Conrado Granado
Se ha cumplido el primer año de Gobierno del Partido Popular liderado por Mariano Rajoy, que ganara las últimas elecciones generales por mayoría absoluta tras una oposición inmisericorde de cuatro años hacia y contra el anterior Gobierno socialista liderado por José Luis Rodríguez Zapatero. Éstos últimos pagaron sus fallos en las urnas, que los tuvieron, por lo que una inmensa mayoría de españoles, a través de sus votos, se echó en brazos de unos populares que anunciaban en su programa y en sus palabras la buena nueva: esto es, que iban a sacar a España del atolladero en que, decían, nos encontrábamos.
Transcurrido este primer año de Gobierno popular es hora de hacer balance a través de la vía de los hechos, que son los que a la hora de la verdad cuentan, porque si acudimos a las promesas populares, a cualquier persona con un mínimo de sentido común puede darle un pasmo. Porque a estas alturas de la historia, el país que prometieron enderezar se encuentra bastante peor, en todos los sentidos. Con la ciudadanía manifestándose en las calles de pueblos y ciudades, a punto de estallar, con mareas verdes de enseñantes manifestándose, mareas blancas de sanitarias, mareas negras, de desahuciados, de funcionarios, de gente que empieza no tener para comer, mientras nos acercamos a los seis millones de parados.
Es cierto que atravesamos por una difícil crisis económica, y que a la internacional que nos afecta directamente debemos unir la causada por el ladrillo en España, provocada en gran parte por aquella Ley del Gobierno del entonces presidente José María Aznar de los años ochenta que convirtió a España en una parcela urbanizable. Podría resultar comprensible que se pidiera sacrificios a los ciudadanos si al mismo tiempo no se amnistiara a defraudadores de la peor estopa, se hiciera la vista gorda con banqueros de sueldos e indemnizaciones millonarias, mientras esos sacrificios recaen sobre los de siempre, los que menos tienen, al tiempo que a los empresarios se les ha puesto un puente de plata vía Ley de Reforma Laboral para despedir a cientos de miles de trabajadores, como así están haciendo al calor de dicha Ley.
Pero lo que resulta inadmisible, verdaderamente inadmisible, son toda aquella serie de mentiras con las que el Partido Popular llegó al poder, y con las que siguen gobernando, hasta el punto de que han hecho de la mentira su código de conducta. Mienten tanto, que a uno se le abren las carnes cada vez que algún miembro del Gobierno hace acto de presencia. Lo malo del caso es que esas mentiras, embustes, engaños o falacias acaban cayendo sobre una ciudadanía que no se lo merece, pero que sin embargo los votó por mayoría absoluta hace un año, porque creía en sus palabras.
Por suerte o por desgracia existe memoria histórica, hemerotecas, documentos, y como informador que a modo de escriba describe la realidad de lo que está sucediendo, basta con recurrir a estas fuentes para saber qué decían que iban a hacer, qué han hecho y qué están haciendo. Porque desde aquel insensato (no tiene otro calificativo) que dijera estando en la oposición que se dejara caer a España, que ellos (los populares), “la levantarían”, a estas alturas, han dicho y hecho otras muchas cosas, mientras aquel sujeto ostenta hoy una cartera ministerial.
Decía en noviembre de 2011 el hoy Presidente del Gobierno Mariano Rajoy que “los del PSOE son maestros en decir una cosa y hacer otra”. Pero, ¿qué han hecho y están haciendo ellos, desde el Partido Popular? ¿Queda en pie algo de todo lo que prometieron tanto en campaña como en la oposición? Menos mal que al menos disponemos de un atisbo de sinceridad en las palabras de Jesús Aguirre, portavoz del Partido Popular en el Senado, que dijo en su momento: “Ya no estamos en campaña. Es momento de decir lo que de verdad pensamos”. Palabras que dicen mucho de lo que tenían pensado hacer, por mucho que lo adornaran con palabras rebuscadas.
