Mercedes Arancibia
Con All yo need is love, la canción de los Beatles que es uno de los himnos de la generación rebelde de los años 1960-70, y un número final en el trapecio que recuerda muchísimo las maniobras de cortejo y seducción de algunas aves de linaje aristocrático, la película Cirque du Soleil- Mundos lejanos –que se estrena en España en 3D el 4 de enero de 2013- es la apuesta cinematgráfica de uno de los últimos espectáculos de esta emblemática compañía: precisamente el que se está representando por aquí en estas fechas navideñas, después de dar la vuelta al mundo (aunque la distintas troupes multirraciales del Circo del Sol ya están de gira con otros dos espectáculos: Michael Jackson The Inmortal, estrenado en 2011, y Amaluna, creación primaveral de 2012).
Pero, atención, no se trata de la reproducción fiel del espectáculo ni tampoco de un documental sobre el mismo: es una película de ficción, musical y circense.
El montaje es muchas cosas a la vez: por una parte homenaje a los Beatles en el 50 aniversario de la aparición de su primer disco (del montaje The Beatles Love, 2006), y homenaje también a Elvis Presley (Viva Elvis, 2009) cuando se ha cumplido 35 años de su muerte. Pero es también una vuelta a los orígenes – esa serpiente enroscada en el tronco del árbol- y recordatorio de la materia de que estamos todos hechos, incluidos los sueños: agua, tierra, fuego y aire/cielo son también protagonistas de esta obra firmada por el canadiense James Cameron (Terminator, Titanic, Avatar) y el neozelandés Andrew Adamson (Shrek, Narnia), que es como decir dos grandes nombres del cine más fantástico de nuestros días.
De la carpa del circo a la gran pantalla, con la magia añadida de las tres dimensiones que permite saltar, planear, nadar y bailar con los personajes, Cirque du Soleil- Mundos lejanos nos cuenta una historia de amor que hay que clasificar en el género fantástico, de enamorados que para encontrarse viajan por unos cuantos mundos de ensueño, algunos de los cuales remiten a ancestros muy ilustres, como Alicia en el país de las maravillas o, más cerca en el tiempo, los primeros pasos de la Leslie Caron de Lilí (Charles Walters, 1953) por las instalaciones del circo donde acabará encontrando primero a Jean-Pierre Aumont y luego a Mel Ferrer. Los escenaristas del Circo del Sol y los guionistas de la película han bebido de todas las fuentes posibles.
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