Ignacio Fontes
[Otra gavilla de folios: ánimo, que se habla de cosas principales y muy entretenidas: de la Iglesia católica y los planes de la Unesco para que en 2030 sea homosexual la mitad de la humanidad; de la espeluznante matanza de Arizona y de la extraña paliza de Murcia, City without Law, y un primer acercamiento al análisis de la crispación provocada por las derechas extremas de allí y de aquí. Para desengrasar, dos guindas: una nueva entrega de ¿Separados al nacer? y una ilustración de actualidad exclusiva para periodistas-es.org de José Luis Molleda, buen humorista, mejor pintor. Pasen y lean la nueva función. No se la pierdan].
Ratzinger beatifica a su antecesor, Wojtyla, y la ventanilla ad hoc para la santidad del Vaticano dice que el mérito reside en la curación “inexplicable” de una monja, creo. Pues si es por eso, Wojtyla ya podía ser santo, porque mucho más “inexplicable” es que encubriera la pederastia eclesiástica durante casi un cuarto de siglo y, especialmente –¿Santidad con aura, entonces?–, las infamias de su amigo Marcial Maciel, el trueno vestido de nazareno violador de seminaristas y padre secreto y desnaturalizado que fundó la secta autodenominada Legión de Cristo, camarilla católica integrista a la que pertenecen personajes (o no) de la política española: Botella, Acebes, Michavila, Camps...
Y es que las enseñanzas de Cristo son tan interpretables como las soluciones de las crisis. Así, cuando dijo aquello de “El que escandalizare a uno de estos niños que creen en mí, más le valiera que le colgasen al cuello una piedra de molino de asno y le hundieran en el fondo del mar” (Mt 18, 6), hay quien cree posible que se refiriera exclusivamente a la alegre pandilla de niños que lo rodeaban en aquel momento de memoria bíblica. Así lo debía de sostener el papa Bonifacio VIII (1294-1303), el quídam que decía que “El darse placer a uno mismo, con mujeres o con niños, es tanto pecado como frotarse las manos” (Karl Josef von Hefele, Historia de los Concilios de la Iglesia [Conciliengeschichte, 1855-1874], vol. II, libro 40, art. 697)...
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Y ya que hablamos del seductor fru-frú de las sotanas integristas, estoy que vivo sin vivir en mí desde que el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández –discípulo de otro obispo integrista: Antonio Cañizares, ex de Toledo y primado de España, y ahora con momio vaticanista, quien dijo que era pecado no ir a un mitin-misa que organizaron en Madrid hace unas semanas– arrojó en una homilía pergeñada para el Día de la Familia que, según le había confiado el cardenal Ennio Antonelli, presidente de otro momio vaticano, el Consejo Pontificio para la Familia, “la Unesco tiene programado para los próximos veinte años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual” (“El obispo de Córdoba cree que la Unesco hará homosexual a la mitad de la población para 2020” [Si son veinte años, será para 2030: el legendario rigor de la prensa digital...], M.P., El Plural, 30/12/10).
No vamos a entrar –y mucho menos salir– en la estrategia de Naciones Unidas para conseguir sus diabólicos planes igualitarios. Bástenos saber que lo dicen un cardenal y un obispo con todo su golpe, dos, de autoridad. Es más, añadiremos lo que, quizás por no ser de su negociado, los tales Antonelli y Fernández de nuestros pecados nos ahorran: otros planes secretos y ominosos que yo, cumpliendo el sagrado deber periodístico, les revelo: la FAO pretende que la mitad de la humanidad seamos vegetarianos en 2030; el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, que la mitad estemos a la intemperie; el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que estemos medio infantilizados (y, coherente con la Unesco, en fase anal); la Office on Drugs and Crime, que por cada dos personas haya una endrogá y la otra, criminal; la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el 50% seamos enfermos crónicos y los otros, hipocondríacos y, para no alargarnos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo pretende que las campanadas de diciembre de 2030 coja enrollada a media humanidad y desenrollada a la otra.
Por pura caridad cristiana no nos lo dicen Antonelli ni Fernández –ni lo asienten y aplauden los restos de la Conferencia Episcopal Española y el Colegio Cardenalicio en cónclave–, pero ellos saben que el nombre ONU no es más que un eufemismo: el hipócrita acrónimo de la Organización de las Naciones Unidas es para disimular las iniciales de Otis, Nabero y Ufir, nombres todos de Satán [Véase, que hay asiento web para la estupidez de todas las creencias: Diccionario de los Infiernos].
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A ver, que a mí me da igual, que yo no gasto de esto más que lo mínimo que despachan en el kit para convenciones sociales: muchos funerales, alguna boda y algún bautizo (ni una sola primera comunión), pero, ¿creen que diciendo tales gilipolleces life size van a hacer clientela, de la que tan necesitados están (la crisis global también ha afectado a la fe)? ¿No entienden que, por el contrario, así ahuyentan a los que vienen con el Explorer instalado de fábrica y los invitan a largarse al Mozilla Firefox, que encima tiene nombre con reminiscencias de diablesa ardiente? ¿Que cualquiera que tenga dos dedos de frente digna dirá, en defensa propia: oiga, a mí no me confundan con esta recua de fanáticos y, que, en consecuencia, su feligresía será desecho de tientas?
