Conrado Granado Vecino. Los lectores presuponen que cuando un periodista escribe sobre cine o televisión va a referirse a las estrellas y famosos de todos conocidos, como Penélope Cruz, Antonio Banderas, Almodóvar, Carmen Machi, etcétera.
Sin embargo, el mundo del cine es mucho más amplio que este coto de privilegiados. Miles de personas trabajan en este conocido como séptimo arte, siendo la gran mayoría desconocidos por el público, pero sin cuya presencia resultaría imposible rodar una película, una serie de televisión o un anuncio.
Una de esas personas se llama Victoria Ortiz, una tan maravillosa como desconocida actriz de apenas 88 años, que con su presencia, y sin pronunciar palabra, puede llenar la pantalla. El corto que ha interpretado, La soledad de la luna, ha quedado finalista, junto a tres más, en el Notodofilmsfest, uno de los Festivales de Cortos más famosos de los que existen en España, y al que han concurrido 1.100 trabajos.
El próximo día 7 de abril conoceremos el fallo del jurado, y es posible que el nombre y la imagen de Victoria Ortiz pase a decir algo al gran público, a sonar en el ambiente. Algunos ya la conocemos de cerca, y desde hace tiempo, porque Victoria Ortiz lleva años ante las cámaras, y sus trabajos quedan en la retina del espectador.
Si ustedes ven esta su penúltima interpretación en La soledad de la luna, dirigida por Javier Marco y con guión de Belén Sánchez Arévalo, podrán comprobarlo. No necesita abrir la boca, porque habla con la mirada. Algo que entiende la luna, su perrito, “Drakko” o el chino de la tienda de al lado.
Se trata de una soledad cargada de tristeza, de recuerdos, de ese ser querido que le dice a través del viejo retrato “Búscame entre las estrellas”. Pero una soledad que ella, con su mirada va llenando de vida, aunque sea esa que resta vivir, la que algunos llaman el último cuarto de la existencia. Pero existencia al fin y al cabo, porque ella va a seguir ante las cámaras, viva, actriz, mujer brava, porque es difícil que se enrole en la senda de los elefantes que marchan hacia el último viaje.
Tuve la suerte de conocer a Victoria Ortiz trabajando en la película La risa os cura, todavía no estrenada, y me pareció una gran actriz. Rodábamos en una residencia de mayores en Madrid, y allí estaba ella en su silla de ruedas, señorial en los gestos, en la mirada, sin perder la compostura después de horas de espera, ya que los rodajes suelen ser muy largos. Nada tenía que envidiar el porte de Victoria Ortiz, aun en una silla de ruedas y ayudada por una enfermera, a Su Graciosa Majestad británica cuando sale en su coche oficial y toda la parafernalia que la rodea. Se trataba de dar dignidad a estos lugares, a estas residencias donde tarde o temprano algunos tendrán –tendremos- que acudir cuando llegue el momento.
El próximo día 7 de abril conoceremos el fallo. De mil cien trabajos presentados, han quedado cuatro finalistas. La soledad de la luna está en camino de convertirse en un éxito, aunque sea en el mundo del corto, cine al fin y al cabo. Pase lo que pase, Victoria Ortiz seguirá trabajando ante las cámaras, porque 88 años no son nada comparados con las ganas de vivir. Que se lo digan a ella.
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escrito por Mª Antonia, abril 06, 2011
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escrito por Lola, abril 05, 2011
Siempre en nuestro recuerdo y corazón.
Lola
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