“Cielo anubarrado y vario con amagos de lluvias”, vaticina el Calendario Zaragozano 2011 para estos días. Menos mal que luego aclara que “el temporal irá mejorando lentamente hasta llegar a días muy hermosos”.
No hay que fiarse de la climatología, ya digo, inmigrante interior atlántico-mesetario-mediterráneo que uno es, porque antes de que volvamos a la cita en estas páginas el sábado próximo, “continuará el temporal… propenso a la formación de tempestades, con lo que el ambiente tendrá una frescura algo impropia de la estación”.
La noche de San Juan está al caer y el pronóstico peninsular es de formación de tempestades. Lo dicho –“hasta el 40 de mayo no te quites el sayo”– es relativo, porque el refrán que vale es el que nos dice “no te quites el gabán hasta que llegue San Juan”. Ya habremos llegado al 55 de mayo.
Respetar los tiempos y las sazones. Escudriñar el pasado para interpretar el presente y diseñar estrategias de futuro. El movimiento del 15M ha despertado muchas nostalgias entre la gente de mi generación. La comparación con el Mayo del 68 francés es inevitable. Sin perder el imprescindible horizonte de utopía, todos coinciden en señalar que el 15M es mucho más realista.
Menos recordado, pero no por ello irrelevante, fue el germen en Alemania de las asambleas estudiantiles antiautoritarias del curso 1966-67 que desembocaron en la revuelta estudiantil del 2 de junio del 67 cuando la policía mató en Berlín al estudiante Benno Ohnesorg en una manifestación de protesta por la visita del sha de Persia.
La oposición al sistema en general se centraba en el rechazo a la guerra del Vietnam con la imagen del Che y el Libro Rojo de Mao como estandartes enarbolados por los estudiantes a los acordes del No nos moverán de Joan Baez y el Blowin’ in the wind de Bob Dylan. Qué tiempos.
Fui uno de ellos. En Colonia, el ayuntamiento de la ciudad “colaboró” con nuestra protesta con el anuncio de una subida de la tarifa de transportes. Nos sirvió en bandeja el argumento para contextualizar en la escala local en la calle nuestro programa reivindicativo para “cambiar el mundo de base”.
Cuando se está en la lucha tan importante es pedir lo imposible como tener los pies en el suelo. La imaginación al poder. Y no abunda tanto, ay. La manifestación del pasado sábado en las puertas del Ayuntamiento de Dénia mientras los ediles elegidos por el pueblo tomaban posesión de sus actas no ha sido, desde luego, la mejor manera de hacer historia para los grupos opositores que hayan estado detrás de protesta. Todo gobierno merece los 100 días habituales de cortesía.
El 19 de septiembre se cumplirán esos 100 días de cortesía. Esa es la fecha en que casualmente también cumplo dos años como columnista en estas páginas. Me quejaba entonces en mi primer artículo del estrépito de las malditas motosierras a la hora de la siesta en el Montgó profundo donde vivo, ante la pasividad de la autoridad municipal medioambiental con la contaminación acústica y lumínica en la ciudad.
Nobleza obliga: 100 días de cortesía. A partir del 19 de septiembre, habrá que retomar la queja, a no ser que la nueva corporación municipal tuviera el detalle de tomar cartas contra el incordio de motosierras, coches-discoteca, láseres nocturnos, etcétera.
Publicado en el semanario comarcal Canfali Marina Alta, Denia, 18 de junio de 2011.

escrito por Manuel López, junio 19, 2011