Félix Población

Aparte de la amenaza de cierre que se cierne a primeros de este nuevo año sobre el diario Público, después de un cuatrienio y pocos meses de andadura, el año pasado pudimos asistir a la frustración de un empeño periodístico de izquierda que no llegó siquiera a nacer. Aquel proyecto tuvo por buen nombre La Voz de la Calle y se quedó en un amago, cuando faltaban pocas fechas para que el periódico saliera a los kioscos. Supuso una gran decepción para quienes se comprometieron con el objetivo que comportaba tan elocuente y necesaria cabecera.

Público se ha ido creando su público a lo largo de estos años. Ciertamente, su número de lectores no es tan crecido como para asegurar su mantenimiento, sobre todo si faltan unos ingresos por publicidad que complementen los proporcionados por venta y suscripciones. En un diario con una orientación ideológica derechista eso no sería obstáculo para permanecer a flote -tal como ocurre con algunos-, pues siempre habrá un potentado padrino que aporte capital para seguir haciendo el periodismo que al capital complace.

Pero Público ha apostado y apuesta por un periodismo diferente. Con todos sus defectos y carencias, el periódico mantiene una línea que se situó desde el primer momento a la izquierda de la que cualquier otro rotativo de difusión nacional puede hoy representar en España. Para unos es posible que esa línea no haya tenido ni tenga la suficiente definición. Los habrá que piensen que el periódico no ha dado todo lo que podía dar de sí como empresa informativa ambiciosa. No faltarán quienes hayan visto en su trayectoria cambios de timón que pueden haber descafeinado el proyecto inicial.

Todas son opiniones respetables y puede que todas tengan su punto de razón, pero lo que resulta evidente es que si Público desaparece ahora, como parece posible, no solo nos sentiremos huérfanos de un diario orientado a la izquierda -con todas las limitaciones que se quieran-, sino del diario en ejercicio que únicamente podría observar una línea crítica más firme y consistente contra la dictadura de los mercados y el gobierno que en España la avala a través de las urnas.

Esa orfandad sería demasiado dura como para hacerla permanente, por lo que es muy probable que si Público escribiese su punto final -algo que ojalá no suceda-, otro medio lo sustituya con más brío crítico y una mayor definición ideológica. Si un diario de izquierdas, profesional, crítico e independiente, siempre fue necesario en este país a lo largo de las últimas décadas, es muy probable que nunca lo vaya a ser tanto como en los años que se nos vienen encima. ¿O es que ni a eso podemos aspirar en la sociedad de la información?

Comentarios (1)Add Comment
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¿Si no hay demócratas para qué los diarios democráticos?
escrito por O. Colis, enero 06, 2012
Es verdaderamente alarmante que el diario Público pueda desaparecer, pero es aún más alarmante la indiferencia con la que noticias como ésta son tomadas por los lectores de diarios. No sé hasta qué punto los diarios virtuales hacen daño a los diarios reales, pero todo encaja con todo: No hay democracia, ni demócratas, ni lectores... es francamente alarmante que los diarios deportivos vendan tantísimo y que Público tenga que cerrar por falta de lectores, pero es lógico que si no hay demócratas los diarios democráticos sobren. El otro día oía a un contertulio televisivo decir que "PRISA y los rojos lo quieren todo", y se refería a El País como diario de izquierda acaparadora. Esto está así... ¿Qué hacer?

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