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Lunes, 18 de Marzo de 2013

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Quino, el padre de Mafalda, recibe en Francia la orden de Oficial de las Artes y las Letras

Quino-Mafalda-Medalla-Francia

Mercedes Arancibia

El dibujante Quino, creador del inolvidable personaje de Mafalda, la más liberada de las niñas del planeta, recibe este 1 de diciembre de 2012, en París, la medalla de oficial de la Orden de las Artes y las Letras, un reconocimiento con el que el estado francés distingue a personas que destacan en los ámbitos artístico o literario. La recompensa corona el trabajo de un autor muy modesto, a pesar de haber sido una de las personalidades más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

Quino recibirá la medalla -que es una condecoración del Ministerio de Cultura, y fue concedida al dibujante en 2010 por el entonces ministro del gobierno de Sarkozy, Frédéric Mitterand- en el marco de la 28 edición del Salón del Libro y la Prensa Juvenil, que tendrá lugar del 28 de noviembre al 3 de diciembre de 2012, de manos de la actual ministra, Aurélie Filipetti, encargada también del tradicional discurso que acompaña la ceremonia.

Joaquín Salvador Lavado, alias Quino, quien siempre se ha considerado “un obrero del dibujo”, cumplió 80 años en julio y lo celebró en su localidad natal de Mendoza, donde recibió numerosas muestras de reconocimiento y homenaje procedentes de medios culturales y literarios latinoamericanos. Nacido de padres emigrantes andaluces. Estudió dibujo y a partir de 1948 se dedicó únicamente a trabajar viñetas humorísticas. En 1973 dejó de dibujar al personaje de Mafalda, que había nacido en 1964, para dedicarse a elaborar una serie de libros, lúcidos y poéticos, sobre temas tanto personales como universales. En 1998 la municipalidad de Buenos Aires reconoció su talento nombrándole “Magister es Arts”. En 2009 anunció una “ausencia temporal” para buscar nuevos temas de inspiración en la creencia de que “la humanidad iba a encontrar otras vías para canalizar su forma de vivir, pero he visto que seguimos cometiendo los mismos errores”.

Unos meses después, el escritor argntino Juan Sasturaín le dedicaba uno de sus artículos de “contratapa” en el diario Página 12: “Hace un año, a fines de abril de 2009, Joaquín Lavado, Quino, se despedía, manuscrito y sentido, de sus lectores de décadas en la revista de Clarín argumentando con desarmadora sinceridad –como siempre– que ya no se bancaba seguir republicando chistes de otras épocas aunque siguieran vigentes. Que paraba, desensillaba hasta aclararse, hasta ver si tenía qué contar/dibujar y sabía/encontraba cómo. Un maestro. Tanto rigor no es frecuente en el medio. Quino, el modelo persona/dibujante Quino no lo es. El mismo que en 1973 le dijo chau a Mafalda y su banda en pleno apogeo y tras diez años de apoteosis, y en el pico máximo de su popularidad dejó de dibujarla en Siete Días –y no volvió a hacer la tira nunca más...– es el mismo que hace un año les dijo también adiós a los notables chistes (¿chistes?) semanales en Viva. Por las mismas razones: la fuente generadora no lo convencía ya, sentía que se repetía y no quería hacerlo. Dibujar (y hacer humor) fue siempre un ejercicio riguroso para él. Casi una esclavitud. Literalmente, como lo hemos señalado alguna vez y lo ha dibujado él mismo”.

El nacimiento de Mafalda tiene su origen en el encargo de una agencia de publicidad que, en 1963, buscaba un dibujante para crear una historieta destinada a hacer publicidad de la marca de electrodomésticos Mansfield. Todos los personajes tenían que llevar nombres que empezaran con al letra M. Aunque finalmente el proyecto no se llevó a cabo, Quino utilizó los bocetos para publicar al año siguiente, en el semanario argentino Primera Plana, una serie satírica sobre la vida cotidiana en Buenos Aires, y así nació el mito. Las “tiras” de Mafalda se siguen publicando hoy, casi 40 años después de que Quino dibujara la última, en muchos periódicos latinoamericanos y europeos.

Mafalda, una niñita de clase media argentina, detestaba la sopa y le preocupaban los problemas políticos, sociales y económicos de su país, y por extensión del mundo. Criticaba la gestión de los adultos y tenía una visión bastante pesimista de la historia y del futuro, indudablemente acertada porque tres años después de la última aparición de Mafalda, en 1976, tuvo lugar el golpe militar y Quino se exilió en Milán: “El documental Clase media, de Juan C. Domínguez, producido por la Universidad de San Martín…apoya su punto de vista en el libro Historia de la clase media argentina -escribe la periodista Sandra Russo, también en Página 12-. En la película aparecen Mafalda y Susanita, que lleva un cochecito de bebé, mientras pasean en los ’60 y pasan al lado de un mendigo. Susanita dice: ‘Me parte el alma ver gente pobre’. Mafalda le contesta: ‘Yo no tengo nada contra los pobres. Al contrario. Habría que darles trabajo y protección’. ‘¿Para qué tanto? –dice Susanita–. Bastaría con esconderlos’.

“Entre que Quino pensó ese diálogo de la clase media consigo misma –Mafalda y Susanita expresan claramente ese corte– vinieron los ’70, vino la militancia, volvió el peronismo, hubo violencia, llegó el golpe, hubo terrorismo de Estado, hubo resistencia, hubo masacre, volvió la democracia, cayeron gobiernos, hubo una década de neoliberalismo, y ciclo tras ciclo la historia fue demostrando que los pobres no eran el enemigo…”.


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