“Indignaos”, de Stéphane Hessel

Escrito por: Mercedes Arancibia en Culturales

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Mercedes Arancibia

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Mercedes Arancibia.- “Yo también nací en 1917. Yo también estoy indignado. También viví una guerra. También soporté una dictadura. Al igual que a Stéphane Hessel, me escandaliza e indigna la situación de Palestina y la bárbara invasión de Irak (…) Hablamos en la misma onda...”.

Es el también nonagenario José Luis Sampedro quie prologa la edición española del libro que desde el otoño pasado,está dinamitando el mercado editorial francés: “Indignez-vous!”, a partir de ahora “Indígnaos”: 60 páginas editadas por Destino en una jugada que tiene poco de aventura editorial; 5 euros por el placer de leer un texto que está funcionando “como un toque de clarín que interrumpe el tráfico callejero y obliga a levantar la vista a los reunidos en la plaza”.

En todos los rincones del planeta están creciendo los indignados del mundo: les hemos visto estos días en Túnez y en El Cairo, en Argel y en Casablanca, les tenemos a la vista en Trípoli, en Yemen y en Bahrein, se están manifestando a trompicones en los arrabales de las grande ciudades chinas, se han dado una cita semanal para, envueltos en bufandas moradas, acabar con el régimen de corrupción y obscenidad que está dejando la sociedad italiana con más huecos que un queso de gruyére... Los “indignados” salen de la tierra, de las macetas, suben de los sótanos y bajan de las terrazas, como surgía la “minoría étnica” en la magnifica película “Amanece que no es poco”, auténtica joya del mejor surrealismo hispano que ha dado el siglo XX.

Después del prólogo de Sampedro, la edición en castellano del panfleto (en el mejor sentido del término) francés, incluye un llamamiento del autor a los lectores españoles, “a la joven generación de esa España (…) rebelde y valiente que siempre puede favorecer el impulso hacia una Europa cultural, fraternal, y no un Europa al servicio de una financiarización del mundo”.

En cuanto al resto,vale todo lo que en su día comentamos acerca de la edición francesa. 60 páginas pueden ser suficientes para movilizar a toda una generación. Stéphane Hessel, antiguo resistente francés, ex prisionero de los campos de concentración nazis y único superviviente entre los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, ha escrito un puñado de folios “recuperando” los valores que animaron a la Resistencia durante, y una vez finalizada, la segunda guerra mundial; y con ellos en la mano se dirige a las generaciones más jóvenes invitándolas al “compromiso”. El diplomático y activista ha escrito un mensaje que anima a los jóvenes a no sucumbir a los dictámenes de los mercados y de los medios de comunicación de masas. Su estilo directo y sencillo en lo que en principio,no pasaba de ser una aportación más al debate acerca de si otro mundo es posible, su falta de pretensiones, incluso la renuncia a sus derechos de autor -opción que, a la vista del monto de las ventas, cambió por la de que se entregara su parte al “tribunal Russell” (que juzga delitos internacionales contra los derechos humanos)- han calado muy hondo y no solo entre entre esos jóvenes a los que se dirigía en principio.

A estas alturas, en Francia ha sobrepasado el millón de ejemplares vendidos y circulan por el mundo traducciones, legales e ilegales, en un importante porcentaje de las lenguas conocidas y reconocidas en Naciones Unidas. Quienes se mueven más en la onda de la galvanización social aprovechando los recursos tecnológicos, lo ven como una invitación a “luchar en red”. Los profesores franceses de la enseñanza media debaten si deberían incluirlo entre los textos a estudiar en el próximo curso.

Stéphane Hessel va un paso por delante de los eslóganes de mayo del 68: frente al “sé realista, pide lo imposible”, proclama que “¡todo lo deseable es posible!”, mientras su biografía nos cuenta como él no tuvo que esperar hasta aquel '68 para intentar hacer realidad sus utopías: desde el Consejo Nacional de la Resistencia, y aún antes desde las Fuerzas Francesas Libres, en torno a De Gaulle en Londres, Hessel ha sido, hasta hoy mismo a punto de cumplir los 94, un activista que ha convertido en ley de vida un axioma: - “El motivo de la resistencia es la indignación”- y defiende, con idéntica convicción y firmeza, los mismos valores que defendió con un arma hace más de medio siglo: “Tenemos que ser respetuosos con la democracia, pero cuando algo nos parece que no es legítimo, entonces nos corresponde protestar, indignarnos y desobedecer”.

