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¡Vaya! Digo yo que algo haré medio bien en este ‘papel,’ (como solía decir Umbral) pero cada vez que me comentan es para sacarme los colores por erratas, errores, despistes y otras nimiedades varias. Menos mal que siempre pongo mis cosas en LinkedIn y ahí sí me ponen flores, a veces sin pretenderlo hasta se forman debates que duran más de lo que la cosa merece.

 

Mi estimado B.W. El ‘lapsus scriptus’ del apellido de mi admirado pintor y sobre todo muralista Diego Rivera, –perdona pero creo que Diego se hubiera quedado sin respiración si hubiera tenido que presentarse con todos esos nombres y apellidos –probablemente se hubiera desternillado de risa si alguien se hubiera dirigido a él así- no es una errata, ni un error, ni ignorancia sobre el personaje. Es sencillamente que se me cruzó por ahí el fantasma de D. José de Ribera, lo’Spagnoletto, como solían llamarle en el Reino de Nápoles allá por el siglo XVII. Algún día tendré que desagraviarle con algún post, para que deje mis cables en paz.

Tuve ocasión de conocer muy bien la obra de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco en México, a través de sus murales post-revolucionarios, reflejo de la sociedad mexicana de la primera mitad del siglo XX, en el DF, pero también en Guanajuato –lugar de nacimiento de Diego- y en Oaxaca. Los tres fueron comunistas, Rivera estuvo comprometido en la organización del viaje que le trajo sano y salvo a México, primero al puerto de Veracruz, de allí al DF, a su casa en el precioso barrio de Coyoacán, a León Trotsky. Más tarde se distanció de él. De Alfaro Siqueiros se dice que fue uno de los cerebros del complot para asesinarle, siguiendo órdenes de Moscú, cosa que como todos sabemos se llevó a cabo con éxito. Rivera estuvo casado cuatro veces, dos con Frida Khalo, la historia de sus amores y desamores es fascinante porque ambos eran personas fascinantes. Aprendí a ejercer el desapego con los murales de la Conquista y la Colonia, hasta tengo una preciosa anécdota. Estaba por segunda vez en el Instituto Nacional de Bellas Artes donde se encuentra el mural “La muerte de Moctezuma” y algún otro de la conquista. Estaba sentada en un banco y se me sientan al lado dos señoras de otro país de América Latina que iban por primera vez y no sabían de que iba el mural. Muy amablemente se lo expliqué, de la a, a la z, sin ahorrar detalles. Cuando terminé me dieron las gracias y me preguntaron de donde era...-tengo que decir que por entonces ya se me había ‘pegado’ algo el acentillo de alguna parte de México. Cuando las dije que de España, se quedaron boquiabiertas...Cosas de moverse por el mundo. Por cierto que también se encuentra ahí la segunda versión del mural que pintó originalmente en el gran hall de entrada del Rockefeller Center de Nueva York en 1933, “El hombre en un cruce de caminos”, todo un guiño al comunismo en un templo del capitalismo, con sendos retratos de Carlos Marx, Lenin y Trotsky. Nelson Rockefeller le pidió que sustituyera la cara de Lenin por la de un obrero anónimo, pero Rivera se negó. Resultado: El mural fue inmediatamente cubierto con un lienzo y destruido al año siguiente, 1934.

Pero como nada dura para siempre, el año pasado el MoMA (Museum of Modern Art), organizó una exposición dedicada a: “Diego Rivera: Murales para el Museo de Arte Moderno”, entre los cuales estaba incluído of course!, esa segunda versión más pequeña de la Escuela de Bellas Artes del DF. (México Distrito Federal).

Otra anecdotilla para recordar me ocurrió visitando el Palacio Presidencial en Oaxaca –preciosa ciudad colonial-. Allí estaba un guía no sé si oficial u oficioso explicando delante de un mural a una chavala suiza -a la que luego se ligó-  la conquista y la colonia a su manera. Le dejé terminar y entonces intervine, con algo que por cierto me había dicho una amiga mexicana de Mérida, Yucatán.  “Ustedes todavía arrastran un problema de identidad que algún día tendrán que asumir. Porque de hecho, a partir de la caída de Tenoxtitlán en 1521, todo lo que sucede aquí es Historia de México, no es Historia de España. Y ese desplazamiento histórico no lo tienen asumido”. Bueno, seguí con más cosas, sobre quien había iniciado el movimiento de independiencia que culminó con ella en 1821 y como se sigue tratando a los indios originarios actuales hoy en día...que estando en Oaxaca hay mucho que decir. Por cierto: en esa ciudad me hospedé en el Hotel del Marqués del Valle, por otro nombre...Hernán Cortés.

Bueno pues también hice un estudio en profundidad de ese apasionante personaje que fue Frida Khalo, que eludió la locura pintando su cuerpo atormentado por el dolor y la discapacidad, por un desgraciado accidente de tranvía que sufrió al principio de su adolescencia. Visité su casa-museo en Coyoacán, también la de León Trotsky y obras de Frida en varios museos y en alguna exposición monográfica que hace tiempo se mostró en Madrid, pero ahora no recuerdo donde...

Y es que amigo B.W., tener cuidado a veces no sirve de nada.

Nota: La foto es del mural original del Rockefeller Center. 

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