PES.- “No, no se bromea en Corea del Norte con Internet”, escribe el bloguero francés Korben en su página dedicada a los avances informáticos y las tropelías cometidas en la Red, mencionando un artículo publicado en la página web de la BBC “donde se puede aprender algo más sobre lo que ocurre cuando se quiere navegar por Internet o hacer llamadas telefónicas, en ese país cerrado con dos vueltas de llave”.
Para empezar, todas las páginas oficiales norcoreanas cuentan con un script que, cuando se le menciona, automáticamente aumenta el tamaño del nombre de Kim Jong-un, el actual “presidente” de una República que funciona con criterios monárquicos absolutistas, ya que este Kim es el tercero que ocupa la cabecera del país, sucesor de su padre y de su abuelo (Korben dice que va informarse bien de cómo se hace, porque todos tenemos derecho a que nuestro nombre se amplíe cuando alguien lo escriba; si lo averigua, lo sabremos nosotros también).
Después informa de que en todo el país existe un único cibercafé, en la capital Pyongyang, que los ordenadores del establecimiento cuentan con un “visto bueno” oficial del gobierno y están equipados con una versión modificada de Firefox, llamada Naenara, cuya página de entrada es el portal gubernamental, que también se llama Naenara. El año que figura en los ordenadores no es 2012 sino 101, es decir el número de años transcurridos desde el nacimiento del primer Kim (Kim Il-sung, fallecido en 1994).
Los ciudadanos coreanos “normales” no tienen acceso a Internet en sus casas; tan solo disponen de este privilegio unos cuantos tipos pertenecientes a la élite y algunos científicos… Y aun así, no pueden acceder al Internet mundial sino a “una especie de cachivache que se parece más una Intranet depurada, llamado Kwangmyong y administrado por el proveedor estatal (el único)”.
Tan solo una docena de familias cercanas al dirigente tienen acceso al auténtico Internet, no censurado. “Finalmente, para pasarse datos, noticias, intercambiar películas o canciones e incluso una versión coreana de Wikipedia, los coreanos del Sur envían frecuentemente a Corea del Norte USB enganchados en globos inflados con helio. Simpáticos –dice Korben- estos chicos”.
En Corea del Norte existe también una red de teléfonos móviles oficial, llamada Koryolink , que no permite navegar por la Red ni tampoco llamar o recibir llamadas del extranjero. Para llamar a otros países los norcoreanos se hacen con teléfonos móviles chinos. Cuando no los utilizan los guardan enterrados, en bolsas de plástico, lejos de sus casas; y cuando los utilizan no pueden hacer llamadas que superen los dos minutos por miedo (fundado) a que les localice el ejército, que dispone de detectores de las radiaciones electromagnéticas de los móviles.
“La buena noticia (sí, todo es relativo), dice Korben, es que aunque todas las comunicaciones están vigiladas, al gobierno norcoreano cada vez le cuesta más controlarlo todo porque cada vez hay más herramientas que permiten evitarlo, y los ciudadanos de Corea del Norte están informados, aunque la apuesta sea muy arriesgada”...
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