Indignaos
Stéphane Hessel
Traducción Telmo Moreno Lanaspa
Prólogo de  José Luis Sampedro
ISBN  9788423344710
Ediciones Destino
60 páginas
5€

Comentarios (6)Add Comment
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El 15 de mayo toma la calle contra esta falsa democracia
escrito por elquecorreconlobos, abril 14, 2011
Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los subcontratados, los precarios, los jóvenes… queremos un cambio y un futuro digno. Estamos hartos de reformas antisociales, de que nos dejen en el paro, de que los bancos que han provocado la crisis nos suban las hipotecas o se queden con nuestras viviendas, de que nos impongan leyes que limitan nuestra libertad en beneficio de los poderosos. Acusamos a los poderes políticos y económicos de nuestra precaria situación y exigimos un cambio de rumbo.
Mediante esta plataforma, queremos ayudar a coordinar una acción global y común entre todas aquellas asociaciones, grupos y movimientos ciudadanos que, a través de distintas vías, están intentando contribuir a que la actual situación cambie.
Convocamos a todos, en calidad de ciudadanos, a salir a la calle el día 15 de Mayo, a las 18 horas, bajo el lema “Democracia Real YA. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. Te animamos a que te unas de forma pacífica y sin símbolos políticos excluyentes para hacer que se escuche una sola voz.
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escrito por luis artime, abril 12, 2011
Lamento mucho estar en absoluto desacuerdo con el juicio positivo que el panfleto de Stéphane Hessel, “Indignez vous”, ha suscitado en esta página. Aunque debo reconocer mí parti–pris, ya que el propio personaje de M. Hessel me produce una particular hurticaria. Su untuoso papel de papa del pensamiento correcto me resulta poco soportable, cuando la propia “re-construcción” de su biografía ha provocado un amargo debate entre los testigos coetáneos de su trayectoria vital. En opinión de algunos de ellos, tanto su papel en la Resistencia como su contribición a la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, aparecen exageradamente “embellecidos”, en el relato de su pasado.
Pero esto no pasaría de ser un comprensible “pecadillo” de coquetería senil, sino sirviera de soporte para un intento de provocación vitriólica que, como poco, constituye una patética caricatura a la edad de su autor.
El argumentario esencial de la obrita de Hessel concierne a Palestina, y en ella se puede leer : “Es preciso absolutament leer el “Informe Richard Goldstone” de Septiembre de 2009 sobre Gaza, en el que este juez sudafricano, judío, que se declara incluso sionista, acusa al ejército israelí de haber cometido actos asimilables a los crímenes de guerra y , tal vez en determinadas circunstancias, a los crímenes contra la humanidad, durante la operación Plomo Endurecido, que duró tres semanas.”
Aparte de la “comprensión” con la que este hombre de paz disculpa el lanzamiento palestino de misiles sobre poblaciones israelís, el entrañable viejecito se lanza a una desaforada descalificación, total e indiscriminada, de las democracias occidentales, con un vigor y una indignación propía de un estudiante en búsqueda desesperada de un poco de notoriedad.
La mala noticia es que Richard Goldstone acaba de publicar un artículo en el Washington Post, en el que, en base a nuevos datos, no sólo cuestiona la validez de su primer informe sobre la supuesta comisión de delitos por parte del Tsahal, sino que declara no tener dudas sobre la “intencionalidad” de ciertos “crímenes” cometidos por Hamas.
Una pena.
¡Ah! Y sin que pierda un ápice de pedantería, sería más correcto : Aux armes citoyens! (en version du XXI énième siècle)
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Acentos
escrito por Miyake, marzo 28, 2011
Estimado O. Colis,

