Recientemente he estado realizando un crucero, a bordo de un barco de la naviera Costa, el buque Costa Fortuna, y me hubiese gustado poder ir narrando día a día las experiencias de este tipo de viaje que puede considerarse diferente, y, en cierto modo alucinante por lo que ofrece en comparación con otro tipo de ocio. Decía que me hubiese gustado hacer un día a día, pero la tecnología me ha fallado, así que con permiso de mi editor voy a aglutinar aquí las experiencias vividas que creo pueden facilitarles la posibilidad de llevar a cabo uno de estos trayectos por aguas mediterráneas, atlánticas...
El itinerario, sencillo, embarque en Barcelona y toque en los puertos de Málaga, Casablanca (Marruecos) y Santa Cruz de Tenerife, desde donde decir adiós al Costa Fortuna que continuó su navegación rumbo a Brasil.
La nave, espectacular, ni gigantesca, ni pequeña, ni formando parte de esos mosntruos de 350 metros de eslora (longitud), ni por debajo de los 250 metros, con un total de 272 metros. Contando con doce cubiertas donde se agrupan los camarotes de los 1.030 tripulantes, en los niveles inferiores, y los 3.470 cruceristas en el resto de las zonas destinadas para ellos, nosotros.
Piscinas al descubierto y cubiertas, jacuzzi, gimnasio, saunas, salas de belleza, zonas de baile, realajación en la biblioteca, capilla, comedores abiertos casi las veinticuatro horas al día, donde degustar desde una cominda o cena sentado, al modo tradicional, hasta un buffet junto a la cubierta más alta desde donde disfrutar del paisaje de la costa que se aproxima o aleja, o que bien está acompañando en el recorrido.
Pero este hotel flotante que navega, porque cualquier crucero se compone de dos partes, una es el barco en sí mismo, y otra el conjunto de alojamientos, limpieza, comida, diversiones y entretenimiento, excursiones...guadar en su interior y en su hacer curiosidades que muchas veces nadie se pregunta a la hora de llevar va cabo uno de estos viajes, que si bien hasta hace unos años parecían únicamente accesibles al bolsillo de clases pudientes, hoy se puede afirmar con rotundidad que cualquiera que lo desee puede tener su semana de "Vacaciones en el Mar" (¿se acuerdan de aquella serie de televisión?)
Por ejemplo, como se trata de una pequeña ciudad en movimiento, se dan 15.000 platos de comida (desayuno, comida, cena) al día; varios miles de botellas de vino en un crucero de una semana; se usan unos 5.000 kilos de harina al día, 15.000 de patatas, y más de 5.000 der huevos, lo que da una imagen de lo que mueve este tipo de "vacación".
La actividad es permanente, ahora una excursión con base en el puerto de escala, después un espectáculo en el teatro con capacidad para más de 1.500 personas. Un relax en las piscinas o en la zona termal; una copa antes de cenar en cualquiera de los más de diez salones habilitados, que posteriormente cuando los más jóvenes quieran acudir a la discoteca, los nostálgicos puedan disfrutar de otro tipo de música mientras saborean una bebida. O quizás para aquellos que les gusta el riesgo, una vuelta por el casino donde probar suerte a la ruleta, al black ja o a las tragaperras..., quien sabe.
Dirán que les estoy poniendo los dientes largos, o que quiero venderles algo, pero de verdad que les recomiendo que hagan un crucero una vez en la vida. Los hay de todos los precios y de todas las duraciones, ya que esta temporada próxima se van a poner de moda los mini cruceros de tres y cuatro días. Es una experiencia única y merece la pena.
Yo también era un tanto exceptico, pero ahora me he convencido.