Encima, Benedicto XVI, quien debe de tener tantos remordimientos en la espalda que, aparte de hacer beato a Juan Pablo II –pensará: algo me tocará a mí en el futuro...–, llega y va y abole (a duras penas, que la RAE no se lo permite) el purgatorio. De otro plumazo, se suma a la tradición papal de jubilar los paraísos artificiales. Ya lo hicieron con el limbo, el invento más bobazo de la religiosidad, un gueto destinado a castigar a los niños muertos sin bautizar –animalicos...– y después, con el infierno: que no era de recibo que frente a una humanidad que lucha con denuedo por abolir (esta vez con las bendiciones de la RAE) de la faz de la tierra tanto la pena de muerte como la reclusión perpetuas, la Iglesia santificara ese horrible recinto de prisión y tortura perennes (aunque, algo es algo, lleno de cuerpos desnudos y sin alas, que no hay tejido ni pluma que aguanten el ánimo posesivo del fuego inextinguible). Desde estos días en adelante, pues, el purgatorio tampoco existe y pasa a ser un fuego interior y por tanto, como la acidez de estómago, los celos y la envidia, por ejemplos, un estado transitorio que se cura con arrepentimiento y penitencia o con olvido o una nueva preocupación más urgente, como el antiácido, una nueva novia y un premio de la Primitiva remedian, respectivamente, los males citados.
Es un gran paso para la humanidad doliente, que ya sólo podrá ir al cielo –si es que un próximo papa no lo abole (a pesar de los reparos de la DRAE)–, pero un problema de tomo y lomo (o de co..., narices) para la Teología y el establishment católico.
Vamos a suponer por un momento terrorífico que los desnortados Antonelli (Ennio, no Laura) y Fernández (Demetrio, no Florentino) estén en lo cierto y que nada más que dentro de veinte años, pasómañana como quien dice, la mitad del género humano pierda aceite (aunque en el caso de la homosexualidad femenina, ¿sería más riguroso decir “guarda aceite”?: disculpe el lector: como estamos en la fase inicial del amariconamiento satánico global nos faltan expresiones y léxico); si el 50% de la humanidad serán/seremos practicantes (o no, pero no por falta de ganas) del nefando pecado, que se decía, o del vicio fricativo –que el hombre nunca ha tenido muy claro que el lesbianismo sea la fase femenil del homosexualismo–, ¿qué pasará en los colegios, los seminarios, los conventos? Si, como insiste la jerarquía, es cierto que actualmente los curas pederastas son sólo una minoría minúscula, ¿qué será de nuestros niños cuando un 50% de las promociones de curas y mongas (monja misionera en el Gapón) sean eso, lo que el pudor y el respeto al lector nos impide prenunciar? –aunque Hermann Tertsch sostiene en ABC que “todos los curas” son ya “fascistas y maricones”; éste ni respeta el igualitarismo ni espera a los efectos de la encomiable labor de la Unesco, (“Al enemigo ni agua”, 14/01)–. ¿Deberemos, pues, dar a los niños por analizados y considerar el doloroso asunto como parte del aprendizaje, rito de paso que calificarán los antropólogos de 2031? ¿O como la mitad de nuestros descendientes desfilarán por la acera de enfrente, lo lógico será segregar la educación según la tendencia sexual de educadores y educandos?
Porque, a todo esto, los predicadores del apocalipsis homosexual son los que defienden la educación homosexual –aulas con los alumnos del mismo sexo: los niños con los niños y las niñas con las niñas– y su casta es la que viene educando a la desgraciada sociedad judeocristiana en el odio y el desprecio a la mujer: echen otra ojeada a mi artículo “Ratzinger, encubridor de la pederastia” (17/11/10) para refrescar los piropos de estos buenas piezas a la mujer.
Pero bueno, no nos angustiemos por ese futuro impreciso, aunque esté a la vuelta de la esquina, que veinte años no es nada: el género humano y este humilde servidor de ustedes sabemos que la función hace el órgano, que todo ello se inscribe en la herencia genética, se encarna en la descendencia y en eso consiste la evolución de la especie. ¿No fue más angustioso cuando tuvimos que abandonar la seguridad cuadrúpeda, cortar el cordón umbilical del contacto de las manos con Yaga, y enfrentarnos al mundo sobre las insensibles plantas de los pies? Y aquí estamos. Mientras el cuerpo aguante.
Peor es para el estamento eclesiástico y sus ciencias teologales. No se habían repuesto aun de la finta ratzingeriana de los condones y, en plena conversión de media humanidad al insensato intercambio de fluidos no reproductores entre personas del mismo sexo, se quedan sin fuego purificador y cauterizador de orificios y entrepiernas: cuando más lo iban a necesitar.
La valiente iniciativa de Ratzinger puede ser también interesada. No me extrañaría que la haya impulsado el temor a pasar a la historia como el papa del escándalo de la pederastia (cuando, al fin y al cabo, no es más que el administrador humillado de una herencia milenaria). Tampoco es un papel muy brillante ser el primer papa que eleva a los altares a su antecesor, un santo a gritos –quien, a su vez, ostenta el récord Guiness de la santidad exprés en el beneficiario Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás (nombre belenestébanez de José María Escriba Balbás), un santo a comisión–. Pero así es la vida, incluso para un papa con zapatitos rojos de Prada: te echan al escenario del mundo con el papel que te han adjudicado y el guión que te han escrito y, como mucho, si eres un rebelde, caben las morcillas vitales: estas crónicas, un condón en defensa propia (o de tu pareja) o una chorrada menos (el purgatorio) con que atribular al porteador de la ya ominosa cruz de la existencia.
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A la derecha no le gustan nada estas cosas, como es lógico; son las que provocan comentarios fastidiosos en copiosas sobremesas: pero..., ¿a quién hemos elegido papa?
A mí también se me derrumban mitos. Como soy de familia bien, de niño pensaba que el cielo estaba reservado para mis iguales. El purgatorio, para el servicio, para los hombres que en los parques se acercaban a las doncellas con los ojos llenos de hambre de siglos por sus carnes pálidas y para los trabajadores. El limbo, como no era nada, no me parecía nada sino otra putada divina contra los más inocentes e indefensos. Y el infierno, un territorio exclusivo para mí y para mis elegidos; el diablo, un administrador y, si acaso, un consejero (“El diablo, en la oreja,/ te está diciendo:/ No reces el rosario,/ sigue durmiendo”), aunque fuera el coñazo que prometía la definición sádica de un cura de mi infancia: comparaba la eternidad con el tiempo que una hormiga tardara en desgastar una enorme bola de acero en su incesante deambular sobre su superficie...
