Mercedes Arancibia
Silencioso e inmovilizado en un sillón de ruedas desde hacía una década, el más célebre de los realizadores japoneses, Nagisa Oshima, ha muerto el 15 de enero 2012, a los 80 años, y con él desaparece una de las piedras angulares de la modernidad cinematográfica, uno de los más eminentes miembros del viento de renovación que sacudió en los años 1970 los platós de todo el mundo y terminó con el convencional lenguaje cinematográfico que todos sus antecesores practicaban, desde los orígenes del cine sonoro, para dar paso a una generación de provocadores iconoclastas que exploran las contradicciones sociales de sus respectivos países y que en Japón se identifica con la obra de Oshima.