María Eugenia Eyras

 


Con sus 84 años a cuestas, camina encorvado mientras revisa las orquídeas que cultiva en el fondo de su casa, una antigua construcción en el modesto barrio oeste de Boston. Después se sienta ante una mesa abarrotada de libros, en su mayoría ensayos, con su perro labrador echado a los piés.  Parece un viejo inofensivo, pero no lo es.

En realidad Gene Sharp ha cambiado, y muchas veces, la historia del mundo. 

 

 

 

Casi todas las revoluciones del planeta desde hace décadas llevan su sello intelectual: Ucrania, Servia, Birmania, Kurdistán, Venezuela, Vietnam, Zimbabue, Guatemala, Australia, China, Japón, Georgia, Tailandia, Irán, Ucrania, entre muchas, hasta las más recientes de la Primavera Árabe como Túnez y Egipto. La lucha que en estos momentos se lleva a cabo en Siria también practica sus enseñanzas. 

¿Quién es Gene Sharp?

Según sus propias palabras, y a partir de su formación religiosa, todo surgió a partir de una pregunta: ¿cómo hacer para convertir al mundo en un lugar mejor? Su primera respuesta fue la insumisión: en 1953 estuvo preso durante 9 meses por negarse a ir a luchar en la guerra de Corea.
Después de doctorarse en la Universidad de Oxford fue nombrado Investigador Asociado del Centro para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard. Asimismo, es fundador de la Institución Albert Einstein, cuya misión consiste en defender las libertades e instituciones democráticas, oponerse a la opresión, la dictadura y el genocidio, y reducir la violencia con instrumento político.
Tras las huellas de Gandhi, ha hecho de la resistencia no violenta su bandera.
Autor de libros tan influyentes como La política de la acción no violentaDe la dictadura a la democracia La relevancia de Gandhi en el mundo moderno, afirma tajantemente: “Todo pasa por identificar la fuente del poder de una dictadura. Puede ser el apoyo popular, la legitimidad, el apoyo institucional, etc, de la que dependa la existencia de esa dictadura. El plan consiste en organizarse para reducir esa fuente de poder y así debilitar al régimen hasta que se desmorone y caiga por sí mismo”.
Sharp acuñó el término “jiu-jitsu político”, el que, siguiendo las reglas del judo, consiste en derribar al oponente mediante un desequilibrio generado por una táctica política estratégica o maniobra.
Su creencia fundamental es la de que toda estructura de poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
Humilde y sensato, erudito y creativo, Gene Sharp lleva más de 50 años luchando por la democracia: “Lo hago para que la gente oprimida pueda alcanzar la libertad, para que los terroristas no se conviertan en terroristas ya que pueden apelar a este otro tipo de lucha armada”.
Sus 198 Métodos de Acción No Violenta ha sido el manual estratégico de todas las rebeliones populares de las últimas décadas. Traducido a más de treinta idiomas, ha pasado de frontera en frontera, a escondidas de las policías secretas de todo el planeta.
En él se explican tácticas de desobediencia civil que van desde cómo aplicar el boicot de los consumidores, a de qué manera organizar una manifestación pacífica, hasta el modo de ridiculizar a los gobernantes despóticos en obras de teatro.
Está demostrado que estas 198 claves funcionan y son efectivas a la hora de erosionar el poder político, tanto, que su difusión aterra a los gobiernos autoritarios.
Cuando el manual llegó a Rusia, los servicios de inteligencia allanaron la imprenta y las librerías donde estaba en venta fueron misteriosamente consumidas por el fuego.
Las autoridades iraníes se apresuraron a transmitir una película de propaganda animada en la televisión estatal que mostraba a Gene Sharp complotando para derrocar al gobierno de Irán desde Washington.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, utilizó su programa semanal para advertirles a sus conciudadanos que Sharp era una amenaza a la seguridad nacional.
Ahora, los 198 Métodos pueden descargarse gratuitamente por internet.
Uno de los mejores colaboradores de Gene Sharp es el también anciano Bob Helvey, coronel retirado de EE UU, héroe de la guerra de Vietnam, condecorado en 1968 por su extraordinario heroísmo en acción.
“Vietnam me convenció de que tienen que existir alternativas de cambio que no incluyan el matar a la gente”, afirma. Su impecable mentalidad de estratega militar impresiona mucho a los jóvenes revolucionarios a los que asesora, más idealistas y menos prácticos que él.
Los dos, Sharp y Helvey, trabajan instruyendo a todo aquel que lo necesite en su lucha por la democracia.
“La rebelión de la Plaza Tiananmen, a la que acudí como observador, fracasó porque los estudiantes no tenían ni planificación ni decisiones estratégicas, como por ejemplo, cuándo abandonar la plaza. Improvisaban constantemente y por eso fracasaron y fueron masacrados”, afirma Sharp.
Considerado por sus detractores como colaborador de la CIA y por sus seguidores como justo merecedor del Premio Nobel de la Paz, Gene Sharp, a pesar de sus dificultades económicas, prosigue su trabajo tranquila y calladamente.
Ignorado por el gran público, está considerado como la persona más influyente en la política mundial después del Che Guevara.
Le gusta repetir a los jóvenes su frase favorita: “Jamás te rindas. Mientras no te rindas, no estás derrotado”.
En momentos como el actual, en el que hay tanto por lo que luchar, un viejo-joven-rebelde como Gene Sharp constituye un ejemplo y una inspiración.

 

Comentarios (1)Add Comment
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Indignarse, no conformarse...
escrito por O. Colis, febrero 24, 2012
No es cuestión de detractores. Sharp y La Institución Albert Einstein apoyan sus estadísticas en el trabajo de la La Freedom House, que es una organización fundada entre otros por Eleanore Roosevelt en 1941, y promovida originalmente para influir favorablemente en la opinión estadounidense para la entrada en la II Guerra Mundial. Actualmente, tanto Sharp como AEI y la FH se definen como voces en favor de la democracia en el mundo y se financian con fondos gubernamentales estando estrechamente asociados a la AIM, la World Anticomunist League, Radio Europa Libre y a la CIA (no es una opinión, es un hecho). Pero hoy en día las elecciones democráticas son simulaciones rigurosamente controladas. Los países que apoyan a otros sólo lo hacen en orden a su aprovechamiento económico, y nunca lo harán si no ganan con la ayuda. La humanidad, país por país o globalmente considerada es extremadamente débil, sin capacidad de organización al margen de los poderes que, finalmente, están dirigidos por el poder económico globalizado, por el Capital. Todos los movimientos de resistencia son vencidos o confundidos. Durante la campaña de huelga de rentatarios en Irlanda, 1879/80 Charles Stewart Parnell les aconsejaba: "No vale la pena confiar en el gobierno… debéis confiar sólo en vuestra propia determinación… agrupaos y organizaros y ganaréis". Pero hoy no hay esperanza de éxito, en siglo y medio el Capital ha aprendido a fortalecer sus flancos débiles y estamos perdidos.

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