Pero el purgatorio tenía su aquél, sus incertidumbres: ¿qué pecados te llevaban a él, sólo los veniales o era convalidable algún mortal de segunda división?, ¿cuánto tiempo estabas sin estar en ti?, ¿cada pecado tenía asignada una pena concreta que purgar y, en este caso, por qué la tabla de equivalencias no era pública, para saber a qué atenernos, como sí lo eran las de los diez mandamientos, los pecados capitales, las virtudes teologales y las cardinales y la alineación de la Santísima Trinidad?
Además, me inquietaba la burocracia celestial: si el purgatorio también estaba equipado con llamas imperecederas y sufrimiento, ¿el fuego quemaba menos, las torturas eran más piadosas que en el infierno (o había recreo y hora del bocata)? Y, sobre todo, ¿quién administraba el purgatorio? Porque no cabía que lo manejaran espíritus puros: no los veía de fogoneros ni poniéndose capuchas negras para arrancarte las uñas con tenazas..., ¿serían demonios que una eternidad de éstas se transformarían en ángeles y sus pegostosos patagios en suaves alas emplumadas o, por el contrario, serían ángeles que, por su mala cabeza, llevaban camino de acompañar a sus hermanos del averno y mientras se precocinaban en el purgatorio? Si esto era así, es porque cabía la posibilidad de mantener el libre albedrío, estuvieras donde te lo hubieras ganado: entonces, ¿qué pasaba con el alma condenada a los infiernos que, por foder, como el gallego del chiste, se comportaba como una santa?, ¿nadie se apiadaba de su ejercicio de bondad, se la abandonaba por la eternidad a la orgía satánica? Y la que estuviera en el purgatorio por un pecadillo como, por ejemplo, decir jolín en público, pero se le excitara la libido con la desnudez propia de la excesiva sauna y se dejara llevar por la concupiscencia, ¿pasaría al infierno con su pareja? Lo único claro es que si estabas en el cielo y discutías el ordeno y mando del jefe ibas de cabeza al infierno, sin parada en el apeadero del purgatorio...
En fin, que a pesar de que tenía un nombre como con olor (purgatorio..., como mingitorio, lavatorio, vomitorio...), la cosa tenía su literatura y, tiempos de radio, tebeos y cuentos troquelados, su diversión. Ahora, las pobres criaturas, que esperan ver qué pasa con lo suyo de aquí a 2030, tienen que conformarse con matar gente en la play y admirarse del museo de pesos y medidas que es el porno en internet...
A quien le ha dado Ratzinger un susto de muerte ha sido a su colega en Cristo Fred Phelps, pastor de la Iglesia Baptista de Westboro, Topeka, Kansas. Este muchacho es un ardiente guerrero de Diez, que sostiene, con las pruebas en la mano, que Obama es el Anticristo y tiene como lema de su iglesia el evangélico “Dios odia a los maricas”. Por tanto, este santo varón (si es que el protestantismo los tiene, que ni lo sé ni me importa) se alegró del elevado número de muertos que se produjo en el accidente del aeropuerto de Barajas, 20 de agosto de 2008; pero no crean que fue por el mal corazón que se atribuye a los protestantes –“Fuera, fuera, protestantes,/ fuera de nuestro país”, que cantaban las jóvenes alumnas en la longa noite de pedra (Celso Emilio Ferreiro) de la dictadura del general Patascortísimas– sino porque era un justo castigo divino: “Dios odia a España. Gracias a Dios por los 160 muertos en el accidente de avión de hoy en Madrid. Es la venganza de Dios por la agenda política del Gobierno español, vendido a los maricas” Lo mismo ha dicho del asesino de Arizona: “Es un enviado de Dios”. “Damned Ratzinger”. se habrá lamentado Phelps, “Ni Zapatero ni Obama irán a las llamas eternas; ni siquiera, al menos, a las mediopensionistas” (“Un reverendo ultra da las gracias a Dios por el tiroteo de Arizona” S. C., El Plural, 14/01).
Fred Phelps: “Dios envió al pistolero”.
Merece la pena incorporar el careto de este pedazo de hereje (seremos ateos, pero no tontos que no sabemos distinguir...) a nuestra galería de rostros monstruosos (todos, de alguna manera, como con aire de familia) en nuestro particular Museo Universal de la Infamia. En este Phelps, en el que al rostro se ha impuesto la calavera, quizás el signore Lombroso y don Julio Caro hubieran encontrado las señas físicas de identidad de un pederasta atormentado por sus inclinaciones. Calculen ustedes:
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Subsección Arizona, la Violencia del Tea Party; España, la Violencia del Tintorro Party y Murcia, City without Law....- La matanza de Arizona y la paliza de Murcia al consejero de Cultura han puesto sobre el tapete el debate entre crispación social y violencia políticas. Con rapidez de reflejos, la derecha española se apresuró a sacudirse las pulgas de la brutal escabechina en los Estados Unidos y, con la misma diligencia admirable, acusó al PSOE de la brutal somanta en mi pueblo (y el de ustedes: están todos invitados), de manera que, con la altura de miras e intelectual propias en este país, el debate ha servido para aumentar un poquito más la crispación.
Vayamos de lo particular a lo universal, como hacen los que saben. El otro día me quedé helado. Estaba viendo un partido del Barça por una esquinita de la pantalla del ordenador, creo que en La Sexta, y el club barcelonés daba el repaso de plantilla a su contrincante de turno. Como muchos (madridistas, especialmente), pienso que el club més que un club tiene la grave amenaza de morir de éxito: empieza a aburrir su aplastante superioridad sobre cualquiera y, salvo para los ultrasuyos, sus partidos dejan de tener interés desde que marca el primer gol; luego ya se sabe que será un paseo militar, una goleada a la que sólo pondrá fin el minuto 90 (más descuento).
