercicio de la solidaridad hacia quienes más lo necesitan, sean niños, niñas, ancianos, familias afectadas por dificultades en la salud, la vivienda, la alimentación, la falta de trabajo.
El canto comunitario y el canto coral constituyen una vocación especial por medio del cual se da testimonio evangélico. Cuando los valdenses llegan al Rio de la Plata, junto a sus biblias traen el Salterio (los 150 salmos y otros cánticos bíblicos, como el Cántico de María, el de Simeón y otros) con letra y música. Luego vino la edición de un himnario en castellano, y los más actuales junto a otras iglesias. Así también se fueron incorporando ritmos e instrumentos de nuestro contexto rioplatense y latinoamericano. Tanto en cultos como en encuentros de canto, constituye la expresión de nuestra fe.
Organización Institucional
La Iglesia Evangélica Valdense se rige por una jerarquía de asambleas que, sobre la base del testimonio bíblico, como iglesia reformada, confiesa a Jesucristo como único "Jefe y Señor".
A nivel local, cada una de las 24 iglesias constituidas tiene su Asamblea de Miembros que elige anualmente al Consistorio, órgano ejecutivo compuesto por diversos ministros: ancianos, diáconos y pastores.
A nivel regional, la iglesia está organizada en Presbiterios, que también eligen anualmente una Comisión Presbiterial con funciones ejecutivas. Son éstos: Presbiterio Norte Argentino (PNA), Presbiterio Centro Argentino (PCA), Presbiterio Sur Argentino (PSA), Presbiterio Norte Uruguayo (PNU), Presbiterio Colonia Norte y Soriano (PCNyS), Presbiterio Colonia Sur (PCS), Presbiterio Este (PE).
Para su funcionamiento, cada año se realiza la Asamblea Sinodal o Sínodo, que se compone por delegados de iglesias, pastores, asistentes de iglesias; en el Sínodo se elige a la Mesa Valdense, instancia u órgano encargado de ejecutar las resoluciones sinodales y de representar a la iglesia oficialmente en asuntos legales y jurídicos, ante el o los Estados.
http://www.valdensesdelsur.com/
...
Sigue la actualidad de Periodistas en Español en nuestro
Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla
.
Indica nombre, apellidos, profesión y país.

La fraternidad -que es algo que en la crónica se dice es importante para ellos- es más fácil de "predicar" que de practicar, pues las religiones suelen ser buenos con el prójimo casi siempre a cambio de algo, a veces como "vendiéndoles el alma al revés". Una fraternidad verdadera no debe tener ninguna condición, más que la de amar a los otros seres humanos como hermanos sean quienes sean, incluyendo a los de otras fe y a los que no tengan ninguna o estén indecisos, pero sin presionarlos hacia esto o aquello; que el único requisito sea el ser un humano y existir.