Quince días en el paro. Creía que perder el empleo supondría largas mañanas en casa pegada al ordenador mandando cv's. No ha habido tiempo, en estos quince días, para sentarse a reflexionar lo que supone de cambio de vida el ser uno más de esos casi seis millones de parados. Ni para reflexionar sobre el futuro, por mucho que el paro ya nos lo esperábamos desde hace meses.
El paro es más estresante que el trabajo. Aquí Fátima Báñez tendría mucho que decir. Diría que los parados no tenemos entusiasmo.
Hablo por mí, pero creo que también por muchos de los compañeros que han salido con el ERE de Telemadrid. LLevamos dos semanas recopilando documentación para la prestación del paro, para la demanda individual que tendremos que interponer, aportando datos para las demandas colectivas. Con una empresa que no tiene empleados en RRHH (porque los han despedido) y no descuelga el teléfono. El paro es ir a tu empresa y que te reciban con walkie talkies y con vallas de hierro para que no nos colemos en el edificio. Nuestra casa hasta hace quince días.
El paro es pasar las pruebas del SEPE (antes INEM) como si tuviesemos que demostrar los años que llevamos haciendo periodismo. Con miedo, como ni no llevasemos másde 20 años. El paro es hablar con los compañeros que se han quedado y darles ánimos por lo que están pasando. El paro es pensar cómo te irá la vida a dentro de medio año. El paro es perder amigos que te defraudaron y a los que nunca volverás a ver de la misma forma. El paro es, a quince días vista del despido, pensar que el viernes es un día maravilloso...Sin pensar (no estamos acostumbrados) que el sábado, el domingo y el lunes, y el martes, serán igual que el viernes...
Nos falta un tiempito para asimilarlo. Para acabar con la mala sangre, la rabia, el dolor de haber sido despojados de nuestro empleo, desalojados nuestra casa. Una vez, en Twitter, dije...."Me han deshauciado". Un compañero llamó por la noche asustado: No, le dije, me han echado de nuestra casa, Telemadrid, como a tí. De la mía, de momento, no.
El paro es verte en la cola con muchos, como tú, que no tienen las armas ni las palabras para contar lo que es el paro.