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Martes, 5 de Febrero de 2013

Actualizado02:51:05

Navegas por En Español El español en el mundo ¿Quién o qué es e-mail, emilio, o imeil? ¿Y qué tienen que ver con “correl”?

¿Quién o qué es e-mail, emilio, o imeil? ¿Y qué tienen que ver con “correl”?

Emilo-Bernal-LabradaEmilio Bernal Labrada*
Nuestro idioma de cada día

Bueno, señores, menudo problema nos ha creado el avance tecnológico cuando ya no se puede hablar español sin intercalar voces inglesas a diestra y siniestra. Nos referimos a términos como e-mail, web, CD (iniciales que para colmo pronuncian en inglés: cidí), chat y chatear, software y tantas otras que ya ni llevar la cuenta es posible.

Concentrémonos en este artículo en la contrahecha palabra que parece tener el don de la ubicuidad, pues cada día circulan más y más en la Máxima Malla Mundial (por si acaso, World Wide Web), intercambiándose mensajes electrónicos a razón de millardos por segundo. Claro, darles nombre a esos mensajes —y a sus actividades conexas— ha sido el primer tropiezo. Lo calificamos así , de «tropiezo», por decir algo, ya que pensándolo bien no ha habido «tropiezo» ninguno, pues los usuarios del sistema sencillamente echaron mano del término inglés, y ya.

Algunos, como en España, han tenido el ingenio de castellanizar la palabra con la voz emilio («te mando un emilio», dicen). Con total objetividad, me alegro sinceramente de que les guste el nombre, que desde luego es mejor que e-mail o su versión fonética española, que sería imeil. Esta última, claro, sería irreconocible para los anglófilos y otros con la venda del inglés ante los ojos, aparte de ser un esperpento que no tiene el menor viso de voz castellana —una barbaridad sin redención posible—, así que queda automáticamente descartada. Otra posibilidad sería electrocorreo, pero es voz un poco larga y no es fácil sacarle derivados.

Pero, ¿que les parecería una voz que combine los dos elementos (correo + electrónico), que sea sencilla, lógica, fácil de recordar, creada con saludable respeto a la fonética, morfología y ortografía castellanas, y que además ofreciera la posibilidad de formar derivados, permitir la pluralización, etc.? Seguramente piensan ustedes, con toda razón, que se trata de un sueño, de una aspiración imposible, de una meta ilusoria e inalcanzable.

Pues aunque no lo crean, semejante término ya está en circulación y lo único que tenemos que hacer es usarlo. ¿Qué les parece? La voz reúne todas las condiciones enumeradas y más. Se trata, sencillamente, de correl (formada a partir de corr(e) -- de correo-- + el de electrónico).

Concretándonos a correl, el neologismo permite toda clase de derivados (cosa que no puede decirse de emilio ni, ciertamente, de e-mail) que abarcan el verbo, el sustantivo, el adjetivo y el adverbio: correlear, correleo, correlero-a, correlería, correleramente. Incluso permite hasta el verbo reflexivo: correlearse. Por si fuera poco, se presta fácilmente a la pluralización, correles, sin tener que darle más vueltas. Es voz paralela y semejante a múltiples otras castellanas, como cordel, pastel, mantel). En fin, que sus posibilidades son prácticamente ilimitadas. Pese a que acaba de nacer, es como una voz española de las más castizas, ya citadas, en su ortografía, prosodia y morfología, por no hablar de su gran fuerza expresiva.

Y que no se diga, por favor, que nadie va a reconocer lo que es un correl. «Como es un medio casi instantáneo, Juan me mandó un correl, y de ahí en adelante nos correleamos a cada rato.» ¿Quién va a decir que, puesto en su contexto, no está más claro que el agua destilada? En los inicios de la mensajería y del servicio postal, se empezó a usar para designar la misiva escrita en papel, la voz carta pese a que ya tenía múltiples acepciones (baraja, documento, tarjeta, etc.); “correl”, en cambio, no tiene esa desventaja.

De ahí que instemos a nuestros lectores a usarla, pues así es como se imponen las voces en cualquier idioma: usándolas. Y relegando al olvido las inusitadas y estrambóticas. Digamos que por respeto a lo nuestro, debemos rechazar las voces exógenas —sobre todo si son tan ajenas a nuestros cánones y modos de expresión—, a menos que sean absolutamente indispensables. ¿Por qué?, dirán ustedes. Pues por la sencilla razón de que toda instancia de suplantar con voz ajena una de las nuestras equivale a debilitar el idioma, a restarle fuerzas, a convalidarle una deficiencia, en una palabra, a subvertirlo. Por no decir que también demuestra en quien la emplea una marcada deficiencia de conocimientos, un descuido, una falta de respeto a su idioma... ¡o acaso las tres cosas a la vez!

Claro es que en muchos casos no se ha creado o difundido la voz castellana que suplante a la usurpadora, por lo que hay que dispensar a quienes incurran en el fallo. Bueno, en lo adelante, esa disculpa queda como lo que es, ¡pues ahí tienen la voz que les hacía falta!

Cabe señalar que la infiltración y ulterior desnaturalización de la lengua es un proceso que, como la gota de agua, va desgastando la piedra del más hondo cimiento hasta ablandarla y vencerla. Y ese es un proceso que a todos nos incumbe atajar —y revertir—, no sea que algún día solo nos entendamos en espanglés —por favor no se diga «Spanglish», otra usurpadora que define el error con otro—, corrupción que destruye a la vez, contrahaciéndolas, dos lenguas perfectamente buenas.

¿Qué les parece si al respecto nos empezamos a correlear ustedes y yo? Mi correl, por cierto, es emiliolabrada@msn.com. Espero con todo interés sus comentarios.

*Emilio Bernal Labrada, de la Academia Norteamericana y de la Real Academia Española, es autor de La prensa liEbre o Los crímenes del idioma y de Getting Away with Murder—In U.S. Public Life. Pedidos a Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla @ Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla o a amazon.com.

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¿Quién o qué es e-mail, emilio, o imeil? ¿Y qué tienen que ver con “correl”?
Comentarios (2)Add Comment
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E-mail y pronunciado a lo español
escrito por Abel Alberto Manr�quez Machuca, enero 31, 2013
Me gusta mi idioma o lengua, es hermoso y de tantas posibilidades como escribió Neruda en "La Palabra", aquellas joyas de cultura que se les fueron cayendo a los montados y generalmente rústicos y ambiciosos conquistadores españoles que -también según Neruda- se lo llevaron todo, pero dejándonos a cambio el español.
Pero tampoco hay que alarmarse tanto, pues los idiomas se influyen entre ellos y se dan o prestan palabras. El "préstamo lingüístico" es normal y no una intromisión perversa obligadamente; lo que ocurre es que como la cultura anglosajona la lleva en cultura tecnológica, el español y otros idiomas, están recibiendo mayor cantidad que lo que le aporta a otros a la vez..
En la lengua existe mucho de convencionalismo no todo es lógica.
Así, en lo personal, en cuanto al correo electrónico, me parece mucho más cómodo y natural el préstamo lingüístico en uso como E-mail o e-mail, y pronunciado a lo español; cuando algo es prestado siempre hay una adaptación al requerimiento particular.
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Correo-e
escrito por Ignacio Fontes de Garnica, enero 31, 2013
Para mí, 'correo-e' es el término correcto.

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Última actualización el Miércoles 30 de Enero de 2013 14:51