Bueno, pues en esta época de participación democrática de los recipiendarios de la información en los medios, las transmisiones de partidos por la Red se suelen acompañar del inevitable foro de internautas espectadores; en el caso de La Sexta, con una columna donde los usuarios de Facebook dan rienda suelta a su ciencia, comentando, como se suele decir, la jugada. Pues uno de los foreros, un tal David, de quien omito los apellidos porque por su foto me pareció un menor, seguramente un ultramadridista, no tuvo el menor reparo en escribir cuando el Barça marcó su tercer gol, probablemente Messi: “Ojalá buelen [sic] todos juntos los del Barcelona en el mismo avión y se estrelle y se maten todos”... Por la foto, un menor; por lo que escribía, un mínimo descerebrado, rabioso, violento... ¿Qué futuro podemos esperar de un tipo así? Si yo fuera caza-talentos de la Té de Té Party o Tintorro Party (que no lo quieran Diez ni su Madre Soberana), ya lo tendría fichado como tertuliano del futuro; es más, ¿para qué esperar?: propondría a las emisoras que, en horario de media tarde (si es que a esas horas puede emitirse pornografía, que ya les dije que no gasto televisión), hicieran una tertulia para la audiencia juvenil, para los chicos, chicas y los maniquís, con los davides que en el mundo mediático son: si al once blaugrana le desea el destino del Manchester United, cuyo avión se estrelló en Munich en 1958 y murieron ocho de sus titulares, ¿qué no podríamos esperar que dijera del cava, el fuet o, ahora que es temporada, de los calçots (en el caso improbable de que los conozca)? Si España se rompe finalmente será culpa, también, de los escépticos dirigentes de los medios de la ultraextremaderecha, que no quieren hacer patria juvenil.
Lo malo es que digo esto con cachondeo desgarrado, pues algo me avisa de que tal tertulia tendría una audiencia no despreciable (me repito: no despreciable sólo a efectos cuantitativos)... De modo que lo digo a mi pesar y si no cobrara por palabra escrita, lo retiraba.
Pues bien, los mayores de éstos –en edad; en conocimiento, ahí se andan– y los ideológicamente colocados un milímetro a su izquierda andan bramando porque la izquierda deduce de la matanza de Arizona que es un desgraciado corolario de la división social que ha introducido en la sociedad norteamericana la derecha radical y sus extremistas medios de comunicación. Entienden por izquierda todos los que tienen (tenemos) el brazo derecho en su sitio, relajado o en movimiento, pero sin muelle que al mínimo estímulo lo dispare al saludo romano: recuerden al gran Peter Sellers como Dr. Strangelove dándole explicaciones al presidente de los Estados Unidos, Merkin Muffley (también Peter Sellers), en Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, Stanley Kubrick, 1964):
“Mein Führer...! I can walk!!”
Y si quien lo dice es el New York Times (“Bloodshed and Invective in Arizona”, editorial, 09/01) es porque de The Old Gray lady (“La vieja Dama Gris”, como se conoce con cariñoso respeto al diario neoyorkino) “ya no se puede uno fiar”, dice sin reparos Alfonso Rojo y lo publica el ABC con el mismo desahogo (“El facha expiatorio”, 13/01). Pero, vamos, tampoco es para escandalizarse: en nuestro panorama periodístico, cualquier piernas se siente autorizado a desautorizar al Financial Times o The Economist por ocurrírseles aplaudir una medida del gobierno español o considerar el liderazgo de ZP: “¡Estos ingleses van a venir a decirnos, a nosotros, cómo está el percal!”...
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Sin embargo, nadie dudó en un primer momento tras el tiroteo de Jared Lee Loughner, que se tratara de una consecuencia de la violenta radicalización que el Tea Party y medios extremistas como la Fox News TV han introducido en la vida política norteamericana. Se recordaron entonces los mapas con dianas en los estados enemigos distribuidos por Sarah Pahlin y su petición de ayuda para eliminarlos ya que los tenían localizados; el escándalo asustado de la senadora herida, la demócrata Gabrielle Giffords, cuya oficina ya había sido tiroteada, por los brutales insultos que le dirigían en internet y los correos-e con amenazas de muerte que recibía; el juez federal asesinado, John Roll, quien también había sido objeto de insultos y de cientos de amenazas de muerte... Incluso se sumaron las inequívocas repulsas y condenas de personalidades republicanas que abominan del neofascismo que incuba la extrema derecha norteamericana. Que llega a acusar a Obama no ya de comunista, musulmán y no haber nacido en los Estados Unidos sino ¡de no ser negro! ¿Quizás nuestra derecha ha olvidado que, aún sin estar elegido, piadosas voces le deseaban que pasara cuanto antes al pabellón de héroes norteamericanos que, al estilo Kennedy, entregaron la vida por la patria?
Luego, cuando se supo que el pistolero estaba diagnosticado de sus cosas en la cabeza –no como el David del fútbol, que antes o después lo estará, confiemos en que previamente a que dé con sus huesos en el trullo, su previsible destino–, entonces todo se convirtió en una conspiración de la izquierda (no citaré más a Rojo; quien quiera, ahí he dejado el enlace y quien se quede insatisfecho, la Red y los diarios digitales están llenos de diatribas semejantes).
Pero, desde mi ignorancia (si el NYT no es de fiar, lo mío...) y la barbaridad expelida por el David futbolero que nos sirve de cabeza de turco en esta crónica, me atrevo a hacer ese paralelismo que teme la derechona nacional. Que teme porque se da por aludida, incluso para que uno de nuestros plumillas descalifique al NYT. Creo que ya les he contado que, con la paciencia de himenóptero que me caracteriza –exclusivamente cuando me pongo a estas tareas: en el resto, no tengo un pase–, estoy recopilando lo que podría llamarse La Historia del Insulto en la Democracia Española, en 32 volúmenes, como la Encyclopedia Britannica, pero con suplementos mensuales, tal es la riqueza de la bioagresividad nacional.
