Ignacio Fontes
Me abro paso entre mis tinieblas interiores y salgo de la erudición libresca y la compulsión literaria con la que suelo tratar de disiparlas. Oigo la llamada, no sé si la de la selva o la del deber (comienza a fallarme el oído...): “¡Elecciones el 22-My!”, y abandono a mis desgraciados compañeros de viaje: por un lado, los del guirigay del exilio republicano y, por otro, a los pobres judíos y moriscos, españoles en manos del racismo exterminador de los españoles vencedores de aquella otra guerra civil que llaman Reconquista... Pero no los dejo a su suerte, como invoca el tópico, porque, ¿quién ignora que aquélla de ayer es hoy la nuestra?
José Luis Molleda, para Periodistas-es

Eso es lo que enseña la historia: de una manera u otra, la vida siempre es una posguerra interminable.
Así, en esa entretenida tesitura de lañar la ignorancia enciclopédica, uno asiste estupefacto a la feroz oposición del PP a cualquier cosa; por ejemplo reciente, al pacato proyecto de ley de Muerte Digna, en el que el pragmático PSOE prefiere quedarse corto y, como con el aborto, que suframos la polémica durante décadas –la gota malaya, que decía el otro– en vez de abordar de una vez el enfrentamiento con la derecha por un derecho humano, la eutanasia, que antes o después lo será de iure como lo es de facto (por lo menos para quien haya tenido el penoso deber de ejercerlo asesorado por médicos humanistas y humanitarios)–. En la cámara de descompresión entre la literatura y la realidad, uno no puede por menos de recordar las “soluciones finales” que, a lo largo de los años, la católica derecha española ha infligido a la mayoría, silenciosa por amordazada, de este país. Sin despeinársele el tupé que tiene.
Luego haremos las oportunas liaisons dangereuses, si me apetece y es razonable; si no, otro día. Ahora interesa acarrear argumentos contra el voto al Partido Popular bajo la advocación popular del san Nonoslomerecemos: éste santo si que es católico, por universal, no como otros del panteón cristiano, inexistentes, exprés y de marketing. Y sin que ello suponga afirmar que nos merecemos esto, que tampoco, pero, al menos, en el PSOE no encontramos enseñoreado el odio, la mentira, el insulto, la demagogia y el quiero ser califa en lugar del califa como todo programa político.
¿Puede estar la solución en un movimiento como el 15M-Indignados-Democracia Real? ¿Quién sabe?, del fracaso de las utopías del Mayo del 68 salieron grandes éxitos de la realidad actual. Pero no es optimista lo excesivo de su carácter transversal, que va desde la izquierda extraparlamentaria a los anti-sistema, y éstos desde los anarquistas a los que repiten como un miná del Himalaya (Gracula religiosa) que aquí no hay separación de poderes y demás mantras del fascismo, porque es lo que le dice el loro a todas horas. Pero, ya digo, ¿quién sabe?, ya tiene su extensión intelectual –en dos libros, el del francés nonagenario Stéphane Hessel, Indignados, y el coordinado aquí por Rosa María Artal, ¡Reacciona! (Aguilar)– y mediática: el espacio POR de Prisa, coordinado por el maestro Iñaki Gabilondo. Veremos, como dice otro maestro, Miguel Ángel Aguilar.
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Es posible que este enfermizo exceso de empatía que me caracteriza, reconozco que un punto aristocrático por apartidista –a lo que también obliga, a mí, la profesión–, me mande alinearme, desde que el mundo es mi mundo, con los desposeídos de la tierra, que somos la mayoría –”de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”, según rezaba la otra religión, la del san Marx–. Pero esa elección, que por estar sujeta a ideas evita creencias, no nubla mi (escasa) capacidad analítica, de modo que el diamante, de existir, no se me hubiera despintado en el inmenso pudridero del PP. Pero a una semana del evento electoral, no lo he visto y, siete días por medio, aun siendo de mayo, no son suficientes como para que –si es que fue previamente sembrado en la basura, atentamente regado y amorosamente cuidado–, pueda ser avistado por el elector que les escribe o por cualquier otro que tenga la cabeza para algo más que para ensayar el peinado de moda. Y que, en consecuencia, pueda votar o recomendar votar a este PP, por minúscula que sea la circunscripción y por majo –o: animalico...– que nos parezca el vecino que nos lo solicita para sí.
Puedo prometer y prometo –ahora verán, con casos prácticos, el porqué del tópico– que no hay ni una sola afirmación pública de nadie del PP –en privado, hasta en catalán– que me parezca digna de las entendederas de un español medio y mayor de edad. Y digo lo de mayor con “rintintín” (v. en, Boquitas radiadas, “El sueño de la sinrazón digital”, 02/01), porque con los boceras del PP –a ver a si llamamos las cosas por su nombre: un portavoz es otra cosa– me pasa como con algunos comentaristas –ídem: un artículo es otra cosa (como, por ejemplo, los de don Darío Valcárcel, en ABC)–, que los días inspirados (como, por ejemplo, el Hermann Tertsch, del ABC) parecen aspirar al estilo y modales de esos íncubos –o súcubos, depende del punto de vista del lector– que se derraman en los foros de las noticias de los periódicos digitales (Ésos que tenemos definidos, con gran acierto y derroche de calificativos, como “desgraciados, insultantes, impresentables, consentidos e incultos foros digitales”). Quien no sepa, así de entrada, de qué hablo, que eche un vistazo a los de Libertad Digital y los de El Plural, ambos antípodas del puntocom, supongo, y vuelva.
