Manuel López
Mucho antes de que el café para todos hubiera entrado en barrena -una lástima; en Starbucks dicen que catan al año más de 150.000 tipos de café, pero estamos con Heineken-, resulta que en 1931, viva la República, los fabricantes de cerveza se plantearon en España crear una única gran empresa cervecera.
Lo cuenta el profesor del Departamento de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Jaén Alonso Montero Aguayo, experto investigador en archivos históricos de la prodigiosa evolución de la industria de la cerveza en el siglo XX, léase cómo se lo montaron los empresarios cerveceros para acabar destronando al vino.
“Hace poco más de un siglo”, comenta en un reciente informe Manuel Ansede, estudioso a su vez de las investigaciones de Moreno, “cuando Cuba y Filipinas se independizaban y los soldados volvían supuestamente cantando, la cerveza en España era un líquido exótico, apenas bebido en verano por los burgueses de sombrero de copa en Madrid y Barcelona.”
Está claro que salvo algunos burgueses pijos, el común de nuestros bisabuelos de las clases populares eran gente de principios, pues la población, sobre todo la masculina, pasaba directamente de la leche materna al vino. De las delicias que esconde la gloria del escote del ama de cría al chato que sirve el tabernero, el porrón de la comida en familia y la bota que se lleva en las excursiones al campo, al fútbol o a los toros.
Así, pues, en el camino natural sin transición de la teta a la bota, en esto se presenta la cerveza. Un producto desconocido hasta entonces, pero ojo, “una bebida mediterránea”, recuerdan desde Cerveceros de España: “los vestigios europeos más antiguos de esta bebida encontraron en la provincia de Barcelona y datan del año 3000 a. C.” Las bebidas fermentadas están incluidas en la Dieta Mediterránea, considerada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y en la Pirámide de la Alimentación de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), junto al vino.
Los 15 millones de litros de cerveza que se produjeron en España en 1901 se multiplicaron más de 200 veces hasta totalizar los 3.280 millones de litros producidos en 2011, certifica el Informe socioeconómico del sector de la cerveza en España. El turismo y la meteorología favorecen el consumo de cerveza: 48,2 litros per cápita al año y unos ingresos para las arcas el Estado de 279 millones de euros por impuestos especiales sobre la cerveza. Las campañas de Tráfico y las dietas light ayudaron al consumo de un nuevo producto: la cerveza “sin”.
Ni rastro queda de aquellos tiempos en que se publicitaba el consumo familiar de cerveza “con”, como documenta este anuncio de la cerveza Damm de 1970 por la compra de litronas, en el que se promocionaba el sorteo de un viaje a Cabo Kennedy con la imagen familiar de un padre trabajador de cuello blanco, una abnegada madre en minifalda y dos niños alrededor de la mesa con la comida puesta. Todos con su vaso de cerveza.
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