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De la bruma lejana de mi tierna madurez, recuerdo que los tribunales exculparon de los crudos insultos proferidos contra el rey Juan Carlos a uno de los cernícalos de la etarridad entonces llamada Herri Batasuna. Escribí mi estupefacción: ya nos lo avisó sir Thomas de Quincey –el título se lo otorgo yo, por más merecimientos que tanto sire inmerecido–: si un individuo llega tarde a una cita (insulta) es porque ese canalla impuntual (insultador) se ha forjado previamente en el asesinato, el robo, el maltrato a los padres y a sus semejantes, en todas las bajezas y los crímenes y es irrecuperable para la sociedad (Del asesinato como una de las Bellas Artes). Si los tribunales, incluido el Supremo, no distinguían entre libertad de expresión e insulto y eran incapaces de preservar de éste –es obvio que no de la crítica– a la primera institución del Estado, apaga y vámonos: se ha levantado la veda y el futuro es volver al desolado paisaje goyesco del Duelo a garrotazos.
Duelo a garrotazos, Francisco de Goya, Museo del Prado. Madrid.
Como si me hubiera oído san Francisco de Sales (24 de enero), patrón de los periodistas –cuyo método “de predicar a los herejes” era “el amor, aun sin decir una sola palabra de refutación contra sus doctrinas”: o sea, como hago yo–, me trae la boca de la pescadilla de actualidad para morder aquella cola. Uno de esos comentaristas grasientos de la ultraderecha tipo el Salvador Sostres de TeleMadrid, un tal Enrique Diego, que grita e insulta en Intereconomía y otros medios del Kalimotxo Party, arremete contra el rey en un libro, acusándolo de nuevo –hay una escuadra de ellos dedicados al asunto, como hay otra en lo del atentado del 11-M– de ser cómplice, si no autor, del intento de golpe de Estado más ridículo no sólo de la historia de España sino la de la colección de repúblicas bananeras de este mundo: el del 23-F-81, la gran frustración de estos..., iba a decir caballeros –¡Ay, esta educación, cuánta servidumbre!–, vamos a dejarlo en muleros y que den gracias. “El 23-F no se puede llevar a cabo sin el conocimiento del Rey. (...) No se toma Zarzuela, ni hubo algún plan al respecto porque allí estaba la cabeza del golpe”, dice el indino –dicen en El Pedernoso, Cuenca– de su libro (“Enrique de Diego: Este libro es el ataque directo al núcleo del mal: ‘‘el borbonismo’”, 14/01).
El único diario digital que puede ser calificado de izquierdas, El Plural, que sigue de cerca la actividad anticonstitucional del PP y de sus satélites del Kalimotxo Party, informa habitualmente de sus ataques a las instituciones democráticas; entre ellas, de los que perpetran contra el rey y la monarquía parlamentaria española, especialmente los excretados desde el grupo Intereconomía, el invento mediático del exdiputado ultraderechista del PP Julián Ariza.
Así hizo con el panfleto de un tal Jesús Palacios, un periodista que pasa por historiador, seguramente de la misma universidad que Pío Moa, que mantiene que la payasada de Tejero-Miláns-Armada (sin olvidarnos de aquella guinda obesa con trinchas fascistas, García Carrés, el tonto del bote de la trama civil) “nunca se hubiera producido sin la figura del Rey” (“Intereconomía: el Rey estuvo ‘absolutamente involucrado’ en el 23-F. La caverna afila de nuevo sus garras contra Don Juan Carlos”, José María Garrido, 13/01). Y, ahora, con lo de este Diego: “El balance de Juan Carlos es nefasto (...) una crisis de un modelo que es demencial, propio de dementes y que sólo se hizo para mantener en el puesto y en el sueldo a los Borbones” (“‘Hay una casta parasitaria, y el jefe de esa casta es el Rey’. Desde Intereconomía siguen bombardeando la Monarquía parlamentaria”, M.T., 15/01).
Este Diego, el típico espabilao que se ha montado un chiringuito por la Red en el que va de paladín de las sufridas “clases medias” –cuatro gatos, pero que le sirve de banderín de enganche para montar ruido, manifestarse con otros chiringuiteros como los de Hazte Oír y otros y para lo que le salga–, contesta la información de El Plural sólo como sabe, insultando: “Contra la caverna monárquica, lacaya e inquisitorial. Enric Sopena, el ‘cortesano'. ‘Puestos, a Sopena deberían darle en Zarzuela algún título’” (Periodista Digital, Opinión, 18/01). Y como, entre las estupideces sin cuento de su tocho, Diego se apodera del debate antediluviano del referéndum monarquía/república –el que los que tenían títulos para reivindicarlo, no estos mindundis, dieron por aparcado tras el referéndum constitucional de 1978–, se limita a él a fin de eludir el debate de sus gravísimas acusaciones depuestas en su panfleto. Que no podría refugiarlas en la exceptio veritatis del delito de calumnias y en la ausencia del animus injuriandi del de injurias, por citar sólo dos de los delitos que se aprecian, prima facies –ya que estoy virgílico...–, en su vomitera. No podría refugiarlas fácilmente..., o sí, ya que si absolvieron a los del hacha y la serpiente, ¿por qué no a los del hacha sola?
Un aprovechado autodefensor sin causa que oficia de polemista con causa en busca de la gloria mediática tipo Esteban, variante ultra, por lo que se esfuerza en provocar a sus iguales, llevándoles la contraria, por ejemplo, en el sensible tema de los atentados del 11-M-2004: en contra de enseñanzas de lumbreras como Jiménez Losantos y Ramírez, cuyas indesmayables enseñanzas van a alcanzar los siete años de raca-raca sobre la conspiración ETA-PSOE. Pero sin que, ay Diego, sin que cuele: le ven el plumero tanto en el interesante blog Rojos contra progres de José María Garrido (Comentario de Español: “[Diego] desea arrebatar el puesto de líder indiscutible de la derecha mediática a don Federico, y para ello ha recurrido a las malas artes, acusando a éste y a Pedro J. de nada menos que conspiradores” (28/10/08, 8:09 pm) como en el blog basurero peonesnegros.org (Comentario de gredos, al parecer tras una intervención estelar de este prójimo en un programa de Intereconomía: “[Diego] Ha demostrado muy poca cultura, mucho odio y sobre todo nula preparación sobre el tema del 11-M. Mezclaba una cosas con otras, solo gritaba y no sabia ni siquiera decir los nombres de los condenados ni siquiera ¡¡¡DIBUTIL... FALATO!!! dijo después de un largo trabalenguas. Un mal educado” [sic], en “Lamentable espectáculo de Enrique de Diego”, por Cortijo, 14/93/2010, 3:46 am).