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Para el entreacto, mientras vuelven quienes hayan ido a ilustrarse: Parallelostory, una pieza preciosa de Impactist (“Nombre artístico de Keally Meador y Daniel Elwing, pareja de músicos y realizadores estadounidenses que trabajan en conjunto sus proyectos, desde los dibujos iniciales, hasta la música o [y] la postproducción final y que, incluso, venden las obras desde su propia web”, dice mi amigo Jorge Rodríguez del Álamo de esta entrega (13/05) de sus Músicas para el fin de semana que envía a su lista de correo-e):
Impactist - Parallelostory,
Y para “supermineralizarse”, el Nuestro Bar de otro amigo, Archilupo, que hace lo propio –envíos a su lista de correo-e– con las críticas de cine que publica en una magnífica página web de la especialidad: . Su último envío (12/05) dice: “Rompemos la copa de un pino por el desigual Julio Medem, porque hoy comentamos una de sus buenas películas: Tierra (1996):. Hoy, en Nuestro Bar [virtual], hay vino con sabor a tierra, para una supermineralización casi redundante”.
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De vuelta a lo nuestro. Hice un alto en vísperas de que José Luis Rodríguez Zapatero se rindiera y anunciara que hasta aquí había llegado (02/04) [aunque, inasequible al desaliento como es este hombre (y: cómo es este hombre), se adornó con lo innecesario: que ya había dicho al principio de su primer mandato que “con ocho, basta”; pues ese día yo no estaba o estaba distraído]. En mi último artículo –sí: artículo, ¿qué pasa?– que había publicado, le animaba a que hiciera a propios, extraños, conocidos y adversarios un corte de mangas –ya saben: la palma de una mano contra el doblez del codo del brazo opuesto con elevación simultánea de ese antebrazo e inmediata extensión del dedo corazón de la mano correspondiente– (“Estupidiario Nacional Preprimaveral”, Boquitas radiadas, 15/03). Y había empezado a escribir otro, alentado por otras voces en el mismo sentido que la mía y discordantes contra el pensamiento y la expresión únicos –el “Vá’ase se’or Zapatero”, actualización rajoyana del “Vá’ase se’or González” aznarino: el mismo puchero de los mismos enfermos–.
Les transcribo el principio de lo que tenía escrito (pues hay un par de cositas que me hicieron gustarme y sería una pena que no pasaran a la polvorienta posteridad de las lejas de la hemeroteca virtual: hay que estar en todo):
“Creía ser la típica Voz que Clama en el Desierto, pero hete aquí que echo la vista atrás y, como el sabio que comía altramuces –chochos, con perdón (DRAE: “Del mozárabe šóš, y este del latín salsus, salado, por prepararse así habitualmente”)– y otro colega de sabiduría aprovechaba los pellejos que él tiraba, veo que me siguen el banquero Emilio Botín y la senadora Matilde Fernández –”Hay dirigentes socialistas verbalmente muy..., fluidos”: soy la Voz que Clama en el Desierto y Ama a las Mujeres–; a unos pasos, allí aparecieron el PSC y algunos de la vanguardia de la dirigencia socialista amortizada [¡qué gran error, humano de la inhumanidad al uso, de ZP!] (Luis Solana, por ejemplo) y, ya de lejos, otros pocos socialistas, a fecha de hoy (29/03), y, finalmente, muy poquitos colegas (míos, no del sabio hambriento), pero alguno sorprendentemente lúcido (Graciano Palomo en El Plural y (...)”.
Pobre Botín, le llamaron de todo por decir lo contrario del argumentario del “Vá’ase se’or Zapatero”, que tiene todos los sellos del brujito Pedro Arriola –él solo, shadow cabinet del PP–. No hubo plumilla, retribuida o fan(ática), que no le echara encima un adjetivo peyorativa como esas palomas iluminadoras de los monumentos –“Hoy presonas, mañana estautas”, dice un dicho de mi huerta murciana–: genuflexo, plutócrata, uno los nuevos “Cuarenta de Ayete” en una reunión que “recuerda inevitablemente a los saraos del franquismo”, mendicante de indulto para su número dos (Alfredo Sáenz), sumiso en las explicaciones telefónicas que le dio a Rajoy (igual que Villar Mir, que reiteró a ZP lo dicho por Botín: siga usted, no anuncie nada)... No hubo idiotez que no se oyera (leyera) ni medio que faltara en la procesión y cuando los insultadores titulados no llegaban, por prudencia o miedo, ahí estaban sus lectores para, amparados en el anonimato de los foros, pintar a Botín como “cabeza visible de una casta económica que, teledirigida desde Washington, gobierna en la sombra a este país”, en el mejor de los casos. Cuando no llegaban o el pudor les impedía alcanzar la sinvergonzonería de La Gaceta –“(...) inviste al jefe de los empresarios como el ‘tonto contemporáneo’ por apoyar a Zapatero”-.
Menos mal que en mitad de la indignación que te provoca la degeneración profesional, el matonismo mediático, siempre hay alguien que te hace desternillarte de risa: “El Mundo lo califica de error y exige que se televisen los próximos encuentros”. No añadió que se lo pedía para la boqueante Veo 7 TV, del mismo grupo –no, de Unidad Editorial, el Tintorro Party no es un grupo más que de presión–.
O la portada de ABC, que como no se debía atrever se limitó a manipular lo dicho por Botín. Otra risión (con r, no con v):
ABC a Botín: “Botín a Zapatero: menos sucesión y más trabajar”, portada de ABC de 27 de marzo de 2011.
Claro que si yo fuera Botín –que No lo quiera el Dios del cielo ni su Madre soberana, etcétera– hacía que todos y cada uno de esos insultadores que quisiera renovar un contrato de publicidad –directores, opinadores y editores de los medios; no los redactores: bastante tienen con plegarse a caprichos ajenos por un sueldo o, peor, hacerlos suyos–, entrase de rodillas en el despacho de mi director de medios. Y no lo digo como figura literaria ni una inspiración tardía de la pasada Semana Santa sino literalmente: “Mudo, absorto, de rodillas, como se adora a Dios ante su altar [como yo te he querido]”. Alguna vez, alguien tendrá que resistir al chantaje y decirle a tantos medios y tantos periodistas que el dinero de la publicidad es para hacer periodismo; para hacer política, que se conformen con los dineros que les paguen los partidos.
