Estamos estupefactos, ¿o no? Hay un juez, por cierto de reconocida trayectoria y ahora destinado en Murcia, a quien no iba a nombrar por lo de la publicidad, pero creo que se merece que lo conozcamos todos. Se trata del famoso juez del Olmo. Bien, pues este señor, que todos creíamos que era cabal, se nos descuelga con una sentencia en la que llamar zorra a una mujer, para más inri por un marido maltratador y que acababa de anunciar al hijo que iba a ver a su madre en una caja de pino, no es un insulto. Simplemente quiso decir que era astuta. Casi un piropo.

Resulta que la culpa la tiene… el Diccionario: el lenguaje es machista. Bueno, el lenguaje realmente, no; la utilización del mismo, sí. Si nos fijamos en el Diccionario de  la Real Academia Española, la definición de “zorra” tiene como primera acepción, animal; segunda,  hembra de esta especie; tercera, carro bajo y fuerte; cuarta, prostituta; y coloquialmente, persona astuta como quinta definición. Ahí estamos.

Según este razonamiento, no sería un insulto si al juez le llamáramos “cerdo”. Hay un animal, y por cierto muy sabroso, con este nombre. Pues ahí vamos, no se nos enfade, señor juez; nosotras tampoco lo decimos con mala intención…

Lamentablemente estamos ante un caso espeluznante. Así no hay medio de luchar contra la violencia de género. A este individuo, y gracias a la genialidad y comprensión de este juez, le han reducido la condena creo que a ocho días de alejamiento. Bravo.

¿Qué podemos hacer con los jueces? ¿No hay nadie que pueda poner orden en este cuerpo de élite? No olvidemos que el judicial es uno de los tres poderes del Estado.

Hay que dar una vuelta al Diccionario. No sólo encontramos esto con la palabra zorra. Hay algunos casos más, por ejemplo:

Hombre público: hombre político.

Mujer pública: prostituta.

Sería muy largo mencionar todas las acepciones que son equivocas y siempre perjudiciales para la mujer, faltaría más.

El próximo 25 de noviembre “celebraremos” el Día contra la Violencia de Género. Pues a ver si en este mes y pico que falta vemos a este juez o destituido o rectificando la sentencia.

La esperanza es lo último que se pierde. Las personas de buena voluntad, tanto hombres como mujeres, seguiremos luchando por la igualdad y esperamos que con la colaboración de todos podamos hacer frente a esta lacra social, terrible, que parece que no cesa sino que aumenta.

La educación es la única salida a este problema, que parece irresoluble. Pongámonos todos a ello, educando a los niños y adolescentes desde su más tierna infancia. la escuela tendría que tener la asignatura de la Igualdad como transversal a todas las demás. Sólo así conseguiremos sacar una generación más igualitaria y más libre.

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Publicado en el periódico comarcal semanal Canfali Marina Alta el 8 de octubre de 2011

Comentarios (2)Add Comment
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escrito por O. Colis, octubre 14, 2011
Perdóneme que le diga, don Jaime, que si cree usted de verdad que las palabras son inocentes y que hay confusión en los asuntos gramaticales de las feministas no debiera dejarse llevar por su masculina tolerancia perdonando en usted lo que en las feministas denuncia. ¿Cómo puede ser, según sus principios sancionadores del léxico, que la gramática se enrede fuera de su ámbito natural con la genitalidad que es tan específicamente extraña a la gramática? ¿Siente o padece la genitalidad esos enredos que dice usted o son los órganos genitales los que sufren ese percance engorroso? Imagino a la gramaticalidad tocando y a la genitalidad sufriendo. ¡Qué recalcitrantemente de género que es usted! ¿Violencia intrafamiliar dice? ¿Y si la agredida es una joven de Murcia y el agresor un botarate de Miranda de Ebro y resulta que no se conocen hasta el momento en el que el agresor decide abalanzarse contra la mujer en un parque de Benalmádena? ¿No será que la violencia contra el género femenino se ejerce porque es femenino lo agredido? ¿Y no es usted mismo un agresor, un violento de género, cuando dice que las feministas, o sea, todas, están confundidas? Resulta que parece usted un fanerógamo que confunde sexualidad con cópula carnal, y que cree que el sexo es una casilla a rellenar en el registro civil y que las palabras no agreden. ¿Y la intimidación de género? ¿Y el abuso de género? Quizá no sepa usted que el término "violencia de género" es un anglicismo porque en España se ha reconocido muy tarde, cuando el derecho anglosajón lo condenaba hace mucho tiempo. En Irán, por ejemplo, Animebayhad dice que no hay homosexuales, por lo que toda la terminología persa sobre el asunto se anglosajoniza y día vendrá en el que los jueces y abogados iraníes usarán de los términos ya asentados en el resto de los países para condenar la homofobia. Educación e igualdad, llevas razón María Rosa, y leyes y respeto.
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VIOLENCIA DE SEXO
escrito por Jaime Vejarano Moreno, octubre 08, 2011
No debe hablarse de violencia de género, sino de violencia de sexo. Los humanos tenemos sexo (no confundir con sexualidad, que es como se llama la cópula carnal). El género es exclusivo de las palabras, es asunto gramatical. Ellas, las palabras, no ejercen violencia de ninguna clase; son las personas quienes lo hacen. Dígase, mejor: violencia contra las mujeres, o violencia intrafamiliar. Las feministas están confundidas, y enredan genitalidad con gramática. ¡Ninguna relación tiene lo uno con lo otro, señoras!
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