Conrado Granado Vecino.- Sobre la pasada Huelga General del 29-S se van a hacer sesudos estudios a partir de ahora, pues ha sido como tal un acto que va a marcar un antes y un después en varios asuntos, como el futuro del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la reforma laboral, el futuro de las pensiones y la fuerza misma de los sindicatos UGT y CCOO. Pero de lo que también quedará constancia es del ataque feroz, descarnado, inhumano, implacable y a degüello que los medios de comunicación conservadores de este país han lanzado en tromba contra los sindicalistas que, por otra parte, se han limitado a ejercer un derecho constitucional, el de la huelga, y que por ello han sido tildados de asesinos, ladrones, mafiosos, vividores, vagos y maleantes. Todo ello, en aras de la sagrada libertad de expresión que algunos esgrimen, mientras otros periodistas nos preguntamos si tenemos derecho a llamar asesino o mafioso a una persona sin aportar pruebas. Porque cabe pensar que periodistas, sí, pero iguales ante la Ley.

Es cierto que la libertad de expresión debe prevalecer a la hora de informar, pero todo tiene un límite. Un periodista, un medio de comunicación puede decir que la huelga le ha parecido un fracaso total, que no tenía sentido, que iba en contra de los intereses de la ciudadanía, que a la manifestación fueron cuatro gatos, que los sindicatos están trasnochados, no tienen visión de futuro, etcétera. Pero aprovechar la ocasión para arremeter al unísono y a veces de forma mezquina contra unas organizaciones que han ejercido un derecho, y que además están respaldadas por millones de votos de los trabajadores en los centros de trabajo, es cuando menos desafortunado. Por supuesto que es condenable cualquier acto violento, cualquier salida de los cauces respetuosos, pero exponer el caso especial, aislado, como sinónimo de la actuación general resulta cuando menos mezquino. Como se ha hecho en algún medio de comunicación mostrando el coche incendiado en Barcelona como exponente, cuando en realidad esa fechoría había corrido a cuenta de los antisistemas, que nada tienen que ver con un sindicalismo responsable.

Solamente la responsabilidad profesional y el callo en el estómago fueron soporte para poder contemplar los informativos de algunas televisiones, situadas a la derecha de la derecha. Allí no se opinaba, se vomitaba bilis contra los agentes sociales. Unos días antes, un telepredicador de las hondas preparaba el terreno diciendo que la Policía debía ir a las sedes de los sindicatos, registrarlas e ilegalizarlos. Curiosamente tal insinuación coincidía con lo que hizo el dictador Franco y sus levantados en armas contra el Gobierno de la República con el Decreto número 108, de 13 de septiembre de 1936, mediante el cual la Junta de Defensa Nacional, con sede en Burgos, declaraba fue de la Ley a los integrantes del Frente Popular, y por ende a los sindicatos UGT y CNT. A partir de ese momento, con los sindicatos ilegalizados, comenzaría la incautación de sus bienes y los fusilamientos de muchos afiliados. Menos mal que el telepredicador de marras no ha pedido ahora que los fusilen, porque entonces la coincidencia habría sido del 100 por ciento…

En la prensa escrita también hubo lógicamente todo tipo de comentarios con respecto a la Huelga General 29-S. Mientras que para El País el paro “tuvo un impacto moderado”, La Vanguardia escribía sobre una “huelga no general, porque los sindicatos paralizaron la industria y la construcción, pero fracasaron en los servicios”. Por su parte, El Periódico de Cataluña consideró que se había tratado de una huelga “más sindical que general”, apuntando que los sindicatos tienen el gran desafío de buscar la manera de defender los intereses de los trabajadores en una economía globalizada.

Pero ahí estaba la prensa conservadora, con toda su artillería pesada dispuesta, lanzándose, como venía haciéndolo desde hacía semanas, al acoso y derribo de unos sindicatos que al parecer les estorban; a ellos y a la derecha que se avecina, claro, y por lo tanto la consonancia de intereses ya suena a orquesta bien ensayada. Algunos no se han andado con tapujos y han llamado asesinos a los sindicalistas, y que sepamos en la Huelga General no han matado a nadie. Para otros francotiradores de estos medios, “UGT y CCOO son mafias financiadas por Zapatero”. Para La Razón se trató de una huelga “borroka”, calificativo que la aproxima a delicados sucesos del País Vasco. ABC tienen un paladín (entre un ejército de prietos paladines) llamado Herman Tersch que decía acerca de la huelga: “España dio un paso definitivo de cara a liquidar un sistema sindical que ha degenerado en un aparato de corte mafioso, sostenido por la coacción, la violencia…”. No se iba a quedar atrás La Gaceta, nuevo en el selecto grupo de la prensa más conservadora, y que por lo tanto necesita abrirse un hueco entre los “primus inter pares”. Ahí está su director, preguntando eso de “¿Habrá algún juzgado que actúe contra los piquetes?”. Cualquier interesado en la materia, que lea un poco sobre lo ocurrido en el tema sindical en el año 1936, a los pocos días del levantamiento militar contra el orden constitucional, y comprobará unas curiosas coincidencias con lo que se ha escrito estos días. Y hay paralelismos que preocupan…

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escrito por antonio, octubre 05, 2010
para culito bebe.
No se si culito bebe o esta empapado, pero lo que si tengo claro que no tienes ni idea de los logros sindiciales e tu pais, seguro que tu gozas de un convenio en tu empresa, un estatuto de los trabajadores y de las demas leyes gracias al "espiritu santo". Seguro que eres uno de los privilegiados que lo que deseas que existan leyes que defiendan a los trabajadores para hacer de tu capa un sayo y aplicar tu santa voluntad.
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Culito bebe
escrito por Alfonso del Amo-Benaite, octubre 04, 2010
Demonios que finos son Uds. en cuanto les dicen algo saltan como berracos. De modo que además de mantener vía subvenciones multimillonarias a UGT y CCOO, como se nos ocurra decir la verdad, que han ejercido mucha, pero mucha violencia, se ponen estupendos.

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