El caso es que, por tercera vez en la corta –sin embargo, tan larga...– historia de la democracia española postfranquista, el fascismo español se cobra como pieza a un presidente de gobierno reformista –no puede (ni debe) decirse de izquierdas en ningún caso, tampoco en el de Zapatero–. Y si acuso de manera ampulosa, como un Zola de guardarropía de papel, “al fascismo español” es para subrayar que la intolerancia cerril y dominante no sólo ha conspirado contra dos gobiernos socialistas, que seguramente está en sus genes, sino que nos ha privado, si no para siempre sí para una pequeña eternidad, de una derecha presentable, razonable, democrática sin dudas ni apellidos, europea...: todos los adjetivos que merecía la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez, el que quería “hacer normal lo que era normal en la calle” (“a nivel de calle”, decía él). En el caso de Suárez, sin olvidar la abnegada colaboración del PSOE y, siempre, con la ayuda inestimable de la prensa bárbara y de sus periodistas, que en ocasiones consiguió arrastrar a los prefabricados intereses de la audiencia incluso a la que consideramos –los periodistas a los que considero y yo– como prensa de calidad. Han dejado ese trabajo sucio de limpiar la información a cargo de medios y periodistas a los que los otros evitan llamar rojos para que sus hijos no se les carcajeen por viejunos pero utilizan calificativos que funcionan a modo de codazo de complicidad entre ellos: ya sabes, los de siempre, como si dijeran...
En algún caso de los arrastrados, me he puesto en clásico y me he dicho: “Tu quoque, fili mii?” –aunque Suetonio piensa, dice la Wikipedia, que César, apuñalado también por su hijo adoptivo, lo dijo en griego: “Καὶ σὺ τέκνον”; por mi parte, no hay inconveniente–; en todo caso, dejándonos de filologías, es como decir que, por evitar el tiro, los pajaritos declararon la guerra a las escopetas:
“En la víspera, Ángels Barceló –Hora 25, Cadena Ser (01/04), para mí, el mejor informativo de la radio (de las que oigo, etc.), conducido por una periodista notable–, aseguró que ZP “fue quien abrió la caja de los truenos”, porque cuando ya iba muy avanzada la inmisericorde campaña, dijo, desde luego imprudentemente, haber hablado del tema “con su esposa y un miembro del PSOE”. Y más injusto fue acusarle de que “luego, lo reabrió [el debate]”, pues en el estupendo reportaje –de Cristina Díez Arcal– con que se quiso ilustrar tal afirmación, la verduguización de la víctima, el presidente se limitaba a contestar a la pregunta de un/una periodista que la de la sucesión “es una carpeta que no tengo ni en mi mesa de despacho”. Cuando el tertuliano Fernando Berlín se lo hizo ver, precisamente como ejemplo de la campaña, dijo Ángels Barceló: “Pero tú podías decir: de esto no comento nada”. Pero antes de que ZP metiera la pata con lo de sus dos confidentes, ¿cuántos cienes de veces lo repitió?” (De mi inédito).
¿Sirvió de algo? Con lo que vale crear una campaña y, sobre todo, con lo que cuesta implementarla, ¿alguien va a renunciar a ella por una pequeñez como es el mero y accesorio hecho de que la víctima se resista a serlo?
Que se resista..., porque ZP ni siquiera se ha rebelado; siempre le ha faltado un poquitín de..., ¡bah!
Me alegró que mi criterio coincidiera con el de Eugenio Rodríguez, el entrañable pastor de Robladillo (Valladolid) y colaborador de la Ser (A vivir, que son dos días, Montserrat Domínguez, 02/04): “No me ha gustado nada que [Zapatero] haya publicado que no sigue como candidato (...) Pero qué equivocación ha tenido este hombre, una de las que ha tenido... Lo primero, por blando; lo segundo por..., ¡bah! Si hubiera pegado un puñetazo encima de la mesa hace tiempo...”.
Ese “¡bah!”... Si no reflexionan es porque no saben o no pueden.
Pero optimista, como somos la gente optimista de campo, Eugenio ya veía el gobierno de 2012: de presidente, Rubalcaba; de portavoz, Bono y en Interior, Carme Chacón. Autoridades del PSOE, por supuesto.
Y no se me olvida apuntar de la campaña que los miserables sin retorno ni fronteras –que no lo serán todos: digo yo que habrá algunos que reflexionen, otros que se pongan límites– incluían en sus cloacas a la discreta Sonsoles Espinosa, a la que odian seguramente por no haberles dado motivos para odiarla. Ya le pasó a Carmen Romero, mujer admirable.
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En fin, todo eso se lo ha tragado la picadora de carne indesmayable (la 23ª edición del DRAE se rinde y acepta la palabra no sólo para malla indestructible sino para personal que no cede) que es el tiempo para la política en este país.
A Botín le sucedieron como pararrayos del insulto los seis jueces del Constitucional que, razonablemente, dieron luz verde a Bildu –lo último, el chiste de Mingote: un asesino etarra adora, a la manera islámica (vaya ensalada mental), los nombres de los seis jueces (ABC, 16/94)–. Esto les pasa a los que no creen en el derecho, en las instituciones (los tribunales) ni en la justicia; quienes sí creemos, como los seis del Constitucional, una multitud de españoles y servidor de ustedes –de usías, que no quede por derroche de tratamiento–, vemos las cosas como son: si Bildu cumple con la ley –como lo hicieron los escindidos poli-milis de ETA, Eusko Alkartasuna, Alternativa...–, pues adelante con los faroles; cuando no la cumpla, si llega el caso, para eso están esas tres patas en las que creemos del sistema en el que también creemos, para confiar en que la democracia es más fuerte (moral y brutalmente) que el terrorismo.
