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Sábado, 19 de Enero de 2013

Actualizado07:37:39

Navegas por Culturas Escritores Andrés Trapiello: en la guerra civil cada bando cree que las barbaridades se cometieron en el otro

Andrés Trapiello: en la guerra civil cada bando cree que las barbaridades se cometieron en el otro

Andres-TrapielloFrancisco R. Pastoriza (*)

Cada vez que aparece una nueva novela sobre la guerra civil española me acuerdo de aquella que publicara Isaac Rosa en 2007 con el título de “Otra maldita novela sobre la guerra civil”. Sin embargo hay que decir que ni siquiera la Historia ha dicho todo sobre aquel enfrentamiento y que es en buena parte la literatura y la novela las que han aportado algunas claves para entender lo que ocurrió entonces. Una de esas novelas es “Ayer no más” (Destino), la última de Andrés Trapiello, un escritor que otras veces ha abordado el tema desde otras perspectivas ensayísticas (“Las armas y las letras”) o documentales (“La noche de los cuatro caminos”).

Ahora vuelve de nuevo a la novela con planteamientos de izquierda que pueden irritar o incluso indignar a quienes, también en la izquierda, han ignorado algunos de los principios que aquí se denuncian sobre la guerra civil y la memoria histórica.

Francisco R. Pastoriza: Una de las tesis de “Ayer no más” es que durante la guerra civil se cometieron crímenes terribles en uno y otro bando.

Andrés Trapiello: Bueno, esa es una realidad, es lo que ocurrió. Y ha costado mucho tiempo poner de acuerdo a la gente sobre esto. Cada bando pensaba que se habían cometido barbaridades, pero sobre todo pensaba que las cometieron los otros, o que las que cometieron los otros estaban más injustificadas que las que cometimos nosotros. Pero lo que propone la novela son muchas cosas al mismo tiempo. Lo primero que me gustaría decir es que esta es una novela contra la violencia.

FRP: ¿Qué otras cosas se pueden deducir de la historia que se cuenta en “Ayer no más”?

AT: La novela propone también unos mínimos en los que todos debemos estar de acuerdo. El primer mínimo es que el golpe del 18 de julio del 36 fue un golpe ilegítimo contra un régimen legítimamente constituido. Este es un hecho en el que, aunque sea tan elemental, la gente no se pone de acuerdo. Tan es así que cuando la izquierda ha propuesto en el parlamento que se condene de modo simbólico el golpe del 18 de julio, la derecha se ha negado sistemáticamente. Y cuando la derecha ha propuesto a la izquierda poner en el parlamento una placa con los parlamentarios asesinado en el 36, la izquierda no ha querido porque la inmensa mayoría de los diputados asesinados eran de derechas. El segundo mínimo en el que hay que poner de acuerdo a la gente es que la República representaba los principios de la Ilustración: igualdad, fraternidad, derechos de las mujeres, separación entre Estado e Iglesia… Los sublevados lo hacen contra los principios de la Ilustración, se sublevan porque temen que en España finalmente triunfen esos principios. Sin embargo, no todos los que estaban del bando republicano estaban dispuestos a defender estos principios. Es más, son buena parte de los republicanos, o con la anuencia o la tolerancia de la República, los primeros en conculcar los principios de la Ilustración y en alentar a los demás a que se conculquen. Las chekas, los paseos, los tribunales populares… son ejemplos en los que los principios de la Ilustración dejan de ser defendidos por quienes tenían que haberlo hecho. Finalmente, hay que decir que en la república había gente que no era demócrata y lo que hace más compleja la situación es que dentro de la sublevación fascista había liberales y también demócratas, como el caso de Unamuno. Y otras gentes, que no están en principio con los sublevados, se van sumando de una manera u otra: Baroja, Ortega y Gassett, Azorín… muchos que no son fascistas pero que van a apoyar de una u otra manera el golpe de estado. Hay que decir que tanto los que respetaban los principios de la Ilustración con la república como los que estaban en el campo de los sublevados poco pudieron hacer contra aquellos que los conculcaron.