En fin, si el alumbramiento de la III República Española depende de tales especímenes y de fantasmagóricas reencarnaciones del republicanismo joseantoniano fascistoide de los años 30 (los Aznares, Ramírezes, Trevijanos, Condes y recién llegados como éste...), no necesitarán pistoleros ni golpistas asesinos para terminar con ella: ellos solos son el mejor abortivo. Siempre lo digo: cuando tengo picores republicanos, pienso que Aznar hubiera podido ser presidente de la III República elegido por mayoría absoluta y me desaparecen como por ensalmo.
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La brutal agresión al consejero murciano de Cultura y Turismo aún es, a la hora de cerrar esta mini-crónica [21/01], un asunto brumoso, pero fue de primera página tras el suceso de Arizona y de primera plana con chorreras tras la brutal estrategia de agresión del PP de culpar del palizón al PSOE. Debió ser esta gran presión del PP en todos los frentes, pues, lo que paralizó la adecuada respuesta socialista, deformó y caricaturizó el relato periodístico y obligó a la policía a un apresuramiento digno de mejor causa. Todos actuaron lo contrario de lo aconsejable en un país con experiencia en estas cosas, en un país que ha visto cómo ataques que se dijeron del terrorismo y del rojerío resultaron ser cuestiones de lencería y de borrachería, respectivamente.
Véanse las diferencias entre lo sucedido y la realidad conocida [a la noche del 21 de enero]: que el día 15 por la tarde, tres desconocidos [de momento, uno] agredieron con un “puño americano” [una barra de hierro] al consejero Pedro Alberto Cruz, sobrino de Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Comunidad [ninguna parentela entre ambos políticos, excepto sus nombres de culebrón venezolano, aunque es cierto que la oposición lo tildaba satíricamente de “sobrino” (nepotismo viene del latín nepote, sobrino)]; que alguno de los agresores había sido reconocido por un testigo y, se suponía, que el agredido podría identificarlo cuando estuviera en condiciones. La policía detuvo en seguida a un joven como sospechoso, de quien se dijo que era sharpero, un miembro de la tribu urbana conocida como Sharp (Skinheads Against Racial Prejudice), o sea, skinheads de izquierdas, antirracistas y comunistas-anarquistas [no lo es], y líder de un grupo ultra de aficionados del Real Murcia [los City Boys niegan ser violentos, pero su lema es “rudos, rojos y orgullosos”] y que ya estuvo detenido hace un tiempo por una conducta violenta [no es cierto]. El día 19 declaró en el juzgado, negó todo, el rastreo de su móvil indicó que estaba lejos de los hechos, no fue reconocido por nadie, ni por el agredido, y fue puesto en libertad sin fianza aunque obligado a presentarse en el juzgado cada quince días, sin que se haya dicho por qué.
Los medios han publicado su nombre y su imagen: aquí, en estas amenas crónicas de periodistas-es.org, ni una cosa ni la otra.
Mucha negligencia, pues, en general, pero algunas actuaciones propias de sinvergüenzas sin remisión. Es difícil elegir, cuando hasta el más tonto del PP, o adosado, salió a la palestra para acusar al PSOE de la extraña paliza. Y, claro está, ni una sola voz para reconocer las culpas propias, no ya las propias agresiones –desde la que sufrió José Bono a manos de dirigentes pueblerinos del PP a la quema de locales del PSOE en Galicia– sino el cotidiano clima de enfrentamiento social que sufrimos los españoles; todo lo contrario: muchos azuzan directamente el terror:
“(...) el plan [de Zapatero] era quedarse. Abolir la alternancia entre los dos grandes partidos por medio de una alianza permanente con todo el espectro secesionista. Que expulsara al Partido Popular del sistema. Su diseño estaba definido en el Pacto del Tinell. Habría sido la victoria postrera de la impoluta y gloriosa II República, la victoria que Rodríguez Zapatero le debía a su abuelito (...) la traca final de esta legislatura puede helarnos a todos el corazón. Porque no asumen la derrota y son capaces de todo (...) Ahora llega el tiempo del miedo” (“Hacia el tiempo del miedo”, Hermann Tertsch, ABC, 18/01).
¿Su “abuelito”? ¿Acaso aquel agrimensor que le roturó la jeta al comentarista de madrugada le mencionó a su “madrecita” y se ha acostumbrado al cariñoso diminutivo familiar?
[Señora Del Valle: perdone la grosera alusión, que estoy seguro que su cachorro pardinegro fue, como decía mi señora madre, “bien educado pero mal aprendido”, pero, ya lo ve, no se pudo hacer de él un caballero: considérese, como el señor abuelo del presidente del Gobierno, víctima colateral de la barbarie de sus descendientes y coetáneos, yo incluido: mea culpa].