Quienes no crean, a lo mejón –que diría Arenas.., ¿o era Zaplana? Es igual o mesejante– es que son más batasunos que los originales o tan iguales, al otro lado de la delgada línea que separa un extremo del otro. A mí, qué quieren que les diga, me alegró ver al ex-rebaño de abertzales –pues doy por sentado que ya no los pastorea ETA– aplaudiendo locos de alegría el amparo que les proporcionaba la sentencia del Tribunal Constitucional. Viva la democracia española, pues.
Y otro tanto me parece lo del asesino que salió de la cárcel –25 años después de cometer sus delitos, que no es poca pena (salvo a quienes piden la perpetua sin remisión porque les da vergüenza, de momento, reivindicar la de muerte)–: ¿no es un triunfo del sistema que salga pidiendo a los suyos que participen en los mecanismos democráticos en vez de en el siniestro baile de la muerte? Yo creo que sí y sé que otros hubieran preferido una reivindicación del asesinato para que volviera a entrar por la puerta por la que salía... En cuanto a quien ha aprovechado que la inmensa mayoría de sus electores ignoran que “y” es “eta” en euskera –el cartel con que salió Ander Errandonea decía “Independentzia eta sozialismoa” (por cierto, dos castellanismos en tres palabras; en realidad, mejor dicho, latinismos, seamos ecuánimes)– para emporcar a los jueces, al sistema, al PSOE y apretarles un poco más el dogal del voto irracional y visceral a los suyos (Soraya Sáenz de Santamaría), pues..., ya dará cuenta en la otra vida, como dicen ellos. Porque las urnas no van a hacer justicia, según dicen que dicen las encuestas.
He sentido estar enfrascado –es lo que tenemos los genios domésticos, hasta que quien nos frota nos hace salir de la redoma–, porque se me ha quedado en el tintero lo mucho que me sugirió la tormenta de rayos y denuestos desatada con excusa de la sentencia del Constitucional. Al margen de las aburridas y ataduras de rabos de moscas de plantilla –los acato, respeto, comparto...– sobre las sentencias, me subleva la no menos reiterativa cantinela de demócratas de toda la vida (y me quedo corto) que, cuando un fallo contradice lo que ellos ya tenían juzgado –en este caso, incluso antes de la sentencia previa del Tribunal Supremo–, echan pestes de la elección democrática de los miembros de los altos órganos de la justicia.
Si recuerdan, que no se acordarán, de aquel brindis al sol de la neblinosa Fundación Everis, que encabeza el exministro de Defensa, con Aznar, Eduardo Serra, patrocinó un turbio informe crítico de España, Transforma España, con ayuda de una encuesta entre mandamases de la economía española (11/2010). Los encuestados facturaban más del 50% del PIB del país (El Nuevo Lunes, 29/11/2010), pero, según transcendió, al ver los claros tintes anticonstitucionales del papel, varios se sintieron utilizados y uno comentó: “Con menos de lo que ahí se decía, un militar daría un golpe de Estado”. Fue un best seller, un gran éxito –eso sí, efímero como todos– de crítica y público: los que hemos visto más arriba insultando a Botín por el mero hecho de ser razonable, aplaudían hasta con las orejas y pedían un premio Nobel para cada uno de los abajofirmantes: de economía, de literatura, de física y química..., incluido un Óscar para el conjunto; todos, claro, en la categoría de Ficción. Un verdadero manifiesto anti-sistema, en este caso de anarcoides de derecha, encorbatados y quizá de misa y comunión diaria (algunos), más venenoso y eficiente que los de los agnósticos descorbatados.
Pues bien, un leit motiv de aquel papel era esa conocida monserga de la justicia politizada: “En España no existe separación de poderes, los políticos controlan el poder judicial. No hay una verdadera democracia (...) pérdida de confianza en el Tribunal Constitucional y en el funcionamiento de la justicia”. Todo tenía, en efecto, el mismo aroma pestoso del lenguaje pre-golpista –Serra, como portavoz de la fundación y del redactado, se refería, con educación tipo finca del franquismo (“manifiestamente mejorable”) y escatología prescindible, a “la inseguridad jurídica que dan 17 parlamentos legislando diarreicamente” (El Mundo, 23/11/2010), precisamente otro de los ritornelli de la reacción golpista–. Y es que en aquellos años, los primeros de postfranquismo, la milicia nostálgica trataba de recuperar el poder autónomo perdido, mientras que, por el contrario, la judicatura conseguía una cota de autogobierno tan desmesurada –y tan poco merecida por sus méritos en la dictadura, cuyas estructuras perduraban sin apenas reformas– que no tardó en entrar en conflicto con los poderes democráticos electos. Lo que desembocó en la enmienda de Juan María Bandrés (Euskadiko Ezkerra) al proyecto de ley Orgánica del Poder Judicial que el gobierno de Felipe González promulgó el 1 de julio de 1985 y que devolvía la elección de los jueces a la voluntad popular, a la sede parlamentaria. Desde entonces, no han parado y figura en la agenda de reducción de libertades del gobierno en la sombra de Rajoy –ese Othar Arriola no para–.
Al margen de la palabrería burda y ruidosa destinada a la propaganda, casi desde entonces se desarrolla una interesante polémica doctrinal sobre el asunto, en la que yo echo de menos, por desgracia, voces políticas con argumentos de peso entre tantas sólidas, teóricas y de parte (si es que existen: esas voces, que argumentos haylos). Pero, en resumen, hay dos fórmulas: la democrática indirecta actual (de 1985) –elegidos por el Parlamento, donde reside la voluntad popular y en ésta, la justicia (dice la Constitución)– o la fórmula corporativa (la de 1980, de UCD, copiada del modelo italiano), por la que los jueces se constituían en poder autónomo sólo dependiente de haber aprobado una oposición. Eso es lo que quería la milicia pre-1981 para sí: ser otro poder autónomo. Y eso es lo que quiere hoy la derecha, volver a recuperar el corporativismo, pues confía en que tanto por el acceso a la educación como por la endogamia de la carrera judicial siempre se asegurarían unos órganos superiores de la Justicia reaccionarios.
