El sábado 23F la ciudadanía española nos volvimos a manifestar en Madrid a los gritos, cánticos, silbidos, pitadas… Como por ejemplo:
“Luego diréis que somos cinco o seis”, “el próximo parado que sea un diputado”, “dimisión”, el himno de los mineros, el Canto a la libertad de Labordeta, después se gritó ¡váyanse a la mierda! Recordándole, pues en el Congreso un día mandó a la mierda literalmente a Francisco Álvarez Cascos cuando gobernaba el PP por mayoría absoluta con Aznar como presidente, (se ve que no “se aprendió” de lo que pasa con las mayorías absolutas)
Quedó patente un gran despliegue de imaginación y creatividad: se paseó por entre la multitud un gran chorizo de tela granate, una marioneta de Rajoy, un montón de pancartas de todas las mareas: blanca, morada, verde, azul, naranja, roja, negra y amarilla se cantó y se bailó, lo cual vino bien dado el frío que hacía.
Fue emocionante compartir el espacio con tantas personas manifestando la inconformidad solidariamente por los recortes y las privatizaciones, o sea bajo el sentimiento común del hastío, de una mayoría absoluta que da la espalda a la ciudadanía. Había niños y niñas pequeñas, adolescentes, jóvenes, adultos, mayores, mascotas y éstas cuando se producían las pitadas, se ponían a ladrar empatizando con el personal allí concentrado.
Expresábamos la disconformidad con el Gobierno, pues se basa en la mentira de no cumplir su programa electoral. Las personas soportamos mal la mentira cuando ya es evidente, por eso tanto esfuerzo en tiempo y dinero para distraer a la población de la verdad, negarla y disfrazarla.
Con esta manifestación quedó patente que somos más conscientes de lo que nos están haciendo, nos recortan en calidad de vida, nos recortan vida mientras que otros se lo han ido llevando calentito, sobres por aquí y por allá…, esperemos que no sigan por ese camino.
La concentración en Neptuno fue un ejemplo de civismo, los contenedores se quemaron a posteriori de la manifestación, pues ya se había restablecido el tráfico y los servicios de limpieza ya habían pasado.
Sólo una salvedad, como opinión y sentimiento particular de mi participación, eché en falta una despedida y un cierre de la manifestación.
Por lo demás, mi enhorabuena y gracias a toda la marea ciudadana por su creatividad, imaginación y manifestación solidaria, pacífica y con sentido del humor.
No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos. Séneca