PES.- Médicos sin Fronteras (MSF) ha emitido un comunicado contando que un equipo de la organización ha podido penetrar en la región del norte de Islib de Siria, bombardeada regularmente desde hace un mes y donde únicamente existe una estructura sanitaria clandestina, y ha encontrado a numerosos civiles desfavorecidos y aislados, muchos de ellos heridos, que transcurren sus días en medio de la estrategia de terror a que están sometidos.
Mientras los combates se intensifican en el norte del eje que une Idlib con Alepo –dice el comunicado de MSF- el ejército leal al dictador Bachar al-Assad bombardea indiscriminadamente zonas urbanas y semiurbanas: “En una ciudad vaciada de parte de sus habitantes y que acoge a desplazados que huyen de otras zonas bombardeadas, la gente da muestras de una solidaridad impresionante, improvisándose en ocasiones en enfermeros, o incluso en cirujanos para operaciones menores, porque no tiene otra opción”, explica Adrien Marteau, médico de MSF que acaba de regresar de Siria. “Pero, a causa de la gravedad de algunos heridos y de los riesgos que es necesario correr para evacuar a los pacientes, muchos de los heridos mueren porque no se les ha podido curar o trasladar a tiempo a algún hospital, como el que MSF tiene a un centenar de kilómetros y que ya cuenta entre sus ingresados con una mayoría de pacientes procedentes de esa zona”.
Desde hace un año, y a pesar del peligro permanente, la falta de recursos y las dificultades de aprovisionamiento, los habitantes, los comités de ayuda mutua y el personal sanitario de la zona, hacen todo lo que pueden. Más allá de las necesidades en materia de salud, los habitantes necesitan agua y productos básicos, como pan o leche en polvo para los bebés. La ayuda mutua organizada consigue cubrir, mejor o peor, las necesidades de las 1.300 familias más pobres, que han perdido sus casas o que no pueden cubrir sus necesidades a raíz de la muerte de alguno de sus miembros.
En las ciudades y los pueblos cercanos a Idlib, cada vez son más frecuentes los bombardeos del ejército gubernamental; a eso hay que añadir las amenazas que reciben el personal sanitario y los heridos sospechosos de pertenecer a la oposición al régimen. “La prohibición de trabajar en el lado de las fuerzas gubernamentales nos impide tener una visión imparcial de la situación”, explica el doctor Mego Terzian, responsable de operaciones de urgencia de MSF, “Aun así no tenemos más remedio que constatar que el gobierno sirio tiene orquestada una auténtica estrategia de terror, dirigida a los habitantes de esta zona”.
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