P-ES.- “Estamos en vísperas de un proceso que va a desembocar en el ocaso del periodismo”. Así de rotundo comenzó su conferencia José Luis Martínez Albertos, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Comisión de Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), en la inauguración de las jornadas “El Ocaso del periodismo tradicional”.
En su intervención Martínez Albertos agregó que “el periodismo impreso tiene los días contados, sólo se leerá electrónicamente, hasta 2020, pienso, aunque hay otros autores que lo ponen más cercano, en 2010. Este planteamiento juvenil nos lleva a afirmar que el periódico irá al baúl de los recuerdos”.Martínez Albertos abría con su conferencia, junto a los periodistas Miguel Ángel Blanco y Covadonga Porrúa, las Jornadas "El Ocaso del periodismo tradicional", que organizan conjuntamente el Instituto de Estudios Almerienses (IEA) de la Diputación y la Asociación de Periodistas – Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL), con la colaboración del Centro Asociado de la UNED, en las que se persigue hacer una radiografía del mundo de la información que permita desarrollar un diagnóstico de la realidad.
PERIODO DE TRANSICIÓN
Nadie mejor que el catedrático Martínez Albertos, dice la AP-APAL, para reflexionar con claridad de ideas sobre el periodismo actual y su futuro: En diez o veinte años se pondrá en entredicho la verdadera identidad del periodismo. Estamos en periodo de transición, de cambio, destacó el profesor, para a continuación manifestar que las nuevas técnicas sustituirán al periodismo tradicional, aunque es muy posible que se siga llamando periodismo, pero sólo tendrá en común la palabra, que siempre será palanca de desarrollo del nuevo periodismo o como se le denomine.
El conferenciante abundó en los retos y amenazas para el periodismo tradicional, objeto de su disertación, afirmando que la reciente reunión en España de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en una apuesta clara por el soporte electrónico, le daban la razón para afirmar que el periodismo impreso está dando los últimos coletazos. Situó el nacimiento del periodismo tradicional en 1850 coincidiendo con la llegada del alfabeto Morse y la telegrafía sin hilos, el ferrocarril y la rotativa, tres fenómenos que aparecen y son determinantes para transmitir la noticia, distribuir el producto e imprimirlo con garantías. Al mismo tiempo, continuó Martínez Albertos, la noticia, que está sometida a principios éticos jurídicos, se difunde a un público masivo. En contraposición, según el catedrático, "el periodismo no convencional no llega a elaborar la noticia y trabaja con audiencias reducidas, a veces, individualizadas.
LA CREDIBILIDAD, LAS AUDIENCIAS
La segunda parte de su disertación, José Luis Martínez la dedicó a resaltar lo caro y obsoleto que resulta la tecnología que utilizan los periódicos, reflejando aquí también el daño que le ha producido la prensa gratuita, un producto en algunos casos hecho bien y que ha llegado incluso a un sector de la sociedad no acostumbrado a leer diarios, indicó.
Después habló de los contenidos y partió de la siguiente pregunta: ¿Internet está en condiciones de aplicar normas deontológicas y éticas como se ha hecho en el periodismo tradicional? Albertos subrayó la necesidad de que la noticia debe aparecer deslindada, afirmando que información y opinión han de ir desvinculados, porque así lo recogen los códigos éticos, entre ellos el de FAPE. Pero insistió más: Los hechos no admiten discusión, son sagrados, y los comentarios son libres. Son principios del periodismo tradicional, que no los observa el periodismo no convencional. Hizo alusión histórica a que la radio, en sus inicios, respetaba esta máxima, pero ya después, como la televisión, tampoco. En este sentido destacó que en Internet estas normas se olvidan por completo, y mucho más el llamado periodismo ciudadano, los bloggueros.
La credibilidad que ha prestigiado al periodismo tradicional ocupó otra buena parte de la conferencia de Martínez Albertos, quien llegó a decir que hoy día el rumor se convierte en noticia y eso lo está promoviendo Internet, porque, entre otras cosas, manifestó, no se analizan y seleccionan las noticias. Después habló de las televisiones, en su pelea por ganar audiencia, que convierten la noticia en espectáculo, como puede verse en muchos canales televisivos.
EL PROVEEDOR DE INFORMACIÓN NO ES UN PERIODISTA
El catedrático de la Complutense dedicó la última parte de su intervención a resaltar que el periodismo tradicional se caracterizaba porque se proyectaba sobre públicos masivos, importantes, tenía entidad cuantitativa, puesta de manifiesto a lo largo de 150 años, sobre todo la televisión; pero las nuevas tendencias, en Internet, los públicos no son masivos, incluso se llega a la comunicación individualizada. En este caso el periodismo esta siendo sustituido por un proveedor de información, lanzan mensajes que buscan públicos receptivos. Aquí, Albertos dejó muy claro que el proveedor de información no es un periodista. Puede ser el chico de los recados, la secretaria de dirección de una empresa importante o un catedrático universitario que dirige una tesis (suministra información y aconseja), pero en ningún caso será periodista.
José Luis Martínez Alberto llegó a la conclusión de que estamos en los albores de un nuevo proceso de comunicación, que durante algún tiempo seguirá llamándose periodismo, pero que no es periodismo. Periodismo viene de periódico, el periódico es impreso y éste se dirige a grandes masas. Terminó con el deseo y la confianza de que este nuevo proceso cumpla los fines de beneficio social, como el periodismo tradicional ha conseguido a lo largo de 150 años.

De hecho, el de la especialización es un fenómeno que ya se advierte en la oferta de numerosos conglomerados mediáticos: junto al diario de información universal existe la publicacación económica, la deportiva, la que tiene que ver con decoración, cocina y más. Y en estos tiempos en los que no hay margen para la aventura, si estos productos están allí es porque existe un mercado.
En correspondencia, el factor humano -el periodista- ofrece en virtud de la especialización trabajos serios, de mayor nivel, y de esta forma se establece el juego de la oferta y la demanda periodística. No encuentro razón alguna para que estas prácticas de un periodismo renovado comporten amenazas de muerte. Al contrario, pienso con optimismo que se irán acentuando en los años venideros en favor de una prensa especializada y de alta calidad.