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Martes, 19 de Febrero de 2013

Actualizado02:33:53

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Una habitación con vistas Ana De Luis Otero

Un reflexión acerca de la actualidad en tono irónico. un saludo a mis lectores, Ana De Luis Otero Periodista

La niña de Rajoy ya tiene un año. La pobre ha tenido que crecer entre los impuestos, los desahucios, las subidas, la gasolina, los recortes, la sanidad, la escolaridad y todo lo que le venga a usted a la cabeza, y ahora la pobre, está, que de no dormir, ya no da pie con bola; y nunca mejor dicho.



Desde el sofá podemos ver cómo departe Bertín Osborne con personas que contribuyen a que otras personas puedan vivir mejor. Personas invisibles que no existen para la mayoría de las personas válidas. ¿Quién se pregunta cómo se puede uno manejar en una ciudad con una silla de ruedas? ¿Quién mira si por esa puerta estrecha cabría un enfermo? ¿Quién se pregunta cómo andan los ciegos entre las personas? ¿Cuántos de ellos han sido arrollados por las prisas, porque llegamos tarde o porque simplemente no los vemos?


Cincuenta años más tarde nos vemos entonando esta canción I can´t get no, satisfaction (No puedo conseguir tener satisfacción) ¿Quién le iba a decir a Mick Jagger que estaría aquí para cantarlo? Parece que cincuenta años no son nada pero leyendo la historia de España y habiendo participado de ella, estamos peor que nunca porque a esto no se le llama postguerra se le llama caos, crisis, dolor, pena, hambre, tristeza, y hablamos de España, no se olviden.


Ayer Mariano pasó revista. Era la primera vez, y como las primeras veces son las únicas, nos ha trasladado eso que ve y que nosotros no percibimos. Zetapé, el más que nombrado presidente de esa que fuera España alguna vez, decía que la respuesta estaba en el viento y que veía los brotes verdes. Esos que se convirtieron en deuda, en paro y en desolación. Ahora Mariano, al lado de Su Majestad el Rey, ha asumido aquello de españolizar a los catalanes y nos dice que ve luces. No sabemos si soñando o viendo los cuatro aviones que le pasaron por encima de la cabeza.


Todos los días son días especiales porque celebramos, recordamos, ensalzamos, averiguamos o aprendemos algo acerca de alguna persona, de un acontecimiento, acerca de un accidente, de algo que cambió la vida de muchas personas para siempre.


El hombre que mandó a Gasol con un mástil más alto no fuera a ser que se lo recortaran en la Gran Bretaña por orden suya, es también un corrupto de pro. En el lenguaje más claro que se pueda expresar, aunque dicho sea de paso, en el país de la charanga y la pandereta nada sucederá, vaya por delante que no dice lo que hace, roba a los españoles y don dije digo, digo, Diego. En los Falcon y Airbus canta a voz en grito aquello de “¡y que viva el vino!” porque dicho sea de paso también, se mete cada botella entre pecho y espalda que ¡vaya usted con Dios!.


El español medio se levanta por la mañana con el discurso más o menos hilado de aquellos que analizan cómo va esta España nuestra en los diversos medios de comunicación. Todos los días, en mayor o menor medida se sabe que de aquí no nos saca ni la madre que lo parió y cuando no son los sindicatos que mucho pitan pero poco tienen, son los de Renfe, los profesores, los médicos y las personas, sean las que sean que se ven injustamente tratadas después de vivir, esforzarse y trabajar durante montones de años. Eso contrasta con los “ninis” que no parece que vayan a trabajar en los próximos veinte años y que se acogerán al sistema cómodo y sin esfuerzo de la LOGSE en donde les han dado la mejor lección; a vivir, que son dos días.