Luego caben, claro está, toda clase de desvaríos. Unos de actualidad los propone el digital República.com en un “decálogo regeneracionista”: “El Tribunal Constitucional debe desaparecer para integrarse en una Sala especial del Tribunal Supremo (...)” –cómo les gustan las jurisdicciones especiales– y “el [poder] Judicial, cuyos órganos gestores serán elegidos solamente por los cuerpos jurídicos del Estado”. O sea, los obvios más notariado, registraduría de la propiedad, abogacía del Estado, secretarías judiciales y de ayuntamientos, letrados del Consejo de Estado y Cortes... No dicen también que lo televisen, pero vamos... (“En busca de una Democracia real. Republica.com propone 10 puntos para la Reforma Democrática”, Rafael Halcón, 17/05). Por cierto, el punto 11º podría ser: “Quien no domine la ortografía y la sintaxis, no escribirá en los medios”; así nos ahorraríamos: “El presidente del Gobierno de España debe de ser elegido por el sufragio universal (...)” del punto 1º, que caga la vista (Vicente Olmo dixit). En fin, no se sabe si los dislates responden al criterio del firmante o es el destilado del caldo cerebral del medio.
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En este contexto, hubiera sido interesante el análisis detenido de los votos particulares de los otros cinco jueces del Constitucional, los disidentes de la autorización de Bildu, pues algunos textos son, verdaderamente, dignos de El Miércoles –El Jueves selecciona, habitualmente: no siempre, sus originales–. Pero no quiero dejar de hacer un resumen reflexivo del de Francisco José Hernando: nos los merecemos quienes sí creemos en las instituciones y, sobre todo, en que la ley es la que ordena la vida democrática española y lo va a seguir haciendo.
Hernando, magistrado del TC desde el pasado enero, fue propuesto por el PP, que torpedeó la renovación legal del Constitucional hasta que se le admitiera, a pesar de los argumentos que lo impedían. Fue presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, son cargos simultáneos, sólo a propuesta del PP y, en virtud de la ley denostada para lo que les interesa, los desempeñó entre 2001 y 2008, es decir, también durante todo el primer mandato de Zapatero (anótenlo los descreídos). Bajo su égida, surgió la doctrina Parot –dudosamente constitucional, por mucho que sea emocionalmente satisfactoria–; mantuvo continuos enfrentamientos e interferencias con el gobierno, los inauguró con el Constitucional, al que acusó de querer convertirse en tribunal de últimísima instancia por disentir de alguna sentencia del Supremo, y desplantó al Congreso de los Diputados negándose a comparecer alegando su personal interpretación de la separación de poderes: la educada prudencia de los diputados evitó el enfrentamiento entre poderes.
No sabía –ignoro tanto...– que la ley del Embudo fuera parte del corpus iuris, pero así parece, al menos en el de Hernando, pues echa mano de ella en las peculiaridades de su voto particular. En este caso, la coalición abertzale trató de recusarlo, poniendo en duda su imparcialidad por haber votado en otras ocasiones contra otros intentos de legalización de organizaciones abertzales, siendo denegada la recusación por unanimidad del pleno del TC; ambas cosas, recurso y resolución, razonables, prima facie, pues desconozco los textos (no, ya se ve, los latinajos jurídicos). En su voto, Hernando acusa a la sentencia de revisar las pruebas por las que el Supremo había ilegalizado a la coalición, pero no dice una palabra de que el pleno también aceptó como prueba una transcripción que aportó la Guardia Civil horas antes de la convocatoria del pleno del “acta de una reunión de cuatro horas entre Eusko Alkartasuna y ETA en el año 2009”, que incautó “en la operación Halboka, realizada en febrero de 2010 contra los abogados de los presos de ETA” y que “hasta la fecha no había podido traducirlo, dado el ingente volumen de documentación que se incautó en esa operación”. Fue aceptada como prueba sin procedimiento contradictorio –audiencia a Eusko Alkartasuna, cuyo fundador y exlíder, Carlos Garaikoetxea, tuvo que expresar su desmentido e indignación por las emisoras de radio que lo acogieron–. Para mayor abundamiento, en su voto particular, Hernando califica de “prueba palmaria” de la subordinación de la coalición a ETA que hubieran tratado de recusarlo...
Por último, echa mano de un argumento que en otras ocasiones judiciales ha tenido éxito –de manera excesiva y causando indefensión, desde mi punto de vista–: la filiación abertzale, en unas ocasiones cercanas y en otras lejanas y unas veces muchos y otras veces menos, de los nombres que integran las lista de, en este caso, Bildu. ¿Qué pretenden, Hernando y los hernandos, que sean del PP?
Ah, este magistrado de tan boyante trayectoria con el PP no lo es de carrera sino en virtud del llamado Cuarto Turno, por el que “juristas de reconocida competencia” acceden a la judicatura, como también estableció esa ley Orgánica del Poder Judicial tan denostada para lo que les interesa...
Para echar el cierre, ¿leyeron/oyeron ustedes que alguien de los que el búnker denomina “paniaguados y terminales mediáticas del gobierno y del PSOE” –no de los interesados ni de los comulgantes, claro– dijera una palabra más alta que otra, no hablemos de insultos ni descalificaciones, de los nueve magistrados del Tribunal Supremo que rechazaron las listas de Bildu (y con ellas las de dos partidos legales y democráticos con los que iban coaligados)? Por supuesto que no, es una pregunta retórica.
