Mercedes Arancibia
Por “insulto a los valores de la religión musulmana”, un tribunal de Estambul está juzgando desde el 18 de octubre de 2012 al pianista de renombre internacional y “bestia negra” de los islamistas Fazil Say, ateo militante, a causa de algunos comentarios publicados en su cuenta de Twitter. En un país como Turquía, que se reclama oficialmente “laico” desde los años 1930, en los tiempos del fundador de la actual república, Mustafá Kemal Ataturk, resulta chocante que los ciudadanos se puedan reclamar de cualquier confesión religiosa y en cambio no puedan ser ateos.
Fazil Say no ha asistido a la primera vista del juicio en el que, en teoría, le pueden caer entre nueve y dieciocho meses de cárcel por infringir el artículo 216 del código penal turco que castiga cualquier “ofensa que propague el odio y la hostilidad contra una institución”, y también que “denigre las creencias religiosas de un grupo”. Una definición, dice Le Monde, lo suficientemente ambigua como que los magistrados puedan interpretarla con total libertad.
Según la agencia turca Anatolie, en su defensa escrita Say dice que no tenía intención de insultar a nadie sino de expresar el malestar que siente ante las personas que explotan los valores religiosos de la población: “Ninguna de mis expresiones en Twitter tenían como objetivo insultar o humillar, no he llamado a nadie a la violencia y está claro que no he puesto en peligro el orden público”.
Según la edición digital del semanario Le Nouvel Observateur, el proceso de Say “relanza la controversia sobre la islamización de la sociedad turca, un asunto que divide profundamente a los partidarios del laicismo y los del poder islamo-conservador del partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), en el poder (desde hace diez años)”. “Es igual que los procesos de la Inquisición. Prohíben todo lo que impulsa a la gente a pensar, a reír”, ha declarado a la Agencia France-Presse el escultor Mehmet Aksoy, quien junto a un centenar de personas, muchas de ellas artistas, hacían patente su apoyo al músico en la puerta del tribunal. 103 parlamentarios alemanes han firmado una petición de libertad para Say, promovida por la diputada de origen turco Sevim Dagdelen.
“Yo no he insultado al islam, ha dicho Say. Solo he retwiteado algunos versos que me parecían divertidos. Otras 165 personas ha hecho lo mismo y solo quieren castigarme a mi". Después ha dicho que su música “es un puente entre Europa y Asia” y que, si le condenan, piensa exiliarse en Japón. Su música son medio centenar de composiciones, arreglos y transcripciones: “basada en los principios de la música occidental, introduce instrumentos tradicionales y músicas populares turcas, mezclando todo en un “folklore imaginario” (artículo en Le Monde reservado a los abonados)
Fazil Say, de 42 años, acostumbra hacer gala de su ateísmo y ridiculiza abiertamente a los “santurrones” del gobierno islamo-conservador que dirige el primer ministro Erdogan. En abril de 2012, cuentan en la crónica anterior al juicio en el diario Le Monde, se burló de la oración de un muecín: “El muecín terminó su plegaria en 22 segundos. ¡Prestísimo con fuego! ¿Cuál era la urgencia? ¿Una cita amorosa? ¿Una comida al raki?” (en algunos países de Oriente Medio se llama raki a diversas bebidas alcohólicas de alta graduación). “También tuvo la audacia de reproducir en las redes sociales unos versos del poeta persa Omar Khayyam, al que ha dedicado un concierto para clarinete: ‘Dices que por el paraíso fluyen ríos de vino. ¿El paraíso es una taberna para ti? Dices que dos vírgenes esperan a cada creyente. ¿El paraíso es un burdel para ti?’.
"A Turquía le gusta perseguir a sus artistas”, ha escrito alguien en la prensa local, recordado el caso del Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, juzgado en 2006 por insultar a la identidad nacional turca (en realidad, lo que había dicho Pamuk era: “En este país mataron a un millón de armenios y treinta mil kurdos”, lo que es una verdad indiscutible).
Fazil Say obtuvo en 1994 el premio Young Concert Artists International Auditions en Nueva York, iniciando entonces su brillante carrera internacional. Ha tocado con las orquestas filarmónicas de Nueva York, Israel, la BBC y San Petersburgo, con la sinfónica de Baltimore, con la Orquesta Nacional de Francia y con la Ciudad de Granada. Hijo de un musicólogo y escritor comprometido, su oratorio Requiem por Metin Sltiok –creado en memoria del poeta turco muerto junto con otros 36 intelectuales, en el incendio de su hotel por unos musulmanes integristas, en 1993- fue censurado por el Ministerio de Cultura turco. Es también un apasionado del jazz y ha fundado el Worldjazz Quartet.
Sigue la actualidad de Periodistas en Español en nuestro
Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla .
Indica nombre, apellidos, profesión y país.
