María Rosa Medel

En el 1476, los Reyes Católicos crearon un ejército llamado de las mangas verdes. Se formó para prestar auxilio en cualquier tipo de emergencias. Se denominaban así por sus uniformes que llevaban las mangas de este color. Según las crónicas de la época eran famosas por su impuntualidad, siempre llegaban tarde. Por eso se decía el dicho famoso que ha llegado a nuestros días de “a buenas horas, mangas verdes”.

En este momento nosotros también podríamos decir lo mismo. Ha tenido que haber unos cientos de miles de desahucios, en condiciones espantosas que todos hemos visto, violencia, desamparo, crueldad. A tal extremo hemos llegado que ya hasta los colectivos más implicados en la resolución de estas “ejecuciones” -policías, jueces, y hasta cerrajeros- han dicho basta. No quieren ser cómplices de la voracidad de los bancos, que no sólo se quedan con la vivienda, sino que mantienen la deuda y luego venden el piso, negocio redondo. Y si existe algún avalista, pues de paso se quedan también con el piso que avala.

Con este panorama, con la Plataforma contra los Desahucios en la calle, intentando impedirlos y algunas veces lográndolo, varios suicidios, se han encendido las alarmas del Gobierno y del primer partido de la oposición. Y sin ningún pudor se han puesto a la cabeza de la manifestación, sin contar con ninguno de los agentes sociales que han llevado esta lucha, ni los partidos que han defendido a los desahuciados en este tiempo. A ellos les podríamos decir “a buenas horas, mangas verdes”. ¿Qué pasa con los miles de familias que han perdido ya sus casa y posiblemente la capacidad de salir delante de por vida?

Hay otro refrán que nos podría valer: “Más vale tarde que nunca”. Eso es verdad, pero por favor que no nos organicen un parche. La Asociación de la Banca se les ha adelantado, por si iban hacer algo que no les interesara e incluso que les pudiera perjudicar de alguna manera. Han tomado sus medidas: una moratoria de dos años.

Bien, pero esto puede tener truco. La medida es para las familias en riesgo de exclusión; bueno, según el ministro de Guindos, inclusive para familias “de buena fe”. ¿Qué fe?. El temor que se extiende por la sociedad es que las medidas que se tomen sean tan restrictivas que afecten solo a pocos ciudadanos.

En el momento que escribo esto, martes 13, siguen reunidos sin ponerse de acuerdo. Algo quieren aprobar en el Consejo de Ministros y puede que terminen haciendo una chapuza, un parche que pare la alarma social y luego todos a lo mismo: los bancos a seguir con su negocio y los ciudadanos a seguir en manos de los poderosos.

Blog de María Rosa Medel

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