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Miercoles, 27 de Febrero de 2013

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Memorias de India: Otros pueblos, otras culturas

Acababa de regresar de una estancia de seis meses en India cuando en una reunión, una persona a la que yo consideraba mejor informada me sorprendió diciéndome que la India es un país tercermundista. -¿Tercermundista, porqué? -Porque hay muchos pobres. Sí, es cierto. Había y hay muchos pobres, aunque han pasado varios años desde que tuvo lugar aquella conversación. Y probablemente seguirá habiendo pobres dentro de veinte años, aunque me pregunto cuantos pobres hay ahora y habrá aquí dentro de ese tiempo. Desde hace algunos años, India está en el ranking de los países llamados emergentes, según criterio establecido por Naciones Unidas. India tiene el único sistema de gobierno democrático de su entorno en miles de kilómetros a la redonda, es una unión de estados, con un gobierno nacional en Delhi, y un gobierno en cada estado democráticamente elegidos. La  proporción de superficie/población nos da probablemente la mayor densidad mundial, mayor que la de China. El 70% de la población india es rural, el 30% restante es urbanita.  Y de este –enorme- 30%, la mayor parte se la llevan las macro ciudades Delhi, (Vieja y Nueva) Bombay, Calcuta, Madrás y Bangalore.  Tiene la bomba atómica, ha alcanzado un gran desarrollo industrial, son líderes de vanguardia en soportes informáticos, pero aún la clase media está lejos de ser la predominante.

 

 

India es un país donde la corrupción a todos los niveles está a la orden del día, no digamos en política, es un país violento, sucesos recientes siguen demostrando que la mujer está muy por debajo de los niveles de consideración elementales. Pero también es un país multicultural y multireligioso, donde generalmente existe el respeto mutuo y los estallidos de violencia son puntuales y orquestados por determinados intereses. Y sobre todo es un país que cuenta con un acervo cultural y filosófico de naturaleza espiritual, de origen revelado, -lo espiritual está por encima de lo religioso- inigualado. Mi amigo de Barcelona, Fernando Solache, que cuenta con quizá una de las mayores bibliotecas en España de filosofía hindú, es capaz de llevar la voz cantante en cualquier discusión sobre filosofía europea vs. filosofía hinduista, no voy a entrar aquí en sus razonamientos. Los dos grandes poemas filosóficos, el Mahabharata –el más largo que existe- y el Ramayana, a pesar de no ser tratados de filosofía per se, están considerados por Maestros de diversos linajes, sobre todo el primero, como excelentes introducciones a los principios filosóficos hinduistas para neófitos. Y sobre todo, el Bhagavad Gîta, libro extraído del capítulo XIII del Mahabharata, traducido a centenares de idiomas, comentado por expertos de todo occidente, muy popularizado en España, es un tratado único del dharma a través de todos los niveles del yoga hasta llegar al de la liberación, donde Krishna, -octava encarnación de Vishnu- enseña al rey Arjuna, el significado profundo de ciertas karmas (acciones) en su relación con el ego, la víspera de la batalla de Kuruksetra. Al Gîta se le considera la esencia de los Vedas.

¿India país tercermundista, emergente, líder  en tecnologías de vanguardia, líder espiritual, en encarnaciones divinas, Maestros realizados, (satgurus), desprecio por la mujer, corruptos, violento, pacífico, democrático, multireligioso, multicultural? Todo eso y más. No existen parámetros aquí, aplicables al enorme subcontinente indio.

Supongo que todos los países hay que vivirlos para conocerlos, para conocer mínimamente a sus gentes,  India sería un gran ejemplo. Yo estuve trabajando como voluntaria medio año en Anantapur, en el Rural Development Trust (RDT), nombre en India de la obra de Vicente Ferrer, en el Departamento de Educación, junto a un buen número de empleados indios y unos cuantos voluntarios. Con los indios me comunicaba en español o en inglés, algunos conocían además de el Telugu, (idioma que se habla en el estado de Andhra Pradesh) Hindi, y alguno más Marathi, el idioma del estado de Maharashtra. En seguida me dí cuenta de que ellos preguntan un montón para saber de tí, vamos para destripar al personaje, pero si tú preguntas te responden como gallegos. Mejor esperar a saber costumbres, normas y características de ellos antes de preguntar. A poco de llegar, a una joven empleada, casada con el fotógrafo de RDT, embarazada de unos cinco meses, se me ocurrió preguntarla si esperaba niño o niña. Me miró horrorizada. Más tarde supe que en India no se desvela el sexo del bebé, para proteger a los bebés-hembra, tan mal vistos en general, aunque no fuera el caso en RDT.