FRP: El lector de la novela puede tender a identificar a algunos de los protagonistas con personajes reales. Medinagoitia, el escritor y periodista Lillo, el parlamentario Seisdedos… son trasunto de otros tantos personajes conocidos?

AT: Unos son reales literalmente y otros son de ficción, pero incluso éstos tienen elementos de personas reales. También los crímenes que se cuentan en ambos bandos son todos reales, tomados de primera mano, ocurridos en León y en su entorno, que es de donde yo soy. Y casi todos los personajes universitarios son estereotipos tomados de la realidad, de personas que existieron o existen aún.

FRP: ¿Por qué este regreso a la novela para plantear unas ideas sobre la guerra civil?

AT: Primero porque el ensayo se ocupa de hechos generales y por tanto es más fácil jugar con la objetividad, en tanto que las novelas se ocupan de hechos particulares y que, a diferencia de la historia, tratamos de darles un sentido. La historia no tiene un sentido. La historia se compone de hechos que suceden unos detrás de otros, sin más. En cambio, en la novela, los hechos se suceden como consecuencia unos de otros. Paradójicamente, porque no hay una explicación científica para ello, tendemos a encontrar mayor lógica en el sentido que en el no sentido, y por tanto, mayor aprovechamiento del “mensaje” que se nos quiere decir, a través de la novelas. Cuando los historiadores han tratado de hacer ficción, han presentado como científico algo que no lo es. A veces, como ocurre con algunos historiadores nacionalistas, buscando un pasado amañado. En la novela no tendría sentido porque en la novela todo es ficción, una ficción que trasciende y en la que encontramos hechos que están referidos a una realidad, sobre todo cuando queremos contar hechos particulares, que es lo que sucede en este caso.

LIB-ayer-no-masLOS DESASTRES DE LA GUERRA

F.R.P.

Señala Antonio Muñoz Molina en su reciente libro “El atrevimiento de mirar” que, en la serie “Los desastres de la guerra”, Goya no se limitó a registrar los crímenes y las barbaridades cometidas por los invasores franceses contra los resistentes sino que también pintó las atrocidades de la población madrileña contra los soldados de Napoleón. Los choques entre ambos bandos llegaron a una violencia propia de este tipo de enfrentamientos pero, a diferencia de la imaginería y la literatura que atribuyen sólo acciones heroicas a los resistentes españoles, Goya no quiso ocultar que tanto en un bando como en otro se cometieron crímenes atroces.

La tesis de Ayer no más (Destino), la última novela de Andrés Trapiello es la de manifestar que durante la guerra civil española también se cometieron crímenes espantosos tanto en el bando franquista como en el republicano, lo que a veces ha sido olvidado por algunos historiadores. El autor expone a lo largo de este relato, entre los vericuetos de la ficción, algunos de los más crueles cometidos en ambos bandos, todos ellos tomados de la realidad. La diferencia entre unos y otros crímenes, se afirma aquí, es que los rebeldes los cometieron en secreto y los otros no sólo los cometían a la vista de todos sino que se jactaban de haberlo hecho. Nadie, sin embargo, ha querido pedir responsabilidades a los suyos sino a los contrarios. “Pero hablemos de números (se dice en un momento de la novela): el de las víctimas del franquismo es cuatro veces superior”. Este principio también se cuestiona porque, además de que el número no reduce el dramatismo de los hechos ni la culpabilidad de sus autores, como dos millones menos de judíos asesinados no reduciría la barbarie del Holocausto, “a medida que fue transcurriendo la guerra, los franquistas tuvieron más y más territorio donde ejercer su represión… si hubiese sido la República la que hubiera ido conquistando territorio, quizá habría sucedido lo mismo” (p.249).