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Subsección: Las Cansinas Andanzas del Cid SalteaDos.- Pero..., ¡chist!, que me se paren los pulsos, que habla Aznar (17/04): “¡Bildu es ETA!”, grita en Madrid a una congregación de convencidos con el fuste que el otro gritó: “¡Rusia es culpable!”. Que lo hubiera dicho antes, hombre, nos hubiéramos ahorrado el gasto (incluso el de la traducción del dekumento de ETA). Luego le pone deberes al dormitorio: “¡Lo primero que haremos será volver a echarlos!”, grita; la multitud, enardecida: “¡Vuelve, vuelve!”. Y una sonrisa taimada aparece en el rostro afilado de Esperanza Aguirre, una raposa cazadora al acecho, como calculando el espacio intercostal de la dirigencia del PP, la gallina, por dónde asestar la certera puñalada del cuchillo cachicuerno.
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Subsección: Las Increíbles Aventuras del Cid Sesteador.- A unos centenares de kilómetros, en el último cubil del malvado Herr Gürtel tras su gira triunfal por media España, todo el Camps es un clan. Y Rajoy –que venía de sacar pecho anticorrupción de las Baleares porque el candidato electoral del PP ha echado a los corruptos que han trincado policías y jueces y lo dice como si fuera un mérito y los expulsados de otro partido–, en la plaza de toros de Valencia, ante su resistencia a repartir con el Curita el incienso barroco que administró al mallorquín, tiene que oír la admonición del aseado: Oye, que “te hemos traído hasta aquí”, no se te olvide. “Vuelta al ruedo”, tituló La Razón (18/04), como muy bien podía haber dicho: “El toro fue indultado”... Toreado, le administra su bendición y Rajoy sale ungido por Camps, quien espera que cuando llame a la Moncloa, en breve, le responda un “español de verdad”.
Les juro por mis muertos –tantos, tan queridos– que pocas veces en mi vida me he alegrado tanto como en ésta de ser un español “de juguete”. Por mucha cuerda que se nos dé, haremos pipí, popó, vomitaremos, lloraremos..., pero nunca se nos oirá este lenguaje, peor: estos sentimientos casposos y franquistas.
Lo que es una pena es que Arriola le haya asignado a Rajoy el papel del poli bueno: “Tú, a hablar de economía”. Lo que nos perdemos. Además que qué sabrá de economía un poli por bueno que sea –“Estamos en una crisis de caballo (...) Vamos a estar fastidiaos una larga temporada”, precisó con desenvoltura técnica a Carles Francino (Hoy por hoy, Ser, 18/05)–. O sea, más-menos lo que un periodista, por malo que sea; sumar con los dedos o con calculadora. De manera que habla de economía..., pero de la de Zapatero; no se le ha oído decir una palabra, una idea, una medida suya. Más vale, porque cuando se sale del guión...: “Si en los seis primeros meses no me montan tres huelgas generales, no lo estaré haciendo bien”.
Viñeta de Peridis, en El País.
Viniendo de hacerse el paladín Anticorrupteitor de las Islas Pitiusas, no le debió hacer mucha gracia recalar en Valencia. Pero también le tienen estrictamente vigilada la agenda de viajes. No sea que le pase como en 2009, cuando se fue a hacer campaña electoral a un barco, el atunero Moropa, del clan de narcotraficantes gallegos Os Caneos de Cambados. Su jefe, Daniel Baúlo Carballo, considerado por la policía como “el traficante más importante a nivel nacional”, no pudo hacerle los honores: 17 años y medio de condena lo retenían en la cárcel.
Lo publicó el Xornal de Galicia, entonces dirigido por José Luis Gómez, quien, a continuación de publicar la exclusiva, fue relevado por un fulminante “mutuo acuerdo” con la propiedad de la empresa, la constructora San José.
Rajoy, un lobo de mar en dudosa campaña y compañía.
Foto del Xornal de Galicia.
Galicia Confidencial contó que Mariano Rajoy “montó en cólera” y llamó a Jacinto Rey propietario de la constructora San José, y del Xornal de Galicia: “Según fuentes consultadas, Rajoy sugirió que presidirá el Gobierno en breve, lo que significa tener el poder para continuar adjudicando, o no, las obras públicas a las principales empresas españolas, entre ellas, por supuesto, la constructora San José”.
Y Rosa María Artal lo cuenta todo en su magnífico blog El Periscopio (“Cesa el periodista que descubrió a Rajoy en el barco de un narcotraficante”, 03/04), donde concluye: “Es decir, Rajoy se sube al barco de conocidos narcotraficantes como prueba la fotografía. Y no pasa nada, no tiene repercusiones. Salvo para el periodista que decidió publicarla y que, casualmente, firma un ‘mutuo acuerdo’ de despido inmediatamente después de la exclusiva. Ya no vivimos tiempos de tapar lo que no conviene que se sepa”.
El PP gallego, ante la fotografía con el salvavidas rotulado Moropa, tuvo la gallardía de confirmar la singladura de Rajoy, pero lo excusó, pues, se trató de “un acto ‘improvisado’, sin saber a quién pertenecía” el barco, dijeron, pero sin preguntas: ¿tampoco lo sabía quién lo organizó o es que el organizador era del clan narco? Cuánto cuento...).
Pues eso, como Rajoy es distraidiño, Arriola le controla hasta dónde ha de meter la pata. Aunque a veces, cuando no tiene guión –o no lo entiende: la entrevista en Veo 7 (02/11)– y tiene que hablar, deja páginas impagables para la posteridad: la visita electoral de Rajoy a Canarias de la que informó El País (10/05), fue recogida por Libertad Digital, que la calificó cariñosamente de “aterradora” y la glosó: “Llegó ‘ya muy agotado’ y ‘arrancó así: ¿Bueno, a qué he venido yo hoy?’. Qué susto, ¿verdad? Qué cabecita. Con tanto viaje y el jet lag, pasan esas cosas. Pero lo terrorífico vino después. ‘Porque lo que pienso todo el mundo lo sabe. Bueno, vengo a pedir el voto’”.