Datos No-Do, al alcance de todos los españoles, Tertsch incluido: el Pacto del Tinell fue firmado entre partidos catalanes como posible futura fórmula de gobierno y, lógicamente, se excluyó de él al PP por no compartir el mínimo ideario común nacionalista con que podían comulgar los demás (CiU, PSC, ERC e ICV-EUiA); se firmó en diciembre de 2003, tres meses antes de que Zapatero llegase a la presidencia del Gobierno –y, según la derecha, sin posibilidades de alcanzarlo y, por tanto, menos aún de imponer un “diseño” a nadie–. Se acordó en pleno vendaval antiautonómico de Aznar (ahora está con la recidiva), quien quizá se vengaba así por haber tenido que pasarse cuatro años sumamente incómodo hablando catalán “en la intimidad” con CiU y con los pantalones bajados hasta los tobillos con Arzallus y el PNV. Pero este Tertsch sabe que sus lectores (y su medio) no están interesados en el rigor (de la verdad ni hablamos) sino en el griterío propagandístico, el desprestigio gubernamental e institucional y la imprecación y el insulto personal. En eso es un hacha, otro.
Y otro, Luis Losada Pescador, el triste presentador repeinado de El telediario de Intereconomía, quien aprovechó como un loco la colada de Zapatero a Iñaki Gabilondo en la campaña electoral de 2004 cuando, creyendo que los micrófonos de Cuatro estaban cerrados, le dijo: “Nos interesa la tensión” para explicar así la tunda al consejero de Murcia en 2010 (19/01). Cómo sería de grosera la maniobra que los dos tertulianos que llevó al cutre plató del programa a comentarlo le enmendaron la plana: no sólo José María Brunet, corresponsal político de La Vanguardia en Madrid –tan razonable en sus ideas, casi siempre, y moderado en su expresión, siempre, que es modelo de tertuliano para cuando uno sea mayor (Si será bueno que no tiene página propia en Wikipedia)– sino incluso y también el de los nuestros: José María Francás, director de una revista del Grupo Intereconomía llamada de manera tan atractiva como significativa Trámite Parlamentario y Municipal.
Pero veamos, además del citado telediario, cómo la siembra de vientos arroja una hermosa y podrida cosecha: un usuario de TuTV, una especie de red social para compartir vídeos P2P del portal español HispaVista, subió el de ese programa de Intereconomía y siempre coherentes con el nido de víboras en que se crían, y con el desahogo propio de estos individuos lo tituló: “X*** [aquí, el nombre del joven detenido], el drogadicto, vago y maleante que agredió a Pedro Alberto Cruz”.
El telediario de Intereconomía, reproducido en TuTV, por pepojossa
El nombre [nick] utilizado por el usuario de TuTV responde a pepojossa y cumplo con los deseos de los foreros de esa página escandalizados por la falta de vergüenza del citado y que expresan su deseo de que llegue al abogado del joven murciano, a ver si les saca hasta la camisa tanto al pepojossa de marras como a los caraduras de HispaVista-TuTV, quien, como las demás empresas en la Red se lavan las manos de lo que publican.
Eso sí, a HispaVista le da igual que el comentarista sea pulpo o calamar:
Comentario de Usuario anónimo (20/1/2011) en la página citada: “me c.a.g.o [poner puntos, u otro signo, entre las letras de palabras malsonantes impide que sea reconocida y, por tanto, rechazado el mensaje por una configuración de página que no admita tales palabras] en la p...a que os pario........X*** [nombre del joven detenido] es inocente.......y haki el unico drogadicto...es el que le an zurrao por no pagar la farlopa......ya saldra todo” [sic!] (http:/tu.tv/videos/jose-david-bano-lorente-el-drogadicto, 20/01).
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La connivencia de los responsables de los medios es imprescindible para que los foros de debate de la prensa digital, convirtiéndolos en verdaderas cochiqueras mediáticas. Tengo experimentado –y el experimento está al alcance de cualquiera– que esos supuestos responsables sólo se preocupan de bloquear o eliminar mensajes cuando el texto del remitente señala la ausencia de fuentes, las contradicciones, faltas de ortografía y gramaticales y, en general, critican el nivel periodístico del artículo que se comenta. Para lo demás, barra libre, aunque sean manojos de insultos y palabrotas, acusaciones infundadas, referencias equivocadas o deliberadamente falsas, famas pisoteadas... Unos ejemplos de la descarnada sinvergonzonería (creciente) con que, al amparo del anonimato, se expresan los foreros. El primero, en un medio derechista:
Comentario de Micht en Periodista Digital: “Pues deben tener razón, pero no [represaliado] por la bandera [española]. Cebrián es fascista y Polanco, gracias a Dios por llevártelo, también era fascista. Además todos los que escriben en el país [sic] tienen que comulgar con el ideario fasciosocialista. Es más, muchos ministros y altos cargos del régimen actual proceden de familias franco-fascistas” (“Represaliado en 'El País' por llevar una bandera nacional”, blog de Pedro García Barbadillo, 30.07.10 | 02:07).
Es muy posible que Micht escriba “el país” con minúscula no por ignorancia (o también) sino por convicción gramático-ideológica, que sólo admite las mayúsculas cuando se trata de Patria, Nación y otros términos igualmente nobles.
Otro, en uno de los escasísimos medios de izquierda de la Red:
Comentario de Abelardo en El Plural: “Sopena: ¿Pero que estercolero pro-asesinos es tu ‘periodico’, por decirle algo?. Estan todos defendiendo a esa asesina traidora de Giffords [la senadora herida en Arizona], partidaria de asesinar a los niños sin nacer y de invadir a su pais con sudacas. Dentro de poco pediran la pena de muerte para el valiente que la ha parado los pies. Seguro que si fuera matadora de toros en vez de mata-niños la llamarian asesina. Este panfleto sobrepasa todo lo tolerable” (“El derrumbe mental de Cascos y otros detritus del aznarismo”, Graciano Palomo, 09/01/08:00).
Como habrá notado el lector, el teclado del pobre Abelardo no dispone de acentos; si no, él los hubiera colocado cada uno en su sitio. También puede ser que los olvidara por la desorientación del madrugón (el comentario está enviado a las ocho de la mañana de un domingo) o, quién sabe, por la confusión etílica tras volver a esas horas a casa al final de una larga noche de botellón...
