María Rosa Medel

No hay cosa más triste que la muerte de un niño, ni que decir tiene cuando esto se multiplica por diez. En estos días, en teoría alegres -tenemos los villancicos metidos en vena-, nos encontramos con varias noticias terribles de matanzas de niños.

Un chico complicado, con una madre más complicada todavía, mata a 27 personas en un colegio de Newtown en Connecticut (Estados Unidos), de ellos 12 niños* de 7 a 8 años. Terrible. Todos estamos conmocionados por la noticia. ¿Para qué tenía esa mujer en su casa ese arsenal? Evidentemente para algo más que matar ciervos. Hemos visto al presidente Obama llorando. Con todos mis respetos, cuando se es presidente de la nación más poderosa del mundo, donde todo el mundo tiene armas acogidos a esa maldita Segunda Enmienda, no tiene que llorar, se tiene que poner manos a la obra y cambiar las leyes que hacen posible estos crímenes horrendos.

Es cierto que estos niños han sido víctimas de la sinrazón, de la locura de un joven y su entorno, pero en este caso son tratados con respeto, nadie ha visto ni siquiera los pequeños ataúdes blancos, yo por lo menos no lo he visto publicado en ningún periódico, sólo vemos fotos de niños preciosos.

Pero a la vez, en estos mismos días hemos podido ver una masacre de niños en Siria, donde nos han enseñado sus cuerpecitos sin vida sobre una mesa quirúrgica. Estos niños han muerto por la prepotencia de un Estado, de otro tipo de locura, esta sí, consentida por todos y tan criminal como la otra. Pero de estos niños, además de no ocupar mucho espacio en los medios de comunicación, sí hemos visto su miseria.

Y como no hay dos sin tres, por si eso era poco, también en estos días diez niñas afganas, de doce y trece años, han muerto al explotarles una mina antipersona. Estaban recogiendo leña con sus hachas y parece que una de ellas dio con la mina. Como podemos ver, estas niñas no estaban en el colegio, sino trabajando. Lo que añade tragedia a la tragedia.

Sabemos que hay ciudadanos de primera y de segunda. Estamos cansados de oír lo del Primer mundo, el Segundo y el Tercero. Pero se te parte el corazón cuando ves la realidad a través de criaturas inocentes, que ya no van a poder tener su proyecto de vida. Una sinrazón les ha arrebatado la posibilidad de crecer y ser felices. Como vemos, la violencia llega de todas partes, da igual que la produzca un loco, un Estado o una guerra anterior.

Estas noticias no nos pueden dejar impasibles en ningún momento, pero menos en Navidad.

Es hora de ponernos a trabajar, cada uno en donde nos toque para que este mundo pueda cambiar y podamos vivir en paz. De todas formas, feliz Navidad para todos.

* Cuando digo niños estoy también diciendo niñas.

...

Publicado también en el semanario comarcal Canfali Marina Alta, Dénia, 22 de diciembre de 2012.

...

Sigue la actualidad de Periodistas en Español en nuestro

Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla

Indica nombre, apellidos, profesión y país.

Comentarios (0)Add Comment

Escribir comentario

busy