PES.- Gregorio Peces-Barba fue “un hombre de poder” político, ideológico y académico, un servidor de España, “un intelectual” al tiempo que un ciudadano “de acción”, un jurista de prestigio, un político “al que no importaba ir por libre” y un filósofo del Derecho que puso en pie una universidad, la Carlos III, que todavía hoy está marcada por su impronta. Pero, por encima de todo, el papel “que más dichoso le hacía era el de profesor” y la relación con sus alumnos.
Así han glosado hoy en Santander su figura en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde amigos y discípulos le han rendido un homenaje al cumplirse poco más de un mes de su fallecimiento en Asturias. En el acto ha predominado la admiración por su relevante trayectoria académica, informa la universidad en un comunicado.
Precisamente una de las instituciones determinante en ese recorrido fue la UIMP, donde participó en más de cuarenta actividades desde principios de los años ochenta, según recordó el vicerrector de Coordinación de Centros Docentes y para Cantabria Campus de Excelencia: “Sus intervenciones, por los ponentes que traía y los temas que abordaba, sirven de guía para seguir sus preocupaciones intelectuales”, afirmó Ángel Pelayo, quien recordó algunas de las cuestiones que le interesaron especialmente, como la Educación para la Ciudadanía, los Derechos Humanos o el Terrorismo.
Para el vicerrector, Peces-Barba no solo fue en la UIMP un enseñante. Cada verano se le veía sentado en un sofá leyendo el periódico, o fumándose un puro o entrando y saliendo de las aulas, saludando a trabajadores y alumnos, por eso “aquí se le recuerda como a un amigo de la casa”. Resaltó su faceta más personal diciendo que “sería imposible hacer una lista de las personas a las que ayudó, con independencia de las creencias ideológicas”, aseguró Pelayo, quien apuntó que las relaciones personales fueron para él “una dedicación especial”.
La “tensión” que siempre hubo entre “el intelectual y el político” fue rememorada por Eusebio Fernández García, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid, quien explicó que el jurista desaparecido no era un “intelectual prototípico” porque siempre fue “un político, un hombre de acción”, aunque tampoco fue un político al uso ya que, en momentos cruciales, “no le importó defender su independencia”.
Fernández García se acordó con el afecto de 40 años del amigo, del expresidente del Parlamento español, del rector universitario, del abogado antifranquista, del cristiano erasmista, del ponente constitucional y del político socialista, pero no por todos estos méritos dejó de señalar que una de “las flaquezas” de Peces-Barba era “la vanidad, aunque era una vanidad inofensiva, un tanto adolescente, con una gran impronta de autoironía”.
“Peces-Barba merece un lugar en la historia de la España contemporánea”, añadió, porque, con él, desaparece “el representante de una generación de postguerra que tenía una forma distinta de hacer la política, la Educación y de distinguir la ética privada de la pública. Esta generación tenía un sentido decente de la vida”, remarcó.
Por su parte, el catedrático emérito de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, Elías Díaz, desgranó un sinfín de anécdotas vividas con el homenajeado hasta sus últimos momentos, y le definió como un teórico de los Derechos Humanos de los que fue “un impulsor” con varias obras que, “entonces, en España, eran casi un invento”. También puso de relieve el peso del jurista como ponente de la Carta Magna Española: “Gregorio insistió mucho en que había que especificar los Derechos y Deberes, que quedaron recogidos en el Título Primero y en los artículos del 10 al 54”. Al tiempo, aludió a algunas de las “patologías” de la realidad del país que Peces-Barba siempre criticaba, como “los soberanismos” o el afán de la “Iglesia católica de imponer sus ideas en el ámbito público”.
El abogado, economista y exalumno de Peces-Barba Juan José Corral, contó cómo eran sus clases en la Universidad Carlos III de Madrid: “Fomentaba el debate, sacaba a relucir a los clásicos y sus anecdotarios del 23-F y la elaboración de la Carta Magna”, aunque reconoció que los estudiantes le consideraban un “perro viejo”, porque “encontraba siempre las preguntas que no ibas a saber contestar”. Corral se deshizo en elogios a la Universidad que fundó el jurista “a su imagen y semejanza”.
Finalmente, el rector de la UIMP, Salvador Ordóñez, comentó que tuvo la “suerte” de conocerle en el año 1968, cuando descubrió “a un gran académico, porque ya la parte política se le veía poco”. Tras sus numerosos encuentros desde entonces, en los que primó el aprecio personal, volvieron a encontrarse de forma más continuada cuando a Ordóñez le nombraron rector de la UIMP, espacio en el que Peces-Barba “exigía mucha atención, daba mucho cariño y aportaba valiosas ideas”, dijo.
Al acto de homenaje acudió una nutrida representación de personas de la vida académica, social, política y judicial de Cantabria y, aunque no pudieron viajar a Santander, se adhirieron la familia del homenajeado y el secretario de estado de Cultura, José María Lassalle. En el Hall Real de La Magdalena estuvieron el secretario de estado para la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, César Tolosa; el magistrado Santiago Pérez Obregón; el rector de la Universidad de Valladolid, Marcos Sacristán; el vicerrector de la Universidad de Cantabria, Juan Enrique Varona y el profesor de la UC José Ignacio Solar.
También acudieron a la cita el vicepresidente primero del Parlamento de Cantabria, Luis Carlos Albalá; el expresidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla y los regionalistas Eva Bartolomé, José María Fuentes-Pila y Rosa Valdés. Además, asistieron numerosos representantes del PSOE de la región, como Rosa Eva Díaz Tezanos, Miguel Ángel González Vega, Francisco Fernández Mañanes, Miguel Ángel Palacio, Juan Guimerans, Cristina Pereda, Ana Isabel Méndez y Judith Pérez. Por el PP estuvo el alcalde de Laredo, Ángel Vega.
Finalmente, se pudo ver, entre otros, a los escritores Manuel Arce y Antonio Martínez Cerezo; al pintor Roberto Orallo quien representó a la Fundación Eulalio Ferrer; al director general del Libro, Archivos y Bibliotecas de Andalucía, Julio Neira; al presidente de UNATE, Modesto Chato; al representante del Banco Santander Víctor Bustillo; al presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR) de Londres, Guillermo de la Dehesa; al expresidente del Parlamento Europeo Josep Borrell y al decano del Colegio de Economistas Enrique Campos.
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