Helena Manrique Romero
¿Por qué no se callan? Estamos hartos de los mutuos epítetos que se cruzan a diario, el expresidente Álvaro Uribe y el presidente Juan Manuel Santos. Llevan casi tres años insultándose, después de que Uribe, subió a Santos a la Presidencia.
De 'Segundo Libertador' -según Santos-, Uribe pasó a ser "rufián de esquina", y Santos, de Ministro de Defensa estrella, pasó -según Uribe-, a ser un "canalla". Pedirles altura es imposible, pues ninguno de los dos alcanza los 1:70 metros de altura.
La amargura de Uribe, empezó cuando Santos reestableció relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela, al iniciar su mandato en el 2010, y de máximo opositor de Hugo Chávez en el pasado, pasó a ser su "mejor amigo". Uribe cambió las 'goticas' de valeriana por las de uribiana, para dar rienda suelta a la odioterapia que practica a diario a través de twiter. La pérdida de mar territorial ante Nicaragua en el 2012, -litigio que duró once años-, mediante fallo de la Corte Internacional de Justicia en La Haya, y la enrostrada a Uribe por sus amigos narcoparamilitares, como el general (r) de La Policía, Mauricio Santoyo, preso en Estados Unidos, los tendrá siempre vaciándose.
Si Santos es reelegido, para el período 2014-2018, ¿qué iremos hacer con Uribe?
Los dos dan vergüenza, porque los insultos son públicos en todos los medios de comunicación. Uribe, tampoco puede soportar que sea en Cuba, donde la 'Far' y el Gobierno, estén tratando de resolver un conflicto armado de casi cincuenta años, por la vía del diálogo y no de las balas. Deberían citarse a duelo y desahogar tanto odio, porque Uribe, le dijo a alguien en el pasado: "le voy a dar en la jeta marica", ¿será que lo aplica a Santos?
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