En Ayer no más, la investigación sobre un crimen cometido en el frente nacional durante la guerra civil enfrenta al protagonista de la novela con su familia y su entorno profesional. José Pestaña, historiador de ideología izquierdista, que cambió el apellido paterno para no ser identificado como hijo de un antiguo empresario falangista que durante el franquismo desempeñó diversos cargos como militante de la ultraderechista Fuerza Nueva, descubre la relación de su padre con el asesinato a sangre fría de un inocente campesino en los primeros días del alzamiento nacional. La incertidumbre moral y el deber profesional se apoderan del historiador, que se debate entre denunciar públicamente los hechos o averiguar el grado de implicación de su padre en el crimen y toda la verdad sobre este hecho, una verdad que el lector va a conocer pero que los personajes ignoran.

Con este argumento como trama central, La polémica implícita en la novela no se reduce sólo a los crímenes de guerra en ambos bandos sino que, situada la acción en la España del gobierno de Zapatero, los personajes toman también partido en relación con el tema de la Memoria Histórica y el levantamiento de las fosas que albergan a cientos de víctimas de la guerra civil. Aquí están las manifestaciones tanto de los defensores de la Memoria Histórica como las de los reaccionarios, las de los falsos progresistas, las de los que buscan el triunfo de sus postulados políticos en las fosas en lugar de buscarlo en las urnas (“con muertos de otros”. p.251), los arribistas que aprovechan los escenarios en los que se levantan los cadáveres para liquidar antiguas disputas… Y entre todo ello, planeando por encima de la novela y de los personajes, la actualidad y su relación con la guerra en forma de noticias sobre los elementos de la trama (la publicación de las esquelas de los cadáveres que se van encontrando, los artículos de Fernando Savater y Martínez Reverte cuestionando aspectos de la Memoria Histórica), de personajes cuyas actitudes e influencia en la opinión pública se discute desde posiciones encontradas (Ian Gibson, Luis Rosales, Baltasar Garzón) … Ayer no más es una novela polémica cuya lectura, aunque a veces pueda irritar o incluso indignar a algunos, llama a la reflexión sobre unos hechos que aún están dramáticamente presentes en la sociedad española.

A destacar el estilo narrativo, con los monólogos de cada uno de los personajes que trazan una historia coral, los artificios de escritura que utiliza el autor (hay una alusión a un tal Trapiello que publica artículos en “El País” y a un escritor pedante, autor de Las armas y las letras) y sobre todo el desenlace, un juego literario cervantino muy imaginativo.

  • TÍTULO: “Ayer no más”
  • AUTOR: Andrés Trapiello
  • EDITORIAL: Destino
  • 310 Páginas. 20 euros

LIB-las-armas-y-las-letrasSI MI PLUMA VALIERA TU PISTOLA…

F.R.P.

Para suplir la laguna de la literatura española durante los años de la guerra civil resulta muy oportuna la reedición de Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (Destino), de Andrés Trapiello, uno de los libros más completos sobre los autores y las obras de los años de la contienda (la edición de bolsillo publicada ahora añade nuevas páginas, como las dedicadas a José Castillejo). Y también más críticos con los escritores de uno y otro bando. Editado con exquisito cuidado e ilustrado con cientos de fotografías de la época, algunas inéditas y otras poco conocidas, Las armas y las letras aborda con valentía la literatura escrita durante los años 1936 al 39 y la obra posterior publicada como consecuencia del enfrentamiento. La tesis que se manifiesta a lo largo de este ensayo y a través de su literatura, es la de que aquella no fue una guerra entre dos Españas sino la determinación de dos Españas minoritarias (la fascista por una parte y la anarquista, comunista y socialista radical por otra) para acabar con la mayoritaria tercera España, en la que estaban gentes de toda clase, condición e ideología.