Mi voluntariado consistía en traducir cartas de los padrinos españoles a sus ahijados, del español al inglés, para luego ser traducidas al telugu. Los padrinos mandaban fotos y siempre recordaré alguna que causó gran conmoción, como la una madrina, de pelo rubio, blusa de manga corta, minifalda y medias negras. Desde luego, al menos en esa parte del sur de India, no se conocen las medias. Así que ver una mujer blanca, rubia, con las piernas negras, era un fenómeno inexplicable. Por Navidad llegaban grandes paquetes con regalos para los niños apadrinados. Con muy buena intención, pero algunos inservibles, como zapatos negros tipo ‘cucarachón’, impensables en ese clima. Los padrinos veían la foto de sus ahijados y familiares descalzos. Lo que no podían imaginar es que en las zonas rurales, de clima muy cálido, hay gente que va descalza por comodidad, o como mucho llevan chanclas, lo que no va a ponerse en la vida un niño son zapatos cerradísimos. Anantapur es una ciudad que en la época que yo estuve, los 90s, tenía más de 400.000 habitantes, ‘una aldea’ en términos locales. Siempre aparece la relatividad de las cosas. Una vez, visitando un templo budista en las afueras de Pekín, pregunté al guía cuandos budistas había en China. ‘Muy pocos, unos cien millones’, fue la respuesta.

Lo maravilloso de conocer a los dalits –los sin casta- es ver su dignidad en la pobreza. Se ve la gran diferencia entre los pobres –muy mejorados- de Vicente Ferrer y los desheredados del Bronx, ese gran barrio de Nueva York. Es la diferencia entre la pobreza digna y la pobreza depauperada por la delincuencia inducida y las drogas. Cierto, los pobres de los slums de Bombay o Calcuta no son como los dalits de Vicente Ferrer. Por eso su organización, hace años que creó un fondo de ayuda a las familias para cuando una sequía arruine una cosecha, para evitar que emigren a la desesperada a los slums de las macro- ciudades. Estas gentes viven tan al día, que la pérdida de una sola cosecha, los deja en la más negra miseria.

Mi primer contacto con un Maestro, encarnación de otro Maestro anterior, Satya Sai Bhaba, encarnación de Sirdi Sai Bhaba, tuvo lugar a los dos días de llegar a Anantapur, durante la fiesta de las luces,  Diwali o Deepavali, según donde. No se trabajaba y el ashram de Sai Bhaba está a solo cuarenta kilómetros de Anantapur, (cerca de tres horas en autobús)  Puttaparty, nombre que nos chocaba al principio a los voluntarios. Yo ignorante supina de Maestros, he de confesar que flipé muchísimo. Ese día Sai Bhaba daba dharsan, él lo hacía caminando sobre una alfombra roja, que atravesaba zigzagueando el gran auditorio cubierto lleno de gente. Con lo primero que flipé fue con la masiva audiencia de occidentales, europeos, norteamericanos, centro y sudamericanos, algunos japoneses, algunos oceánicos. Ya por entonces los españoles eran abundantes. No lo podía entender, aquello sobrepasaba cualquier expectativa. Pero cuando empezaron los cánticos espirituales y ví a toda aquella Babel cantando en sánscrito durante una hora, ya empecé a pensar que aquella multitud estaba allí buscando algo que no había encontrado en casa. ¿Respuesta a su fé?

Durante mi estancia en Anantapur volví varias veces a Puttaparty a investigar el fenómeno Sai Bhaba. Recorrí el pueblo, las interminables tiendas relacionadas con el Maestro, sus obras sociales docentes y sanitarias, por entonces el hospital Sai Bhaba de Puttapartty era el mayor y mejor dotado del estado de A.P. Supe que había financiado, tanto en Puttaparty como en Anantapur, el alcantarillado para agua corriente, que recibía donaciones de todo el mundo, que había sufrido un par de atentados, por lo que las medidas de seguridad eran contundentes. Visité también una especie de museo de dioses de todas las religiones, porque el hinduismo tiene claro que hay una única energía o divinidad cósmica, universal, independientemente de como se llame en cada tiempo y lugar del planeta. Ese día había un grupito mexicano colocando estatuillas de dioses precolombinos...Representaciones cristianas muchas, para el hinduismo Jesús es una de las muchas encarnaciones divinas necesarias para hacer llegar a la humanidad las enseñanzas reveladas y es bastante frecuente verle representado en templos hinduistas.

Continuará...

 

de mis experiencias en India
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