En el mismo medio, la cruz de la moneda:
Comentario de Me llamaban La Trotona en El Plural: “Yo lo que me pregunto es cómo se les permite a toda esta panda de hijos de la gran puta escribir lo que les da la gana aquí, cuando en sus medios fascistas no permiten un solo comentario que no sea facha. Enric [Sopena, editor-director de la página] deberías censurar a estos cerdos igual que se hace en la prensa de la caverna” (“El fraile autor del ‘Kamasutra Católico’ niega que el sexo sea sólo para procrear”, 16/01/2011 17:57).
La señora o señorita [un tío, seguro] autoapodado Me llamaban La Trotona lo escribe todo en mayúsculas, que ya se sabe que en el lenguaje en la Red significa hablar a gritos, pero este servicio público le ahorra groserías, las ahorrables, a sus lectores.
Ya he dicho –y lo que te lo repetiré, morena– que los foros en la prensa digital española parecen rings de peleas en el barro, como muy bien señala un forero de El País a propósito de los comentarios a una noticia sobre la paliza en Murcia:
Comentario nº 1128 de Simplicissimo en El País: “Más de mil comentarios, la mayor parte de ellos infumables, más cerca de los televisivos programas basura que de un foro de opinión serio, digno de ese nombre ¿No va siendo hora que el País seleccione más lo que publica en estos apartados si pretende seguir siendo tomado por un medio de opinión inteligente y respetable?” (“Interior ofrece un plan especial de seguridad al Gobierno murciano tras la agresión sufrida por uno de sus consejeros”, Javier Ruiz, 16/01/21:13:48h).
Por desgracia, la de Simplicissimo es una excepción razonable en un atosigante océano de barbaridades, insultos, amenazas de muerte... Como el siguiente comentario publicado en abc.es, a propósito del informe de una consultoría de seguros llamada AON Corporation que analiza los riesgos para invertir en 211 países. ABC lo titula a su manera amarillista: “Un informe alerta del riesgo de disturbios y ‘conmoción civil’ en España” (20/10), titular adoptado rápidamente por la pelagra digital, desde periodistadigital.com a la redagualda.com. Todos reconocían que la calificación del riesgo de España es “bajo” –qué remedio: ahí estaban los datos–, pero todos ocultaban que el nivel y las características del riesgo de España son idénticos a los del resto de los países europeos (salvo Luxemburgo y Suiza) y de Estados Unidos.
En la página de abc.es, el comentario del comentarista, lector coherente con esa manera de titular:
Comentario de oberscharfuhrer [“uno de los rangos de suboficial usado tanto en la Sturmabteilung (SA, unidad de asalto) como en la Schutzstaffel (SS, cuerpo de protección) pertenecientes a la Alemania nazi”: Wikipedia] en ABC: “Operaciones ofensivas contra las filas socialistas tipo guerrilla (tactica espan~ola por cierto) en el hambiente urbano, son capaces de tener maximo efecto psicologico contra el enemigo, contando con un minimo de efectivos y material. esta tactica empleada por un equipo de elite adiestrados en este tipo de operaciones son capaces de crear chaos en la sede del PSOE. Tambien se puede recurrir al uso de franco tiradores con armas antimaterial” [Sic el desastre ortográfico de este descerebrado] (en “Un informe alerta del riesgo de disturbios y ‘conmoción civil’ en España”, 19.1.2011, 17:31h.).
Esto es impresentable. Antes o después –y cuanto antes sea, menos nos lamentaremos después–, los periódicos y los periodistas tendrán que responsabilizarse de lo que se dice en sus páginas, al menos en los foros: no seamos utópicos–; dejar de albergar y fomentar el clima de división social, guerracivilista, y ejercer la sana censura de quienes no están preparados para convivir en sociedad, los unos y los otros. Si no, el proyectado Consejo Audiovisual y los tribunales habrán de suplir la intolerable inhibición de los responsables de la prensa digital. Es urgente.
Y, de paso, corregir los escritos que, como algunos de los vistos entre los muchísimos publicados, maltratan ferozmente el lenguaje. Teniendo por divisa la intolerancia, es incomprensible la tolerancia de la prensa digital con la barbarie gramatical; bueno, incomprensible a medias: a los redactores profesionales tampoco les vendría mal un repaso... Lo ideal sería un feedback que devolviera automáticamente los mensajes con faltas de ortografía junto con un breve mensaje: “Su escrito contiene faltas de ortografía. Corríjalas y vuelva a enviarlo”; así, al menos, tendríamos entretenido a tanto burrito como desfila por la Red consultando diccionarios o a personas que sepan lo que se escriben...
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Subsección ¿Separados al Nacer?.- Si la función hace el órgano, ¿será también cierto que el hábito hace al monje?
José María Aznar (a) Ásnar/ Ánsar y José Manuel Soria, presidente del PP canario.
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Subsección Un Auténtico Molleda para los Lectores de periodistas-es.org.-
José Luis Molleda (www.picassomio.es/molleda.html, www.picassomio.es/search.html?query=Molleda&type=artwork).
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Ventanilla de Reclamaciones: Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla .


escrito por Ignacio Fontes de Garnica, enero 24, 2011

escrito por Berni, enero 24, 2011
Me encanta el párrafo de los planes que tiene preparados la FAO, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y demás para las próximas décadas. Y, cómo no, Dr. Strangelove, una de esas películas que a los amiguetes les parecían aburridas. Peter Sellers, genial. Y ya puestos -por aquello de que a Kubrick se le atribuye la realización de las imágenes de la llegada del hombre a la Luna desde noséqué estudio de cualquier parte del mundo (EEUU, UK?)-, no estaría de más que algún día escribieras algo de hombrecitos verdes y conspiraciones varias -la última, el visto bueno, o la mirada hacia otro lado, del Gobierno de EEUU para que asesinaran a Carrero Blanco-. En fin, escuchas noctámbulas de Iker Jiménez en la Ser, ya sabes...
Abrazos, fuertes. Berni