Hablamos de desvergüenza torera del presidente de la compañía irlandesa de bajo coste Ryanair, porque al señor O'Leary le gusta mucho asistir a las ruedas de prensa que celebra en España vestido de torero, y si no se lo creen busquen en internet y lo verán.
Pero no es de toros, sino de la "desvergüenza" que a nuestro juicio parece querer defender el dueño de la línea aérea de bajo coste, para justificar la serie de incidentes que se están registrando en los últimos meses en la aerolínea, o que se están comenzando a conocer, porque producirse, lo que es producirse incidentes..., basta con preguntar el el sector aéreo para que cuenten más de uno, o irse a la página Aviation Herald, para pensarse dos veces si merece la pena ahorrarse unos euros, que ya no son tantos, y volar en uno de los aviones del señor O'Leary.
Ahora bien, la mejor solución es atacar a las autoridades españolas en general, y en particular al Ministerio de Fomento y a la Agencia Española de Seguridad Aérea (ASESA) por haber apuntado a una práctica irregular, a un carga menor de combustible en los tres aterrizajes realizados por aviones de Ryanair en Valencia el 26 de julio, tras anunciar un "estado de emergencia" para que les dejasen la pista de Manises despejada. Pero lo peor es que no hubo allí ningún técnico español que supervisara los tanques de los aviones y saber si de verdad llevaban el combustible obligatorio para los 30 minutos precisos que se requiere sobre el vuelo normal, y ha habido que fiarse de lo que dice la propia compañía.
Y la despresurización de la cabina en otro vuelo; y los intentos de los pilotos de que las torres de control les cuelen dando avisos confusos de la situación de forma que el controlador no se pueda jugar la cabeza por si acaso es verdad que tienen problemas.
Si preguntan en el sector les van a decir lo mismo: no vulneran la seguridad mínima, pero ejercen "malas prácticas", van siempre con lo mínimo, y sus pilotos no pueden decir nada puesto que son contratados de forma temporal por una empresa de este tipo de contrataciones de la propia compañía. ¡Vamos¡ que quien hable y se queje no sale más en la foto.
Pero con todo lo ya expuesto, lo más chocante es que las autoridades de navegación aérea irlandesa le han dado la razón al señor O'Leary, y han aceptado que llevaba ese combustible que decía al llegar a Valencia, por lo que no puede ser sancionado. Es curioso que estas autoridades se pongan de su lado, cuando desde hace años se niegan a que tenga la posibilidad de comprar plenamente la compañía Air Lingus.
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