Ni Indignaos ni Luis llevan acento, la primera por ser una palabra llana acabada en s y la segunda por ser un hiato compuesto por dos vocales cerradas.
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...aux armes, citoyens (versión pour le siècle XXI)
escrito por O. Colis, marzo 11, 2011
No he podido por menos que leer el que llamas "panfleto (en el mejor sentido de la palabra) francés" -y me encanta tu precisión al no haber escrito: "panfleto francés (en el mejor sentido de la palabra)"- , y me ha resultado tierno y emocionante que este hombre duro haya preferido, al final de su larga y procelosa vida, invitar a la indignación no violenta, a la indignación universal, no patriótica, ni siquiera occidental, sino a la indignación personal, individual, que es el más universal de los compromisos que se puede adquirir como ser humano (en el mejor sentido de la palabra) con el resto de los semejantes. Como él mismo reflexiona, ya su amigo Sartre columbró, también al final de su vida, que en el apoyo a las leyes que comprometen y obligan a uno con respecto a todos, a todos los demás, está el camino de la resistencia contra los valores que imponen el Capital y las Iglesias de Dios, que manejan las verdades absolutas como si fueran verdades racionales y que, en realidad sólo son dos: La Fuerza y la Otra Vida. Ambas provocan miedo porque nos sentimos insignificantes ante tanta fuerza y tanta infinitud sin restricciones, pero al leer ese panfleto tan francés, que expone con sencillez la esencia de nuestros motivos para rebelarnos indignados, me he sentido más fuerte y no tan poca cosa, como si detrás de sus palabras sonara una música olvidada que me animaba a indignarme con razón, a ponerme en marcha (...aux armes citoyens!). A veces es bueno volver a empezar por el principio, como si nos hubiéramos perdido. Este viejo fantástico nos invita a hacernos terroristas pacíficos. Si los miles de millones de seres humanos que podríamos hacerlo desde ahora nos dispusiéramos a hacerlo ya, veríamos como La Fuerza y la Otra Vida no resultarían ni tan fuertes ni tan eternas. Siempre me acuerdo, cuando comparo a los agresores con los agredidos, de aquél chiste que decía que vienen tres mil chinos llorando por la calle y alguien les pregunta por qué lloran y uno de los desconsolados chinos le responde que lloran porque cuatro gamberros les han pegado y entonces el otro le dice que no lo entiende porque ellos son muchísimos y los agresores sólo cuatro. Sí, dice el chino, pero es que nos han rodeado...
¡Indignáos!
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escrito por mercedes, marzo 11, 2011
Por favor, Octavio. TU, como todo el mundo, tienes derecho a decir lo que piensas de, en entre, para, sobre, etc. mi artículo o lo que sea. Y yo siempre aprendo algo de tus comentarios. Gracias
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La música y los acentos
escrito por O. Colis, marzo 11, 2011
Quizá te parezca, Mercedes, que es un exceso por mi parte escribir un comentario a tu artículo sobre prosodia castellana, pero me sorprende mucho ver que la editorial Destino titule el libro "¡Indignaos!" (según veo en la ilustración), porque nada más verlo me parece entender que se refiere a la forma coloquial del sustantivo plural de "indignados", es decir a los que se indignan o se han indignado, como si fuera la segunda parte o recapitulación del libro ¡Indignáos!, que es claramente una invitación imperativa a los que no están indignados o indignaos para que lo estén. Claro que también observo que el prologuista José Luís Sampedro, aparece como "Luis", como si esto de los acentos fuera un lujo innecesario en nuestro idioma y lo mismo diera ponerlos que no ponerlos. También podría ser que en estos últimos devaneos por resituar nuestra lengua en un contexto más universal (?) para todos los castellanoparlantes los sesudos auto-autorizados hayan decidido hacer desaparecer o invitar a que se hagan desaparecer de una vez los acentos en los diptongos, la verdad es que no lo sé. Pero me parece evidente que en este caso el acento enfatiza el imperativo rotundamente, que es útil y no superfluo. En cierto modo el comportamiento de la editorial Destino al titular y traducir así me resulta como si "aliviara" el objetivo del escritor francés, la invitación imperativa a rebelarse. Como si el libro de Hessel fuera en su idioma una bulería y en su versión castellana una sosa sevillana de caseta de feria. Los matices poéticos de nuestro idioma está en la música de sus palabras, y disiento de este afán académico por aliviar el castellano de sus matices esdrújulos y agudos para dejarlo llano. Recuerdo ahora que también quieren suprimir el "sólo" de solamente y no distinguirlo del "solo" del uno consigo mismo. "Sólo cuando estoy solo... " No me digas que no se va la poesía con el acento... ¡Indignáos!, por favor...

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