Como la citada entrevista de Carles Francino, quizá la entrevista con mayor número de titubeos por minuto cuadrado de la fonoteca democrática. Y aunque impecablemente educada, como no podía ser e otra manera, estaba claro que no se trataba de un ejercicio de cortesía como la que le hizo Pedro J. Ramírez en la de Veo 7 y que, al revés que ésta, estaba fuera de guión. De manera que casi eran más convincentes los titubeos que las respuestas: “Yo creo que es un hombre honrado, tengo buena opinión de Camps y no me creo que nadie se venda por tres trajes”. A estas alturas, ¿todavía no se ha enterado Rajoy que la imputación es por “doce trajes, cuatro americanas, cinco pares de zapatos y cuatro corbatas”? Sí se ha enterado, pero no quiere asumirlo, porque, aunque es posible que no cambie el fondo del asunto, seguro que no se ve diciendo: “No me creo que nadie se venda por doce trajes, cuatro americanas, cinco pares de zapatos y cuatro corbatas”... La escasa credibilidad que transmite con lo de los “tres tristes trajes” se dividiría por cuatro.
Cuando Francino le dio la oportunidad de que se reivindicara como político centrista que dice ser, y a su partido, y de esa manera sustentar sus absurdas y repetidas peticiones de voto a todos los españoles incluidos los votantes del PSOE, el titubeante líder del PP no quiso desautorizar las declaraciones de tinte xenófobo de Xavier García Albiol. Ni cuando le preguntó sobre las acusaciones inmorales de Jaime Mayor Oreja sobre las imaginarias connivencias entre el gobierno y ETA; nervioso, ha dicho que él no estaba para comentar lo que dijeran otros: “¿Por qué no hablamos de lo que interesa a la gente? Yo hablo de economía”, recordaba su papel, que el de polis malos corresponde a la interminable plantilla de “los otros”.
Pero tampoco en este rubro ha querido profundizar, más que en lo del “caballo” y los “fastidiaos”, pues cuando Francino le preguntó por el presidente de la Diputación de Orense, el estrafalario José Luis Baltar, que repartió 3.000 euros en un mitin (16/05), un Rajoy incómodo respondió: “No tengo ni idea..., algo me contaron... Eso no va en mi programa”.
Y en otro tema de economía, tampoco quiso lucirse. Acumulaba medidas alabanzas sobre Camps, cuando Francino le preguntó si sabe si ha “habido financiación ilegal en el PP valenciano en relación a la trama Gürtel”: “No lo sé... Que yo sepa..., no” (“Rajoy: ‘Camps ha hecho una muy buena labor como presidente de la Generalitat’”, 18/05).
Nada menos que todo un líder. Autor de la inolvidable formulación en una sola frase, además: corta, que resume el espíritu de tolerancia con los adversarios políticos y el espíritu de sacrificio por la españolidad que le rebosa por las comisuras y las gaviotas: “Colaborar es que el gobierno nos haga caso” (13/02). Óle...
Parece una pesadilla: el día 23 de mayo, Rajoy seguía ahí...
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Subsección ¿Quién Documenta las Campañas al PSOE?.- En la campaña de las generales de 2008, Zapatero podía presumir de los brillantísimos números de la economía española, pues la crisis sólo enseñaba los dientes y nadie, salvo el llamado Doctor Catástrofe, el profesor de economía de la universidad de Nueva York Nouriel Roubini, quien predijo la crisis en 2006 entre carcajadas de sus colegas, y de algunos otros iluminados, todos creían que 2008 sería otro año de vacas gordas, incluso de récord en la larga fase de crecimiento de la economía mundial.
Hay un dato poco conocido y que el gobierno de ZP también debe ignorar, pues si no hubiera hecho más uso de él. El respetable semanario The Economist dispone de un panel de expertos listísimos –varios premios Nobel de economía entre ellos– que cada diciembre publican su panel de previsiones para el siguiente año. ¿Qué decían el diciembre de 2007? Pues eso: que el crecimiento en 2008 asombraría al mundo. Luego pasó lo que pasó y el PP –al que todavía le escuece el revolcón que le dio Pedro Solbes a Manuel Pizarro (21/02/2008), que tampoco tenía ni idea de lo que se avecinaba–, ha permitido al PP acusar a Zapatero de los males económicos de este mundo (no sé si Rouco añade también los del otro...) y, posteriormente, lucirse con las exposiciones científicas que hemos visto de Rajoy.
Ahora quiero añadir las de Aznar, quien, con más estudios que Rajoy, lo de los “caballos y los fastidiaos” le parece como que no profundiza del todo en el asunto... De modo que el otro día, en un mitin en Cuenca en apoyo de María Dolores de Cospedal en su candidatura a la presidencia de Castilla-La Mancha, abrió la boca cuando estaba en el estrado y por ahí le entró la sabiduría y la inspiración. Y como lo ha oído decir tantas veces a tantos de los suyos, se lo ha creído y acusó al presidente del Gobierno de “haberse fundido el país más próspero y rico de la historia de España y prolongar una agonía”, comparándolo “con Castro y Chávez” (14/05). Obsérvese, quien quiera progresar en modales y educación, la reciedumbre de macarra hispánico –de los “de verdad”, naturalmente– que condensa en sólo dos palabras: ese “haberse fundido” no está al alcance de cualquiera.
Pues bien, si quienes programan y planean los temas de campaña o proponen argumentos para contestar a los de los adversarios –un equipo que, por los resultados, no existe, es escaso o no da un palo al agua– podía haber esgrimido, contra los continuos insultos y descalificaciones del PP sencillamente con los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), por ser estadística, sólo las cabezas enfermas pueden tildarlos de partidarios del PSOE.
Además, a Aznar le vienen como anillo al morro.
En 1996 –Año Inaugural del Aznarato–, el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), que elabora el PNUD combinando economía con longevidad, educación, salud, nivel de vida, etcétera..., situaba a España en el 10º lugar, por encima de Australia, Reino Unido, Suiza... En la escala del cero al uno que utiliza, la puntuación de España era de 0’933. En sólo seis años, los gobiernos del PP aznarino consiguieron este país que bajara de ese 10º puesto del ranking de bienestar al 21º, según el PNUD de 2002.