Uno de los objetivos que persigue este ensayo, al borde a veces de la provocación, es el de poner en su sitio a algunos de los escritores de los que se tienen escasas informaciones sobre su actitud en la guerra y ante los conflictos generados en sus respectivos entornos (es verdad que a veces descontextualizada o fuera de lugar). Así, Trapiello lleva a cabo una implacable labor crítica sobre algunos de estos escritores: sobre Ramón Gómez de la Serna, revelando una carta que éste dirigió desde su exilio a Giménez Caballero, en la que mostraba su adhesión a los vencedores; sobre la actitud indecisa, cuando no claramente profranquista de Ortega y Pérez de Ayala (cuyos hijos servían en el ejército de Franco), sobre Azorín y Pío Baroja (¡qué mal hemos quedado los del 98!, ha llegado a decir el escritor vasco), sobre la trayectoria de José Bergamín, el falangismo inicial de Blas de Otero, el transfuguismo de Torrente Ballester del galleguismo al falangismo, y los de Marañón y Benavente del republicanismo al franquismo, los elogios de Jorge Guillén a Queipo de Llano en Sevilla, los poemas franquistas de Gerardo Diego, los versos de Celso Emilio Ferreiro a la Covadonga liberada por Franco… Airea imágenes como la de una María Zambrano con pistola al cinto, solicitando la adhesión de Ortega al bando republicano, la de la huida al extranjero de Alejandro Casona en un baúl de una compañía que representaba una de sus obras de teatro, la de Pedro Luis de Gálvez, al que la leyenda describe paseando su figura con el cadáver de un niño muerto (y su intercesión para salvar la vida al portero Ricardo Zamora)… y aborda con extensión el caso de Manuel Machado, a quien el comienzo de la guerra sorprendió en Burgos: ¿de ahí su adhesión a los rebeldes? (¿Por qué razón este poeta, que había sido y era una persona de talante liberal, amante de las libertades y hombre de letras, prestaba su voz a unos militares que negaban casi todo aquello por lo que él había luchado?.. Hay muchas respuestas… el miedo es una de ellas. P. 328). Frente a ellos, Trapiello destaca las actitudes insobornables de Juan Ramón Jiménez, de Antonio Machado (a pesar del poema a Líster, uno de cuyos versos encabeza esta reseña), de Rafael Dieste y Miguel Hernández y de otros menos conocidos como Moreno Villa (de quien destaca su autobiografía Vida en claro), Chaves Nogales (A sangre y fuego, 1937) o Carlos Morla (a quien Lorca dedicó Poeta en Nueva York) del que califica España sufre como el documento más importante del Madrid en guerra. Ciertamente, gran parte de lo que se publicó durante la guerra (2.400 libros en la zona republicana y 1.250 en la nacional) entra dentro de la literatura de agitación y propaganda, aunque se pueden rescatar algunas novelas y poemas de una sorprendente calidad y altura de miras. Entre las de autores afines a los rebeldes, Madrid de corte a cheka, de Agustín de Foxá (con Sánchez Mazas y el gallego Eugenio Montes formaba el triunvirato literario de la Falange), a quien salvó de la muerte su amistad con Alberti, Bergamín, Cernuda y Lorca, una obra canónica, modelo para otras similares como Chekas de Madrid de Tomás Borras y Madridgrado de Francisco Camba; la novela Preventorio D, del falangista Félix Ros, que narra el saqueo de la casa de Juan Ramón Jiménez. Y entre las obras afines a las fuerzas de la República, las de Max Aub (Campos), Joan Sales (Incierta gloria), Eduardo de Guzmán, Castro Delgado, Carlos Morla o Mercé Rodoreda, amante de Andreu Nin, el líder del POUM asesinado por los estalinistas, a quienes Bergamín defendió en el prólogo de Espionaje en España. Trapiello critica abiertamente a aquellos autores como Camba o Fernández Flórez que tras la guerra publicaron las novelas que el franquismo necesitaba para justificar la represión. Aunque sea el primero en afirmar que las verdaderas novelas de la guerra civil son las memorias, los diarios, los ensayos y los libros de historia: pasan las armas, pasan las guerras, derrotas y victorias… pero quedan los libros.

(*) Profesor de la UCM: Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla


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Andrés Trapiello: en la guerra civil cada bando cree que las barbaridades se cometieron en el otro
Comentarios (1)Add Comment
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Andrés Trapiello
escrito por Isabel Reverte, diciembre 11, 2012
Muy bueno el resumen, la entrevista y la recomendación del libro LAS ARMAS Y LAS LETRAS

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busy

Última actualización el Martes 11 de Diciembre de 2012 10:08