Porque desde el Partido Popular dijeron, entre otras muchas cosas, que no avalarían a los bancos, y los han avalado con dinero público, con dinero de todos, con el dinero de ese pensionista de no llega a los 500 euros al mes, hasta el de esa persona que tiene que ir a comer a Cáritas, o la Cruz Roja. Dijeron que no subirían el IRPF, y lo han subido. Que no abaratarían el despido, y lo han abaratado, regalándoles un cheque en blanco a los empresarios. Que no se recortaría en sanidad y en educación, y se ha recortado, y cómo. Que no subirían el IVA, y lo han subido. Que con ellos mejoraría la situación económica, y ha empeorado. Que bajarían el paro, y nos encaminamos hacia los seis millones de parados...
Y no son invenciones del periodista, no, son verdades contantes y sonantes, y están documentadas: El presidente Mariano Rajoy dijo muchas cosas, y con unas pruebas basta. “La subida del IVA afecta fundamentalmente a pensionistas y parados, que dedican la totalidad de sus ingresos al consumo. Subir el IVA es un sablazo de mal gobernante” (Marzo de 2010). “Le voy a meter tijera a todo, salvo las pensiones públicas, la sanidad y la educación” (Noviembre 2011). “Subir los impuestos me parece un disparate” (Esperanza Aguirre). “El problema económico de España no se soluciona con el abaratamiento del despido” (Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, junio de 2010). “Es vergonzoso que planteen subir impuestos” (Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno). “Los trabajadores que estén tranquilos, que aquí está el PP para defenderles” (María Dolores de Cospedal, en la Escuela de Verano del PP catalán).
Con el suma y sigue habría para escribir un libro con todas las promesas hechas por el Partido Popular antes de su llegada al Gobierno, si la verdad de los hechos no hubiera demostrado que se trataba de una estrategia para llegar al poder, con un excelente resultado en las urnas para dicho partido, y sus consecuencias tanto para ciudadanos como los grandes negociantes que esperaban prestos a la vuelta de la esquina de Génova, sede de los populares: privatización de la gestión de la sanidad, potenciación de la enseñanza privada en detrimento de la pública, recortes en las becas para los que menos tienen, adiós a la Ley de Dependencia, copago farmacéutico, no actualización de las pensiones, etcétera, etcétera.
Siempre les queda la excusa que emplean como muletilla en cualquier intervención: todo esto es debido “a la herencia recibida”. Esa frase es de mal pagador, porque tras un año de Gobierno del Partido Popular tenemos medio millón más de parados, la sanidad pasando a manos privadas, la educación deteriorada, los pensionistas perdiendo poder adquisitivo, más que en los siete años anteriores de Gobierno socialista, los dependientes sufriendo las consecuencias, enfermos que tienen que pagarse medicamentos y desplazamientos. Y cuando todo está sucediendo, con las calles llenas de manifestantes un día sí y otro también, un prohombre del PP, el presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Ignacio González, dice que hay que regular la Ley de Huelga. ¿Se llegará a prohibir manifestarse libremente a los ciudadanos, mostrar su opinión ante lo que están sufriendo en sus carnes? Tiempo al tiempo.
Sigue la actualidad de Periodistas en Español en nuestro
Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla .
Indica nombre, apellidos, profesión y país.

Porque gobiernen para ellos, defiendan sólo los intereses de sus amos (curas y banqueros, por ejemplo) y olviden a la población en general.
Porque su autoritarismo innato les lleve a tomar medidas de tinte parafascista o directamente nazi (modificaciones propuestas al código penal).
Porque su incapacidad manifiesta les impida una mínima aproximación racional a la realidad y una actuación mínimamente lógica (mamarracheo en Europa)
Tenemos un gobierno que rezuma excelencia en las tres. Lo nunca visto. Y lo hemos votado por mayoría absoluta.
Decía el poeta "De todas las historias que conozco, la más triste sin duda es la de España... porque termina mal."
Feliz año nuevo