El informe correspondiente a 2010 otorga a España la posición 20ª de los 169 países para los que se disponen datos comparables. El IDH de OCDE como región ha pasado del 0.723 de 1980 al 0.853 de la actualidad, que sitúa a España por encima de la media regional.
Más: en 1996 España ocupaba el 9º lugar en gasto social de la UE-15; seis años después, el PP nos había colocado en el 15º... Ahora estamos en el 13º. No obstante, por debajo del que habría que hacer: “El PIB per cápita de España es ya el 94% del promedio de la UE-15 y, en cambio, el gasto público social por habitante es sólo un 74% del promedio de la UE-15. Lo que esto quiere decir es que España se gasta 66.000 millones de euros menos de lo que le corresponde por el nivel de riqueza que tiene” (datos de Vicenç Navarro, catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y director del Observatorio Social de España).
Aznar, Rajoy, ¿por qué no os calláis?
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Subsección Para Postre: un Chiste con Sotana.- La Iglesia católica, mejor dicho, su cúpula es partidaria de votar a la derecha. Es lógico, aunque fuera Felipe González quien les construyó ese pastiche espantoso llamado catedral de la Almudena en Madrid y Zapatero el que les ha subido los dineros. Pero ella, la congregación obispal, sabe que son gestos de condenados que esperan engañar así las llamas eternas. En cambio, los otros, los “españoles de verdad” lo son para toda la vida, lógicamente, aunque ser “de verdad” no los exime que a veces se comporten como si fueran “de juguete”.
Pero el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, está bragado y sabe manejar asuntos espinosos, como éste del voto. Véase en su resolución del asunto de Lumen Dei su capacidad: ésta es una organización tipo Legionarios de Cristo, Neoatecumenales, Soldalicio, Carismáticos, Legión de María y todas ésas que han proliferado –me parece a mí, que no gasto de eso, que envidiosas del éxito y poder del Opus Dei– hasta dar la sensación de haber convertido la Iglesia en un catálogo de pueblos y tribus sacadas del Señor de los Anillos –que también ignoro, pero, vamos, por lo que oye uno–. Pues bien, algo pasó con Lumen Dei que el Vaticano decidió hacer lo mismo que con la del desalmado Marcial Maciel, la de los Legionarios de Cristo. Lumen Dei fue fundada en Cuzco (Perú) por el jesuita asturiano Rodrigo Molina, una asociación de laicos y sacerdotes inspirada en las enseñanzas del concilio Vaticano. Fallecido Molina en 2002, la organización siguió un rumbo raro, también acusada de abusos sexuales y malversación de fondos, que aconsejó al Vaticano destituir a todos los dirigentes y nombrar comisario al obispo Fernando Sebastián, como habían hecho con los Legionarios. A éste le hicieron la vida tan imposible que acabó dimitiendo del encargo y el Vaticano nombró a nuestro héroe, el arzobispo Jesús Sanz. Quien resolvió el follón en dos patadas: por lo visto, los abusos eran calumnias –me suena...– y los dineros malversados era que se habían cambiado de sitio, pero que volverían. No exagero: quien quiera ilustrarse, la Red está llena de webs y blogs llenos de insultos, amenazas, dimes y diretes sobre este caso.
Pues bien, Sanz, en cumplimiento de sus ineludibles deberes pastorales ha pedido el voto de los ciudadanos asturianos para quienes “defienden la vida en todas sus fases, la maternidad y los retos de la familia” (en su carta semanal del 11/05), ya saben ustedes a quienes nos referimos, Sanz y la jerarquía.
Pero la vida se lo ha puesto difícil tanto al arzobispo como a los votantes. Descartada la izquierda por no defender “la vida en todas sus fases” (el aborto), queda la derecha. Pero, además de que el PP tampoco hizo esa defensa en sus ocho años de gobierno, ahora encima no cumplen las otras condiciones: la candidata del PP a la presidencia del Principado, Isabel Pérez-Espinosa, es divorciada y leo que casada en segundas nupcias y el candidato de la derecha disidente Álvarez Cascos, del Foro Asturias, es reincidente y va por sus terceras nupcias. O sea que si no se les convalida como méritos de su fe en la familia por encima de las amarguras de la vida, la derecha asturiana no tendrá más remedio que votar por el propio Sanz...
Pero algo empieza a cambiar: lean el foro de la página de La Voz de Asturias que da la noticia (“El arzobispo Jesús Sanz pide el voto para quienes defienden ‘la vida, la maternidad y los retos de la familia’”,, 11/05). Me llama la atención que no haya un solo comentario disidente; escojo el más..., el menos visceral: “La religión fuera de la política, se están metiendo donde no le llaman. Que aquí hay democracia, no una dictadura misogena [sic] como en el Vaticano” (Ovieu, 11.05.2011-20:11h)...
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Bueno, me voy, que me van a pillar las elecciones escribiendo sobre las próximas elecciones... Meto en el tintero todas las gracias recogidas, también las desgracias, pero que nadie suspire de alivio: ahí están, ya saldrán del armario si no se pudren.
Y eso sí, esperemos que, sean cuales sean los resultados electorales del 22-My, el gobierno –o sea, la democracia– y ZP aguanten el segundo golpe, mejor dicho: la segunda parte del golpe y no convoquen elecciones hasta que toque: la primavera del próximo año.
Nos lo debe el que nos ha fallado. Y si en el entretanto palma(n) el(los) pretendiente(s), qué se le va a hacer: mala suerte. Otra vez, en otra vida, será.
Ventanilla de Reclamaciones: Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla .


escrito por Ignacio Fontes de Garnica, junio 28, 2011

escrito por O. Colis, junio 25, 2011